En pantalla

“Radioactive”: Marie Curie, vida y obra de una científica difícil

La película reivindica el lugar de Marie Sklodowska, liberándola de la sombra —y el apellido— de su marido. Disponible en Claro Video.

Si vive en Nicaragua, hay buenas probabilidades de que tenga acceso a Claro Video. La aplicación que pretende competir con Netflix está incluida ineludiblemente en los contratos de Casa Claro. Si ya paga por ella, no pierde nada con instalarla en su dispositivo favorito y repasar su oferta. Puede encontrar novedades como “Radioactive”, filme que vio su estreno teatral truncado por la pandemia.

Basada en el libro de Laure Redniss, la película reconstruye la vida de Marie Curie (Rosamund Pike), arrancando por el final. Estamos en 1934, en el día de su muerte. Camino al hospital, recuerda episodios de su vida, comenzando por el fortuito encuentro con su eventual esposo, Pierre Curie (Sam Riley). Juntos, realizarán grandes hazañas científicas, incluyendo el descubrimiento del radio.

Conceptualmente, es ideal para este momento cultural. La sociedad en general, y la industria del entretenimiento —al menos en Europa y Estados Unidos— se convulsionan enfrentando los efectos del machismo. “Radioactive” reivindica el lugar de Marie Sklodowska, liberándola de la sombra —y el apellido— de su marido. Le ofrece un jugoso papel a Pike, y es dirigida por una mujer, la cineasta y escritora franco-iraní Marjane Satrapi (“Persepolis”, 2007). Pero los buenos sentimientos nunca son suficientes.

Los episodios de la vida de los Curie se interrumpen por estampas que ilustran las eventuales aplicaciones, positivas y negativas, de los descubrimientos de la pareja. En esos momentos, la idealización del pasado se convierte en caricatura. Tampoco ayuda suponer que el espíritu de Marie se desdobla en su agonía y visita estos momentos futuros. Este impulso didáctico puede ser ilustrativo para los niños, pero cualquier adulto medianamente informado lamentará la obviedad del recurso, especialmente porque nada en el carácter de Curie, a como está representada, supone tolerancia hacia ese tipo de sentimentalismo.

Irónicamente, disfruté tremendamente las escenas que me contaban cosas que no sabía. Por ejemplo, la curiosidad de Pierre por el espiritualismo, tan en boga en la época, y como Marie lo desestima, al menos hasta que sufre una pérdida irreparable. Este hilo narrativo sugiere que lo irracional es el límite de la ciencia, aplicable a lo inexorable de la muerte. La película introduce a la bailarina Louise Fuller (Drew Jacoby) como símbolo del arte y el espíritu, pero nunca desarrolla al personaje. Es un simple accesorio, que menoscaba lo que debería ser un clímax emocional. La mujer está convenientemente esperando fuera de un teatro cerrado en plena noche, para que Marie llegue a tener un exabrupto emotivo.

Momentos como este son particularmente frustrantes, porque coexisten con escenas interesantes, por ejemplo, las que registran las consecuencias del “affaire” que Marie sostiene con un colega casado, y una subsiguiente ola de xenofobia hacia la inmigrante polaca. “Radioactive” brilla a la hora de dramatizar los choques que la protagonista tiene con las limitaciones, profesionales y personales, que la sociedad de la época impone sobre las mujeres. La estilización del filme encuentra un prematuro clímax en un viaje de luna de miel presentado como retablo bíblico. Pierre y Marie, evocando a Adán y Eva, toman el sol desnudos a la orilla de un lago bañado en luz dorada. No hay serpiente que los tiente, y la manzana del conocimiento ya fue devorada mucho antes.

El escenario de Francia entre los siglos XIX y XX es evocado con artificiosa belleza. La música de Evgeny y Sacha Galperine, mezclando instrumentos clásicos con electrónicos, ofrece intimaciones del futuro con más sutileza que cualquier “flash forward” —juraría que escuche un theremín, incluso—. Estamos en un mundo de portentos, donde un descubrimiento científico puede ser tan asombroso como un fantasma que se materializa ante nuestros ojos.

Después de su merecida nominación al Óscar por el “thriller” matrimonial “Gone Girl” (David Fincher, 2014), Pike se ha especializado en interpretar personajes de la vida real. En “A United Kingdom” (Amma Assante, 2016) fue Ruth Williams, la joven inglesa que desafió el espíritu colonialista de Inglaterra al casarse con el rey de Botswana. En “A Private War” (Matthew Heineman, 2018) encarnó a la corresponsal de guerra Marie Colvin. Su Marie Curie es digna adición a su galería de mujeres “difíciles”. En una actuación feroz, abraza sin apologías los aspectos menos atractivos de la personalidad de la heroína. Es tan buena, que merece una película mejor.

“Radioactive”
Dirección: Marjane Satrapi
Duración: 1 hora, 49 minutos
Clasificación: * * (Regular, recomendada con ciertas reservas)
* Disponible en Nicaragua vía Claro Video / EE. UU. vía Amazon Prime