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Estas son las historias de tres niñas activistas en Nicaragua. Marlin en Chinandega, Marely en Madriz y Brisa en el Caribe nicaragüense. Estos son sus sueños y retos
Región del Pacífico | Marlin Martínez: «El miedo es nuestra mayor limitante»
Marlin Martínez vive en El Manantial, una comunidad a 30 kilómetros de Chinandega. En El Manantial no hay agua potable, ni energía eléctrica. La escuela y el centro de salud quedan a kilómetros de distancia y para llegar al poblado, deben recorrer trochas solitarias rodeadas de cañas. Las niñas temen ser violadas en las veredas. Marlin vive en una zona donde las adolescentes son madres o jornaleras en las bananeras o cañaverales. Marlin quiere ir a la universidad, pero no puede. Conocé aquí su historia.
Región Central | Marely Figueroa: «Es duro ser niña en el campo, pero no es impedimento»
Marely Albir tiene 16 años y vive en la comunidad rural Mansico, en el cerro Topesomcto de Somoto, en el departamento de Madriz, a más de 231 kilómetros de Managua. Cursa el cuarto año de secundaria y es activista por los derechos de la niñez en su comunidad. En Mansico la escasez de agua y los embarazos adolescentes predominan la zona. Sin embargo, hay más niñas como Marely que buscan cambiar su realidad con educación. Leé sus historias aquí.
Región del Caribe | Brisa Bucardo: «Le doy una voz a las niñas invisibles para la sociedad»
Hace un año publicamos la historia de Brisa, una joven activista miskita que lucha por los derechos de las niñas en las zonas rurales en la región del Caribe nicaragüense. Tiene 17 años y desde los 11 comenzó a participar en la campaña de Plan Internacional “Por Ser Niña”, donde aprendió acerca de zonas y situaciones de riesgo para las niñas, autoestima, liderazgo, autocuido, violencia e incidencia política. Leé más sobre ella aquí.