Cultura
Arqueólogos excavan el Santo Sepulcro donde según la tradición fue enterrado Jesús, para buscar evidencia científica de su sepultura
La tumba de Jesucristo ha quedado al descubierto por primera vez en cinco siglos. Recientes investigaciones buscan verificar si en realidad esa fosa fue su última morada, porque hasta ahora no se ha obtenido evidencia científica de esto. La tradición de venerar ese lugar nació gracias a las excavaciones realizadas por representantes del emperador romano Constantino en el año 326, donde se supone encontraron el sepulcro de Jesús de Nazaret.
Antonia Moropoulou, una experta de la Universidad Técnica Nacional de Atenas junto a un grupo de arqueólogos de la revista National Geographic, son quienes están llevando a cabo esta investigación. Hasta ahora lo que han encontrado son materiales de relleno situados bajo un revestimiento de mármol.
El arqueólogo de National Geographic, Fredrik Hiebert, explicó que todavía no pueden dar ningún veredicto y que se realizarán pruebas científicas para poder analizar la superficie original, donde según la tradición pusieron el cuerpo de Cristo.
Monseñor Silvio Báez, obispo auxiliar de Managua, cree que estas investigaciones no deben afectar a la Iglesia Católica, porque están basadas en hechos que no han podido ser verificados, ya que nadie sabe dónde está la verdadera tumba de Jesús. Además dijo que la Resurrección es un misterio de fe para todos los cristianos y no está sujeta a ninguna prueba.
El sepulcro está rodeado por un edículo, es decir un templo diminuto construido entre 1809 y 1810, para proteger el lecho mortuorio de los visitantes.
Según la Biblia, Jesús fue enterrado en una tumba que pertenecía a José de Arimatea, un judío que tenía dinero y seguía las enseñanzas del Nazareno. Los arqueólogos a lo largo de la historia han tratado de encontrar la verdadera tumba, que de acuerdo a las tradiciones que tenían los judíos para enterrar a sus muertos, debía estar compuesta de una o más cámaras mortuorias, con aberturas largas excavadas en las paredes, según Jodi Magness, arqueóloga de National Geographic.
De acuerdo a los evangelios, Jesús fue sepultado fuera de la ciudad, específicamente en un lugar cerca del sitio donde lo crucificaron en el Gólgota o “Lugar de Calavera”, aunque años después de su sepultura, la ciudad de Jerusalén se extendió, por lo que la tumba quedó dentro del perímetro de la ciudad.
Bianca Hernández es una nicaraguense de 19 años que desde hace dos años no cree en la existencia de Dios. Esta estudiante de Comunicación considera que la sociedad nos impone un Dios geográfico, “si hubiese nacido en Asia, Buda sería mi Dios”, dice la joven.
Por lo que las excavaciones de la tumba le parecen una gran idea, ya que si encuentran restos de huesos, la Iglesia y los evangelios entrarían en contradicciones, eso reafirmaría su creencia de la no existencia de un Dios, asevera.
Azucena Guillén de 54 años, tiene ocho años de congregarse en la parroquia Santa Gema. Ella cree que estas excavaciones no tienen validez, porque los científicos no van a encontrar nada de cenizas o huesos, ya que Jesús resucitó al tercer día, como dice la Biblia. Sin embargo, considera que pueden aparecer evidencias de sangre y que en este caso ella no dudaría que es Jesús que está mostrándonos algo.
Virginia Tejada de 19 años, nació y creció en la religión católica. Ella piensa que con las excavaciones no van a encontrar nada y además considera que la fe y la razón siempre deberían estar separadas.
Las investigaciones de la Universidad Politécnica Nacional de Atenas y de National Geographic, seguirán por al menos cinco meses para limpiar y documentar el santuario, posteriormente pasarán durante años estudiando las evidencias.