Cultura

Literatura hecha cine

Las claves para adaptar una novela al cine
De izquierda a derecha: Juan Carlos Ampié, Leonardo Padura, Rodrigo Rey Rosa y Eduardo Sacheri | Carlos Herrera | Niú

Tres escritores comentaron en un conversatorio de Centroamérica Cuenta cómo es el proceso de adaptar sus propias novelas al cine

Los escritores Eduardo Sacheri (Argentina), Leonardo Padura (Cuba) y Rodrigo Rey Rosa (Guatemala), conversaron este miércoles junto al crítico de cine Juan Carlos Ampié, sobre la hermandad que tiene el cine y la literatura y cómo ha sido el proceso de adaptar sus obras a la gran pantalla.

Los procesos de adaptación en el cine industrializado consisten en la compra de los derechos de una novela y luego en la adjudicación de esta a un guionista. Sin embargo, estos tres escritores  fueron los responsables de adaptar sus novelas, explicó Ampié durante la charla. 

Leonardo Padura es especialmente conocido por la serie policíaca del detective Mario Conde, cuya adaptación toma el nombre “Vientos de la Habana”. Él fue el responsable de estar detrás del guion en la versión cinematográfica de su libro.

Los retos de transmutar una obra

Uno de las principales retos que remarcó Padura fue “la carnicería” que se debe hacer para adecuar la esencia de la obra a este formato totalmente atípico al libro.

A la derecha Leonardo Padura hablando de su experiencia como escritor | Carlos Herrera | Niú

“Es un salto mortal el que se da de la literatura al cine cuando suceden este tipo de adaptaciones”, afirmó el escritor.

Padura pasó 15 años en diálogo con productores para llevar a cabo esta adaptación. Fue hasta en 2016 que pudo ver al detective Mario Conde encarnado por el actor Jorge Perugorría.

La obra de Eduardo Sacheri también tiene una particularidad. “El secreto de sus ojos” fue adaptada dos veces. La primera vez estuvo a cargo de una producción argentina y el mismo Sacheri trabajó en el guion. Esta cinta ganó en 2010 el Óscar a “Mejor película extranjera” y fue aclamada por la crítica. Luego salió a la gran pantalla una versión estadounidense en la cual su autor no estuvo involucrado.

Para Sacheri, la versión argentina sí cuenta con elementos que se relacionan con la esencia de su libro. “También hay un conjunto de cambios, a veces debido a las modificaciones del lenguaje narrativo al visual. Son cambios que tienen que ver con el director, porque el director es un lector que interpreta, elige y prefiere”, comentó el escritor.

La versión estadounidense de “El secreto de sus ojos” carece de injerencias por parte de su autor, debido a que los derechos de la obra fueron vendidos. “Ese producto final me genera perplejidad porque hay unos cambios profundísimos en la estructura. Hay una extrañísima fusión de personajes y por otro lado hay algunos diálogos que son exactos a los que escribí para la versión argentina. Es una cosa oscilante entre cercanías y lejanías”, manifestó Sacheri.

Rodrigo Rey Rosa (derecha) y Eduardo Sacheri (izquierda) | Carlos Herrera | Niú

Según él, el reto de traspasar la literatura al cine radica en lograr transmutar la esencia que tiene cada libro y que caracteriza a la trama y a los personas.

El proceso de adaptación

Los procesos de adaptación para estos tres escritores suelen ser muy creativos. Apuntaron que a veces se debe maniobrar una obra literaria desde distintos ángulos e incluso crear por completo otra historia. Tal fue el caso de “Regreso a Ítaca”, que nació de un episodio del libro “La novela de mi vida” de Leonardo Padura.

Rodrigo Rey Rosa, a diferencia de Padura y Sacheri prefiere atender las adaptaciones de sus obras con ayuda de un guionista especializado, debido a que le resulta un trabajo cansado y lleno de dificultad.

Rey Rosa también ha dirigido películas de sus propias obras como “Lo que soñó Sebastián”, con un guión escrito junto a Robert Fitterman.

Algunos de los grandes ejemplos de adaptaciones basadas en obras literarias, según estos tres escritores son: “El cartero de Neruda”, novela de Antonio Skármeta, dirigida por Michael Radford; “El Padrino”, de Mario Puzo bajo la dirección de Francis Ford Coppola y  “La naranja mecánica”, de Anthony Burgess, llevada a la gran pantalla por Stanley Kubrick.

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