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Si las mujeres no pudieran votar, Trump ganaría la presidencia por hombres a los que parece no importarles que a sus esposas e hijas las "agarren del coño"
No, no es el título de una nueva canción de reggaetón y tampoco es el nombre de la película porno en Galerías. Se trata del más reciente escándalo del magnate y candidato republicano a la presidencia de los Estados Unidos, Donald Trump.
Justo cuando creíamos que no podía sorprendernos más, «Mr. Trump» nos regala esta «joyita». Si no lo han escuchado por aquí les dejo el vídeo con subtítulos.
Así como lo escuchó. Según el presidenciable, quien además tiene un largo historial de demandas por acoso sexual, el hecho de ser un hombre rico y famoso le da el derecho de besar a las mujeres que él decida, y no solo eso, también puede «agarrarlas del coño» así, sin asco y sin permiso.
¡Caos en el país del norte! La indignación es mundial. La noticia inunda los medios y los memes las redes. Las encuestas señalan que las mujeres no van a votar por Trump y el candidato pierde al menos 20% de popularidad.
Lo más preocupante del caso es que los analistas descubren que si tomaran en cuenta únicamente el voto masculino el señor ganaría por un amplio margen. Así es, si las mujeres no pudieran votar, Trump tendría asegurada la silla presidencial gracias a los hombres a quienes pareciera no importarles que a sus madres, hermanas, esposas e hijas las «agarren del coño».
Por difícil que parezca oírlo esta no es ni por cerca la peor noticia que escuché últimamente. Durante las últimas semanas he estado en tres países distintos y en los tres la historia es la misma.
Hombres que creen que pueden «agarrar a las mujeres del coño» cuando quieran y aunque no quieran. Y claro, por qué no, deshacerse de sus cuerpos sin vida en bolsas negras de basura.
¡Es un problema global! Tan solo en lo que va del año llevamos más de 1,500 casos de feminicidios en Latinoamérica y Donald Trump no es el culpable. Trump es si acaso el reflejo de una sociedad trastornada. Trump no es la causa, es la consecuencia; es el monstruo que hemos venido construyendo con el patriarcado, con la heteronorma, con nuestra educación machista que nos enseña a callar y desviar la mirada ante el despliegue hormonal del «macho alfa».
Y decir que uno puede «agarrar del coño» a tal o cual mujer, no se trata de «pláticas de vestidor» o «charlas entre amigos» como quieren hacerlo parecer el magnate y millones de hombres alrededor del mundo. Basta con leer los titulares de la última semana para darse cuenta de que él no es el único que piensa así y que las cosas no están para nada bien.
«Joven muere por empalamiento», «Prostituta es encontrada muerta y el asesino es dejado en libertad», «Hombre asesina a su pareja por no querer sostener relaciones sexuales», «Mujer trans es violada y asesinada», «Hallan en bolsa negra el cuerpo violado de niña desaparecida».
¡Es de miedo! Y no son cosas que están pasando lejos de nuestra casa. ¡Está pasando aquí, en Nicaragua, en Costa Rica, en Argentina, en México..! No son casos aislados, es la regla general.
Hace algunas horas me escribió una amiga diciéndome que está en el parqueo de Plaza Veracruz esperando a la Policía porque un «caballero», muy bien acompañado de su pareja, su padre y una menor de edad, comenzó a seguirla, se sacó el pene del pantalón y comenzó a sobarse mientras le decía vulgaridades. No conforme con esto, cuando la gente se dio cuenta, comenzó a amenazar de muerte a todos los presentes, porque claro, el señor cree que tiene el derecho de «agarrar a las mujeres por el coño». -Muchas gracias Ida por no quedarte callada y tomarte el tiempo de poner la denuncia correspondiente. Vos tuviste suerte, pero no todas las historias terminan así. Muy posiblemente estás salvando a su próxima víctima de terminar tirada en una caja o en medio de un cauce-.
Un amigo se dio a la tarea de investigar al acosador en Facebook y me gustaría compartir con ustedes el tipo de cosas que el señor considera «pláticas de vestidor» apropiadas, como diría Trump.
A mí me parecen más bien el tipo de cosas que publicaría un enfermo violador en serie, pero lo dejaré a su consideración.
Solo me queda preguntarles:
¿Cuándo dejaremos de actuar como si este tipo de conversaciones y publicaciones no tuvieran importancia? ¿Hasta cuándo vamos a pretender que estamos haciendo las cosas correctamente en lugar de cambiar para ver resultados diferentes? ¿Durante cuánto tiempo vamos a educar a nuestros varones para que «agarren a las mujeres del coño»?
