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“Black Book”: Lecciones de sobrevivencia para Melisandra

La película es desenfadada y sensual, franca a la hora de retratar el sexo y la violencia. A pesar de su impudicia y negrísimo sentido del humor

     

“Black Book”
(Zwartboek)
Dirección: Paul Verhooeven
Duración: 2 horas, 25 minutos aproximadamente.
Clasificación:* * * * (Muy buena)
* Disponible en Netflix

Después de 20 años en Hollywood, el director Paul Verhoeven regresó a su Holanda natal habiendo probado las mieles del éxito y la hiel del fracaso taquillero. Orgullosamente sensacionalista, explotó el morbo por la violencia  con «Robocop» (1997), y escandalizó con la franca sexualidad de “Basic Instinc” (1992). A pesar del éxito de taquilla  de «Starship Troopers» (1997), su credibilidad nunca se repuso a la debacle de “Showgirls” (1995) – que ahora es re evaluada por algunos críticos como una especie de joya incomprendida-. Este año, vuelve a escandalizar con “Elle”, una película de suspenso sobre una mujer (interpretada por la gran actriz francesa Isabelle Huppert) que reacciona de maneras inesperadas después de sufrir una violación.

“Black Book” (2006) es la primera película que produjo después de aventura americana, y finalmente podemos verla en Nicaragua gracias a su inclusión en Netflix. Es un vertiginoso thriller que funde el afán de entretener con cierto escepticismo por la naturaleza humana. Se escenifica en uno de los teatros menos explorados de la II Guerra Mundial: la Holanda ocupada por los nazis, en el ocaso del III Reich.

Rachel (Carice van Hauten) es una joven judía, refugiada en la granja de unos católicos poco tolerantes. Un día, una bomba destruye la casa mientras ella toma sol y coquetea en un muelle cercano con un apuesto marinero. En su tocadiscos portátil, suena una canción en inglés, prohibida por los nazis. No será la primera que se deje llevar por la búsqueda del placer, como acto de rebelión ante la brutalidad de la guerra.

Revelar los giros de la trama sería un crimen, pero puedo decirte, sin comprometer el factor sorpresa, que Rachel se suma a las filas de la resistencia. Con tinte rubio en el cabello y en el vello púbico, se transforma en Ellis de Vries, una cantante de cabaret que seduce al militar nazi Ludwig Müntze (Sebastian Koch).  “¡Eres Matha Hari y Greta Garbo!”, le dice con admiración Ronnie. Pero nada es lo que parece ser. Cualquier idea romántica que pueda tener la pureza de cualquier movimiento político o institución, quedara diezmada por las traiciones que florecen donde menos lo espera. La única constante es la capacidad de nuestra heroína para mantenerse con vida.

El guión de Verhoeven y Gerard Soeteman enmarca la saga como un recuerdo. La primera vez que vemos a Rachel, trabaja como profesora en un kibbutz de Israel, en 1956. Ahí, la reconoce una turista, Ronnie (Halina Reijn), amiga suya durante la ocupación.

La maestra y la flamante esposa del reverendo comparten una sonrisa llena de complicidad, que se verá explicada por las aventuras que las unen. Entonces, sabemos que Rachel sale con vida de su aventura, pero eso no disminuye el suspenso. Ella es el doble de la audiencia, atestiguando cuán maleable es la moralidad del ser humano. Es como si los tiempos de guerra dieran carta blanca para desatar los peores instintos. Véase el anti semitismo latente entre los guerreros de la resistencia, o el carácter punitivo con que el catolicismo se proyecta sobre Rachel/Ellis, no una, sino dos veces – y la segunda, más grotesca que la primera.

La película es desenfadada y sensual, franca a la hora de retratar el sexo y la violencia. A pesar de su impudicia y negrísimo sentido del humor, Verhoeven cuenta una historia eminentemente moral. Distingue entre el afán de sobrevivencia de la codicia perversa.  Los vertiginosos giros de la trama no funcionarían si no estuvieran anclados en personajes de humanidad reconocible.

Carice van Hauten ofrece el tipo de actuación que automáticamente convierte a una desconocida en una estrella. Es muy probable que esta interpretación la haya puesto en la mira de los productores de “Juego de Tronos”, la popular serie de HBO donde interpreta a Melisandra, “la hechicera roja”, capaz de doblegar reyes e invocar espíritus siniestros. Y no es la única veterana de “Black Book” haciendo de las suyas en Westeros. Michiel Huisman, mejor conocido como el guerrero Daario Naharis, tiene un pequeño papel. Pero no puede competir con Sebastian Koch,  el atormentado escrito bajo vigilancia en “La Vida de los Otros”. Es el digno interés romántico de Rachel/Ellis. Lástima que sea un nazi. No lo veo retirándose a un kibbutz.

Black Book

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