En pantalla

Suburbicon: Bienvenidos al paraíso

George Clooney vuelve a la silla del director para darle vida a un guion de los hermanos Joel y Ethan Coen. Clooney no es extraño a este universo particular

     

George Clooney vuelve a la silla del director para darle vida a un guion de los hermanos Joel y Ethan Coen. Clooney no es extraño a este universo particular: ha protagonizado para ellos “Oh Brother, Where Art Thou?” (2000), “Intolerable Cruelty” (2004) y “Burn after Reading” (2008). También tuvo un pequeño, pero sustancial papel en “Hail, Caesar!” (2016). Pero toda esa experiencia no se traduce en inspiración detrás de la cámara.

“Suburbicon” es un desarrollo habitacional suburbano, uno de tantos que florecieron en Estados Unidos después de la II Guerra Mundial, definiendo “el sueño americano” en la segunda mitad del siglo XX. Pero algo perturba la paz de este bastión de la clase media: una familia de raza negra acaba de mudarse. La imperturbable señora Meyers (Karimah Westbrook) resiste con estoicismo los despliegues racistas de sus vecinos, mientras escalan en tono y violencia. El único gesto amable que experimenta, sucede cuando la vecina de atrás, Margaret (Julianne Moore), empuja a su sobrino Nicky (Noah Jupe) para que juegue con el niño de los Meyers.

El conflicto racial queda relegado a subtexto, cuando la trama propiamente dicha entra en movimiento: Margaret no vive aquí. Está de visita, para acompañar a su hermana gemela Rose (también Moore), aún recuperándose de un accidente automovilístico que la dejó en silla de ruedas. Su esposo, Gardner (Matt Damon), es el prototipo masculino de la época: remoto emocionalmente, encerrado en su papel de proveedor. Una noche, Gardner saca al pequeño Nicky de la cama. Hay intrusos en la casa. Dos ladrones atan a toda la familia en las sillas del comedor, y usan cloroformo para hacerlos perder el conocimiento. El resultado es mortal.

Los elementos de estilo de los hermanos Coen son reconocibles, pero brilla por su ausencia la complejidad ética, así como su inspirado dominio del lenguaje audiovisual. Aunque sus personajes pueden ser caricaturas grotescas, son capaces de definir fascinantes despliegues de decencia y humanidad. Por ejemplo, en “Fargo” (1996), la bondad se vuelve tanto o más interesante que la violencia. Aquí tenemos actores de caracterización excéntrica, criminales ineptos, humor negro, suspicacia ante las normas sociales. Sin embargo, hace falta la chispa vital que eleva el material a un plano superior. Menos que un homenaje, “Suburbicon” es una apropiación desinspirada. La disonancia cognitiva se agudiza por la presencia de veteranos de sus filmes, como Matt Damon (True Grit, 2010), Julianne Moore (The Big Lebowski, 1998) y Oscar Isaac (Inside Llewyn Davis, 2013).

Es válido invocar la silenciosa dignidad de la familia negra, y contrastarla con la vileza de los blancos. Pero la película le hace flaco favor a la causa, relegándolos a accesorios ideológicos. Menos que personajes, son símbolos que aparecen brevemente en cámara, para establecer un contraste con los blancos que acaparan la trama con un rocambolesco pastiche de film noir – género que los Coen han explorado en claves tan diferentes como “Blood Simple” (1984) y “The Man Who Wasn’t There” (2001). La integración racial en comunidades otrora blancas es un rico filón dramático, desperdiciado en esta empresa.

Los Coen hacen gala de una sensibilidad novelesca, escondiendo su mensaje bajo anécdota y textura. Son la antítesis de la simpleza de “Suburbicon”. La similitud del escenario nos obliga a compararla con “A Serious Man” (2007), la sátira que examina la integración de los judíos en la clase media norteamericana. Habría preferido verla de vuelta, en lugar de este estreno.

Mientras menos conozca la obra de los Coen, más probable es que disfrute de “Suburbicon”. La artesanía es hermosa, gracias a la fotografía de Roger Elswit, el diseño de producción de James D. Bissell y la música de Alexandre Desplat. Isaac es electrizante en apenas dos escenas, y el joven actor Noah Jupe es tremendamente efectivo para anclar el punto de vista de la audiencia. Al concederle la perspectiva dominante, Clooney conecta con “Parents” (Bob Balaban, 1989), otra siniestra sátira de complacencia suburbana en los 50. Pero ninguno de ellos puede aliviar el problema de fondo: “Suburbicon” parece una película de los Coen, pero no es mejor que el peor filme de ellos. Si podemos ver el artículo genuino, ¿por qué invertir tiempo en una imitación floja?

“Bienvenidos al Paraíso”

(Suburbicon)

Dirección: George Clooney

Duración: 1 hora, 45 minutos

Clasificación: * * (Regular)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.