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De cuando te toca

Comer en la calle

Para mantenernos sanos escoger con prudencia la comida que nos toca comer en la calle es fundamental. Aquí cinco consejos

     

Admitámoslo todos juntos, tomados de la mano: a veces, por más que queramos cocinarnos nuestra comidita en la casa, nos toca comer en la calle.

En mi nota anterior reflexioné acerca de lo retador que es insertar la cocina en la rutina diaria, especialmente si tenés un estilo de vida de “late millenial”, como yo: muchas horas de trabajo –posiblemente sedentario– agendas inestables y mejor paro de contar que se me quitan las ganas de escribir.

Este reto te fuerza a ceder a las tentaciones de los restaurantes más que de vez en cuando y es aquí donde, si queremos mantenernos sanitos (peso, valores en sangre, presión arterial, etc.) escoger correctamente la comida de la calle es fundamental.

Pero, ¿qué es una elección “correcta”? Mi opinión es que no siempre se trata de una ensalada con pollo (¡yak!). Para ello, reúno acá algunos criterios que te pueden servir:

1. Mientras más parecido a la casa, mejor: Buscá restaurantes tipo buffet casero, cafetería, almuercería o el pequeño negocio de alguna señora del barrio a los lugares de comida rápida. Pensá en lo que te cocinarías y buscá una correspondencia lo más cercana posible. ¿Tal vez un plato con arroz, frijolitos, ensalada y una carnita? Hmmmm… ¡Hay muchos lugares donde podés ordenar cosas así!

2. Ingredientes frescos: Ubicá lugares donde podás tener en tu plato una porción decente de ingredientes frescos, como una ensalada, por ejemplo. Si es una de esas populares “sandwicherías” de cadena, elegí la mayor cantidad de vegetales posibles, acompañamientos de ensalada y extras, de ser necesario.

3. OJO con los empacados del “súper”: Las comidas listas para calentarse que venden en algunos supermercados pueden venir en porciones muy grandes o llenos de grasas como la margarina, que no te hacen nada bien. Leé con atención las etiquetas y devolvete al criterio 1 para hacer una mejor elección, y al 2 para que no olvidés echar una ensalada en el carrito.

4. Si comida rápida es lo que hay: Ni modo. Acá no tengo nada para aconsejarte. Date tu gusto pero que esta conveniencia no se haga un hábito. No solo te hace daño comer con mucha frecuencia los altos niveles de sal (sodio), grasas, colorantes, preservantes y otros químicos y la escasez de vegetales. En este gremio, si tenés cómo elegir, las mencionadas “sandwicherías” de cadena, los “salad bars” y hasta algunos lugares de comida “mexicanizada” te pueden resolver mejor que la tradicional hamburguesa con papas.

5. Cuidado con el azúcar: En cualquiera de los escenarios, acostumbrate a tomar agua con la comida, o bien, bebidas sin azúcar naturales. Y no, las gaseosas no tienen calorías, pero igual son un alimento procesado con altas cantidades de sodio, así que ojo.

¿Qué lugares recomendarías que llenen estos criterios? ¡Contame! Recordá que vivo en Costa Rica y quisiera tener una mejor visión de lo que ven ustedes por allá, en la hermana Nicaragua 🙂

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