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Adicciones en Nicaragua: ¿Qué hacer cuando una persona rechaza la ayuda profesional?
Adicciones en Nicaragua
El Centro de Especialidades en Adicciones (CEA) cuenta con más de 12 años en el manejo de adicciones y un programa completo para tratar. Foto: Agencias | Niú

Un especialista nicaragüense en la atención a adicciones brinda algunas herramientas para poder ayudar a una amistad o familiar, aun si esta persona no quiere recibir atención.

     

La adicción es una enfermedad que afecta a 35.6 millones de personas en el mundo, según el informe más reciente Sobre las Drogas, realizado por Naciones Unidas, pero en Nicaragua es de los problemas menos visibles. “Es básicamente una enfermedad huérfana”, asegura el especialista, David Stadthagen, director del Centro de Especialidades en Adicciones (CEA), en Managua.

Stadthagen tiene más de doce años tratando distintos tipos de adicciones en el centro y considera que en Nicaragua hay (o debería) haber un interés particular porque “venimos con la crisis de 2018; no habíamos salido de eso cuando comenzó la pandemia, y no hemos terminado de salir de la pandemia, cuando tenemos las elecciones”. Según Stadthagen, “con todo lo que está pasando y todo lo que se avecina” el único pronóstico es que “solamente empeora la situación”.

De acuerdo con el experto, la adicción “es una compulsión que puede darse con la droga”, pero no exclusivamente, pues también puede ser comida, sexo, personas o situaciones como el trabajo, ejercicio, videojuegos, entre otras. En particular, señala, el tratamiento de la adicción en Nicaragua resulta más complejo, pues no se cuenta con estadísticas nacionales y no se trata como una condición médica.

CEA cuenta con una clínica de 30 camas, cuatro psicólogos, un psiquiatra, una enfermería abierta 24/7 y más. Foto: Cortesía CEA | Niú

De hecho, en Nicaragua, la Policía es la principal institución encargada de “brindar atención” a los adictos. El Informe nacional “Programa Interinstitucional de Atención y Desarrollo Integral de la Adolescencia y Juventud para la Promoción de una Cultura de Paz” menciona que, del primero de enero al 23 de febrero de 2021, se realizaron “3283 atenciones especializadas a 5787 jóvenes, para facilitar herramientas y resistir las adicciones, a través de la Dirección de Asuntos Juveniles de la Policía Nacional”, aunque no brinda más detalles al respecto.

Stadthagen afirma que la adicción es una de las enfermedades más difíciles de tratar, y es aún más difícil cuando la persona no reconoce el problema y es la familia o las amistades quienes deben buscar ayuda. La pregunta es ¿cómo lograr que la persona con una adicción se deje ayudar? En esta entrevista, David Stadthagen brinda algunas pistas que pueden ayudarte a conseguirlo, si estás pasando por una situación similar.

¿Qué tipo de adicciones han sido las más comunes en Nicaragua durante la última década?

El alcohol sigue siendo la adicción número uno, pero hemos visto que la variedad de drogas que la población nica está abusando ha incrementado. Sin embargo, no recuerdo la última vez donde encontramos una adicción a solo una cosa, siempre viene combinado, es decir: es alcohol con marihuana o es pastillas con algo más.

También ha incrementado la presencia de condiciones psiquiátricas, hay personas que vienen con depresiones, con bipolaridad o alguna condición que acompaña a la adicción.

¿Han atendido otros tipos de adicciones “más modernas” como adicción al trabajo, ejercicio o videojuegos?

Las hemos atendido, pero no como adicción primaria. Lo que sucede es que la adicción no es causada por la droga de preferencia, sino porque si vos parás la droga, la compulsión busca por dónde salir. Entonces hay personas que cuando dejan el químico primario, comienzan con comportamiento compulsivo hacia la comida, a fumar o hacer ejercicio en exceso. Inclusive la religión. A veces cuando las personas sienten que van saliendo de estos procesos entran y agarran la religión como objeto de compulsión.

¿Qué puede hacer la familia cuando la persona no acepta ayuda?

Adicciones en Nicaragua
Según David Stadthagen, director CEA, la adicción más común sigue siendo el alcohol y generalmente se acompaña de otras sustancias y/o comportamientos compulsivos. Foto: Agencias | Niú

La adicción es causada por traumas con “t” minúscula o traumas con “T” mayúscula que ocurren en la niñez. Es un mecanismo de defensa para poder atender situaciones que no estás equipado para atender. Lo que pasa es que es un mecanismo de defensa tan nefasto y tan peligroso, que requiere de una intervención traumática, como un internamiento para poder parar la compulsión.

La primera meta es parar esa compulsión para que dejen de consumir y crear las condiciones para hacer cambios en su vida. Reemplazar ese mecanismo de defensa, por actividades sostenibles que lo alejen de la compulsión.

¿Y si la persona no se quiere internar o aceptar ayuda profesional?

Lo primero es buscar una conversación en familia. Pero no hay que esperar hasta que haya una crisis, que es lo que usualmente pasa, que no se da esa conversación y hay una tremenda frustración porque tratan de tener una conversación racional con el afectado y simplemente no cuaja.

En vez de enfocarte en un momento, hay que enfocarse en la familia y ubicar cuáles son las medidas que hay que tomar para restaurar la calma en la familia. Si fuera mi esposa o alguno de mis hijos con el problema, la tarea número uno es establecer los límites que necesito tener en casa para poder restaurar tranquilidad. Ya sea quitando cualquier elemento que pueda disparar su compulsión, limitando la cantidad de dinero disponible o restringiendo visitas si es necesario.

¿Y si eso no funciona?

Se debe seguir en la búsqueda, porque con un adicto no se puede tener una conversación racional, entonces queda identificar cuáles son los puntos de presión para la persona afectada.

Lo que vas a hacer es que vas a tratar de presionar para que tome una decisión que por sí solo no la puede tomar. Y no la va a tomar por simple convencimiento, sino por presión.

Esto va a requerir algo como: “Mirá si vos no buscas ayuda, no voy a poder seguir este matrimonio” o si es tu hijo y vos lo sostenés es quitarle beneficios y decirle: “Por el mismo amor que te tengo yo no puedo ser partícipe de actividades que están dañando” y así…

¿Cómo puede llegar la familia a establecer esos límites o a encontrar esos puntos de presión?

Para salir de la adicción, no solamente hay que tratar al adicto, sino que hay que tratar a la familia. La familia tiene que ubicarse en la realidad: ¿Cuántas veces le permitieron hacer lo mismo? ¿Cuántas cosas le han aguantado? Todo eso hay que evaluarlo y buscar ayuda profesional.

Es algo difícil por lo general, pero existen diferentes técnicas, se arman grupos de apoyo para ayudar a la familia. Porque si la persona afectada no quiere ayuda; la familia es la que necesita ayuda. Nosotros nos enfocamos en ayudar a la familia, en ubicar estos límites y ejecutarlos de una manera compasiva y no hacerlo en momentos de rabia o resentimiento.

¿Funcionan esos límites para que la persona tome la decisión de atenderse?

Hay decisiones que la persona toma hasta que tiene que asumir las consecuencias de los daños. No es tan sencillo, pero por lo menos tratamos que la persona tome esa decisión con claridad y con responsabilidad. Que sepa que siempre está en riesgo. Aquí no hay garantía y por eso es que es tan complicado, por eso importante la familia, ayudar a la familia si está pidiendo ayuda.