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Decálogo para emprendedores: ¿Se ha planteado tener un negocio propio?
Decálogo para emprendedores
Foto: Agencias | Niú

Para emprender es necesario confiar en las habilidades y capacidades de uno mismo. Emprender es siempre una aventura y, como tal, implica un riesgo pero también ofrece una gran oportunidad de aprendizaje.

     

Emprender un negocio no es tarea fácil y es, además, un camino muy solitario. Pero la pandemia ha cambiado la vida profesional de mucha gente, y ya sea porque han perdido su empleo o porque este tiempo de confinamiento les ha servido para la reflexión, muchos se plantean ahora tener un negocio propio.

Los años de vida de una empresa

Si empezar es difícil, sobrevivir es todavía más complejo y delicado.

Los datos del Bureau of Labor Statistics (BLS) muestran que aproximadamente el 20% de los nuevos negocios creados en Estados Unidos fracasan durante los dos primeros años de apertura, el 45% durante los primeros cinco años y el 65% durante los primeros diez años.

Solo el 25% de las empresas alcanza los 15 años o más. Lo más sorprendente es la consistencia de estos porcentajes, ya que se mantienen relativamente constantes desde los años 90 del siglo pasado.

La evidencia de estos números hace esencial que los emprendedores intenten hacer las cosas correctamente desde el principio. Lo primero, pero no todo, es definir bien el producto o servicio a ofrecer.

Decálogo para emprendedores

Estas son algunas ideas que pueden ayudar a los que ya han empezado a emprender y a los que están considerando esta opción.

  1. Pensar: Antes de empezar un negocio es indispensable dedicar tiempo a definir muy bien, hablando en términos de neuromarketing):

    Cuál es el pain, es decir, qué problema no resuelto o necesidad insatisfecha existen en el mercado.

    Cuál es el claim, qué ofrece el emprendedor, a través de su producto o servicio, para resolver el problema o necesidad existentes.

    Cuál es el gain, qué gana el cliente con este producto o servicio, en qué se diferencia de los que ya ofrecen otras empresas.

    Obteniendo las respuestas correctas a estas tres preguntas hay ya un gran tramo del camino recorrido.

  2. Contar con apoyo: Existen cuatro figuras que pueden ser determinantes en el momento de emprender un negocio:

    Un socio, que pone dinero en la empresa. Puede intervenir o no en la gestión en función de la relación que se establezca: o ser un socio capitalista, que solo pone capital y pide beneficios, o un socio-gestor, que también trabaja en la empresa.

    Un asesor o consultor, que es alguien que asesora a la empresa en algún tema concreto. Normalmente solo sabe de una cosa y sugiere lo que se debería hacer para mejorarla: se puede tener un asesor/consultor para diseñar la estrategia, para incrementar las ventas o para implantar un sistema de gestión.

    Un mentor, que es un experto en aquello que uno quiere hacer. Es importante encontrar un mentor que pueda acompañar y aconsejar en el proceso de emprender. Los hay que lo hacen de forma altruista.

    Un orientador empresarial, que es alguien que acompaña al empresario a tomar consciencia de su situación y a superar sus límites. Puede ayudar a definir el pain, el claim y el gain, a desarrollar habilidades para liderar un equipo, a ser más eficiente, estar más focalizado, etcétera. Su trabajo se remunera.

    Distintos estudios (Grant, 2012, 2014; Sonesh et al., 2015) demuestran que los empresarios que tienen mentores y/u orientadores obtienen mejores resultados.

  3. Definir muy bien cuál es el público al que se destina el producto o servicio.
  4. Preparar un plan de negocio en el que se detallen y analicen todos los aspectos del proyecto.

    En este punto es clave estudiar muy bien a la competencia. Hay que saber encontrar el factor diferencial, aquello que distingue de la competencia y que añade valor al producto o servicio.

  5. Elaborar un presupuesto lo más preciso posible. Es necesario saber cuáles van a ser las inversiones necesarias para llevar a cabo el proyecto, y también cuáles serán las fuentes de financiación (recursos propios, créditos…). Si se puede, es conveniente añadir a ese presupuesto de inicio de negocio un porcentaje para imprevistos (hasta un 20%). También es aconsejable revisar las ayudas y subvenciones disponibles.
  6. En un negocio de comercio electrónico un aspecto muy importante es proporcionar al usuario una buena experiencia. Es decir, que la web sea fácil de navegar, sea intuitiva, sea segura, sea adaptable a cualquier dispositivo y que tenga un diseño que facilite al cliente encontrar lo que busca. En definitiva que el cliente potencial pueda navegar fluidamente por la web.
  7. Estar presente en las redes sociales. Posicionar el producto de acuerdo al público, establecer contacto con potenciales clientes. A veces es necesario que sea un experto el que se ocupe de esta labor. Uno de los principales problemas al iniciar un negocio es que los recursos económicos son escasos y hay que pensar bien como priorizarlos. Invertir en una buena promoción a través de las redes sociales es una opción a tener en cuenta.
  8. Dotar al producto o servicio de flexibilidad y adaptabilidad. Los tiempos, los gustos y las formas cambian a una velocidad cada vez mayor y se debe poder responder a estos cambios lo más rápidamente posible. No hay que olvidar que, al final, el objetivo del negocio es satisfacer las necesidades del consumidor.
  9. Conocer al cliente. Una de las grandes ventajas que ofrecen las nuevas tecnologías es la de poder obtener información del cliente. Saber cómo ha sido su experiencia, cuáles son sus necesidades y cómo se puede mejorar, son aspectos básicos del negocio. Escuchar a los clientes, por medios digitales o analógicos, es primordial para seguir creciendo.
  10. Finalmente, conviene no olvidar que para emprender es necesario confiar en las habilidades y capacidades de uno mismo. Emprender un negocio es siempre una aventura y, como tal, se asume un riesgo, pero también se obtiene una gran oportunidad de aprendizaje.The Conversation

Este artículo fue republicado de The Conversation bajo licencia Creative Commons. Lea el artículo original. Elisabet Ruiz Dotras, Profesora en finanzas, UOC – Universitat Oberta de Catalunya