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El tirano pide paz
Carlos Herrera | Niú

"Entre más vidas cobran, más familias destruyen, más dinero roban, estos personajes de corazón podrido sienten más placer".

     

El hedonismo de los dictadores es tan torcido y corrugado como la sonrisa de Robert de Niro en el filme «Cabo de Miedo», es tan espumeante de vergüenza como mares de champán expulsados con furia y presión manométrica desde el cráter de un volcán.

Por supuesto, entre más vidas cobran, más familias destruyen, más dinero roban de los bolsillos de los hombres y mujeres dignos de su salario, más persiguen el hedonismo – la incesante y patética búsqueda de placer – y esto es porque su espíritu de muerte los mantiene inquietos día y noche por que dentro la podredumbre más grande en su corazón, todavía hay algo que les dice “la embarraste”.

¿Te has fijado que todos piden la paz? ¿O bien piden una vida sabrosa? ¿O cualquier otro escape de su realidad homicida y repugnante?

Saúl era atormentado día y noche por un espíritu angustioso y aberrado, colmado de congoja y triquitracas de amargura, y nada había que calmara y diera más paz a Saúl que el dulce y calmante sonido del harpa de David. Saúl gemía por un momento de paz.

El aberrado Julio César, trastornada su alma y carcomido físicamente por un infeccioso acné en su cara, buscaba el placer sexual en jóvenes, cometiendo legendarios crímenes pasionales. Buscaba constantemente el placer para escapar su atrofiada naturaleza. Al final, fue apuñalado por sus 60 senadores mientras este se gozaba de esos “momentos de placer”.

Hitler, el responsable de cobrar las vidas de seis millones de judíos (es como que el broder nos haya matado a todos los nicaragüenses) siempre buscaba y gemía por un momento de paz. Su escape: estar sentado, pedorreándose (porque sufría de flatulencia severa), y rascando a sus cachorros en su mansión, junto con su mucama y cómplice, Eva Braun. ¡Hitler pedía la paz! Pero era el responsable de quitársela a millones de familias.

Vlad el impalador, gobernante de Valaquia, e inspiración del personaje Drácula, era un brutal emperador que cobraba las vidas de sus opositores de la manera más mórbida y macabra, pero al mismo tiempo era un hombre que pedía orden y paz en su nación. A tal punto, que dejaba en medio de las calles monedas de oro a propósito, y todo aquel que se sintiera tentado de agarrar una sola moneda, era buscado, y era alimentado por los cuerpos muertos de sus familiares. Vlad pedía paz y justicia y quería enseñar que la gente no fuera codiciosa. ¡Que calaña de malandro desfachatado!

¿Por qué estos anarquistas, detractores de la paz y el derecho ajeno, gimen tanto por momentos de paz en sus vidas? ¿Por qué Ortega o Maduro presentan sus naciones bajo un panorama utópico donde hay perfecto orden, paz, y armonía? ¿Por qué matan y roban a sus pueblos, pero cuidan y dan la mejor vida a sus nietos…o a sus perros?

No voy a filosofar y te sugiero que hagas lo mismo, no trates de descifrar a estos miserables, hombres de hojalata con aspiración a tener un corazón de estiércol, y alma de grosura de carne mal asada y hedionda, fétida ya por muchos años. No vale la pena, no vale un segundo de tu valiosa vida tratar de indagar en el Seól de estos hombres y mujeres ya reservados para las tinieblas.

Si te invito a vivir una vida de principios: trabajando diligentemente lleno de gozo vocacional, educando a tus hijos y educándote vos también constantemente, no pares de alimentar tu profesión, pulite constantemente para que seas el mejor en tu profesión, para mejorar tu calidad de vida, para encontrar el éxito, para que no te roben tus sueños, viví una vida de principios – haciendo todo lo que hagas con la mayor nitidez y excelencia, no conformándote con cumplir, sino siempre agregando valor en todo lo que hagas, así como los Beatles agregaron esos acordes disonantes que creaban la magia de su música por que no se conformaban con las melodías tradicionales, así empapa tu vida con esos elementos diferentes, para marcar tendencia, para dejar una huella indeleble en tu sociedad, para crear abundante riqueza espiritual y material, por que todos estos criminales históricos pasan, mueren, y toda su podredumbre es sepultada con ellos.

Es el caldo donde se cocinan constantemente en el infierno, pero vos y yo y todos los hombres y mujeres de principios morales y ética de trabajo, somos los que construimos la base de todas las sociedades con gente digna son los héroes y ejemplo de nuestros hijos y que nos quieren imitar hoy, mañana, y siempre – así como vos y yo imitamos a los padres fundadores de nuestra patria, hombres y mujeres de valor que se oponían a la tiranía y las aberraciones y exaltaban el olor fragante de un buen espíritu nicaragüense.