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Abandoná a tu Diego Rivera

Foto: thierry ehrmann. Flickr.com. Creative Commons

Cuando Diego Rivera llegó a la vida de Frida Kahlo, ya había dejado su estela en la vida de otras mujeres. Su primera esposa fue Angelina Beloff, una pintora rusa a quién le fue infiel con Marevna Vorobe-Stebelska, otra pintora rusa con quien tuvo una hija.

Su segunda esposa fue la mexicana Guadalupe Marín, una indígena a la que le llamó “La Gata Marín” y quien «le servía en su casa». No duraron mucho, aunque sí tuvo otras dos hijas. En 1929 se separó para contraer nupcias por tercera vez con Frida Kahlo. Ella tenía 22 años y él 42 años. Eran 20 años de diferencia.

El matrimonio significó una relación de poder, dependencia, tormentos y conflictos. Diego Rivera, quien a pesar de ser poco o nada agraciado le fue infiel con cuanta mujer se le apareció incluyendo la hermana menor de Frida.

Ella aparentemente se resignó y aunque quiso pagarle con la misma moneda (como una forma de sentirse menos engañada) siempre estaba dispuesta a los designios de Diego Rivera. Iba y venía cada vez que él la requería.

Frida fue víctima de poliomielitis a los seis años, mientras a los 18 años sobrevivió a un accidente que la mantuvo en cama por un año y por el cual fue sometida a alrededor de 30 operaciones. Su cuerpo nunca se recuperó del todo.

Su relación con el muralista Diego Rivera fue tan enfermiza que incluso ella misma una vez dijo: “Sufrí dos graves accidentes en mi vida… uno en el cual un tranvía me arrolló y el segundo fue Diego”.

Frida aunque tenía momentos de lucidez, NUNCA fue capaz de abandonar a Diego Rivera, en cambio con todo y lo déspota, soberbio y cabrón que fue Diego en 1941 después de separarse ante tantas infidelidades, de nuevo, se vuelven a casar.

En 1954 Frida Kahlo muere. El siguiente año, Diego Rivera, se casó con Emma Hurtado. Para suerte de ella no duró mucho el matrimonio, pues Rivera murió en 1957.

¿Te suena conocida esta historia?, ¿Conocés de casualidad algún tipo con ese perfil?, ¿Lo tenés cerca? Entonces: ABANDONÁ A TU DIEGO RIVERA.

En este mundo hay muchos Diegos. Son esos que van dejando su semillita (hijos) regada por el mundo sin hacerse responsable. Es ese que en público es un hombre ejemplar, pero entre las cuatro paredes es un monstruo. Es el hombre de hoy con el que te hacés las fotos felices para el ‘feisbuk’, mientras a él le llega un match en Tinder.

Es el hombre que te dice groserías, te controla, te limita, te desvaloriza, te quiere en la casa encerrada, que espera que le sirvás como si fuera tu fin único de existencia, ese que solo te quiere para su propio beneficio y placer.

No te acostumbrés al dolor porque te puede devorar. ¡Sálvate!

ABANDONÁ A TU DIEGO RIVERA


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