En pantalla

“The Crown” reina en Netflix: jamás viste así a la monarquía

“The Crown”, más que una biografía convencional, es el retrato de una institución

     

The Crown (La Corona)
Creador: Peter Morgan
Temporada 1: 10 episodios
Clasificación: * * * * (Muy Buena)
Disponible en Netflix

El dramaturgo Peter Morgan es un experto en observar a los poderosos. Sus personajes gozan del privilegio, pero también son seres humanos bajo presión extraordinaria. Eso es materia prima ideal para el drama. Lo conocemos principalmente por una trilogía de películas, centrada alrededor de Tony Blair, que incluye a “The Queen” (Stephen Frears, 2006). Ahora, Morgan es la principal fuerza creativa detrás de “The Crown”, la nueva serie de alto perfil de Netflix. Más que una biografía convencional, estamos ante el retrato de una institución.

Isabel (Claire Foy) es la protagonista putativa, pero el foco de atención se expande a una decena de personajes. La acción arranca en el “presente” de 1952, cuando el rey Jorge VI (Jared Harris) es motivado por su salud quebrantada a preparar a su primogénita para asumir el trono. Flashbacks a 1936 introducen a su hermano, David (Alex Jennings), en el momento en que decide abdicar para casarse con la divorciada norteamericana Wallis Simpson.

No es el único escándalo que veremos. La princesa Margaret (Vanessa Kirby) tiene un romance furtivo con Peter Townsend (Ben Miles), secretario personal de su padre. Mientras tanto, un envejecido Winston Churchill (John Lithgow) lucha por demostrar que todavía puede ser un Primer Ministro de consecuencia.

Después de ver los primeros cinco capítulos – la mitad de la serie – puedo decirte que Morgan y sus colaboradores han encontrado un balance entre el melodrama y la antropología.

“La Corona” no es una almibarada apología de la monarquía. Porque existe, es una institución digna de análisis y observación. Desestímela a su propio riesgo. Morgan retrata los devaneos amorosos de sus miembros, también se preocupa por mostrar su lado oscuro.

El capítulo cuatro, “Act of God”, nos ubica en una crisis ambiental que socaba el status de Churchill. Desde el punto de vista de su secretaria, Venetia Scott (Kate Phillips), vemos cómo es la vida fuera de los corrillos del poder, y cómo la desidia de los gobernantes le pasa la cuenta a los gobernados.

El episodio abre con los hermosos cielos despejados que el disipado consorte Phillip (Matt Philips), duque de Edimburgo, surca para llenar sus días vacíos. Es un brutal contraste visual con la niebla tóxica que en poco días envuelve a la ciudad. Al final del episodio, un texto nos informa del escalofriante saldo mortal de la crisis.

En sus mejores momentos, “The Crown” tiene la expresividad visual de una película. Tome nota de cómo el reporte barométrico que vaticina la crisis ambiental pasa de mano en mano, en una sola toma, a través de la cadena de mando burocrática en la oficina de la agencia meteorológica.

Morgan y sus directores se preocupan por registrar cómo funcionan estos sistemas institucionales, llenos de engranajes, cómo el mecanismo que hace descender los ataúdes reales a sus sepulcros. La sutileza de su mirada, a la hora de observar la conducta humana, aprovecha al máximo al excelente reparto.

“You don’t think I would have preferred to grow up out of the spotlight?”⠀ – Queen Elizabeth II. #TheCrown

Un vídeo publicado por The Crown (@thecrownnetflix) el

La primera vez que Isabel, ya reina, encuentra a su madre y hermana, es en una reunión para ultimar detalles sobre el funeral de su padre. Las mujeres la saludan sumariamente, pero inmediatamente registran el cambio de status. La abrupta y breve reverencia que ejecutan es respondida por una sonrisa ensimismada, entre divertida y confundida. La serie está llena de momentos así, triviales, pero cargados de significado.

Morgan balancea las realidades de la época con la sensibilidad contemporánea. Cuando el rey manda a Isabel y su flamante marido en una gira oficial por los territorios de la mancomunidad británica, es de esperarse algo de exotismo alienante.

Pero también se evidencia la brutalidad del colonialismo. Al ser recibidos en Kenya, Phillip comenta con sorna sobre el tocado de un rey tribal, su propia corona. El editor registra en un corte la reacción de disgusto en el rostro del monarca tribal ante la condescendiente humillación. El encuentro matiza la actitud del consorte real, y la institución que representa.

“¡La Corona siempre gana!” exclama la Reina María (Eileen Atkins) cuando adoctrina a su nieta. Y vaya que tiene razón. Morgan y su principal aliado, Stephen Daldry (productor ejecutivo, director de los primeros dos episodios), muestran cómo eso es posible. Arrolla todo a su paso, y cuando tiene que cambiar, lo hace en la menor escala posible. Puede amarla o odiarla, pero en “The Crown” se convierte en un buen espectáculo.

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