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¿Afecta la tecnología a los niños?

Por instinto, a los niños les complace aprender y entretenerse con contenido visual. Colores, formas, animales y números construyen el comienzo de un desarrollo mental sano e interactivo. En la Revista Scholastic, la educadora Ellen Booth Church asegura que dichos elementos los animan a definir y organizar el mundo que les rodea.

Hoy día, la tecnología continúa percibiéndose por expertos de la Academia Americana de Pediatras (AAP) como un factor que afecta este crecimiento. La AAP sostiene, por ejemplo, que se debe desalentar el tiempo frente a la pantalla para niños menores de dos años, y limitarlo a dos horas al día para niños mayores.

Desde muy pequeños, los bebés notan cómo los adultos se relacionan con el mundo y esto no excluye el uso de dispositivos como la computadora, televisores o celulares. Para nosotros, su empleo es normal y cotidiano porque nos brinda conectividad social a distancia, pero los padres deben ser cuidadosos.

En una columna de opinión del diario The Guardian, el reconocido psicólogo Aric Sigman advierte que esta es la primera vez en nuestra historia que los niños han tenido la mayor preponderancia de ideas, opiniones, valores. Pero lo más importante es que estas imágenes son entregadas «como si fuesen directamente llevadas a los ojos y los oídos (de los niños), sin el conocimiento y la mediación de sus padres”.

Esto no quiere decir que no podemos regular el uso de la tecnología. Sigman mantiene una posición precavida respecto a su constante uso e impone que la censura es un factor importante.

Un artículo de la cadena BBC Mundo detalla que varios países de América Latina han enfocado sus esfuerzos en incorporar nuevas tecnologías a sus programas educativos en los últimos años. En ese sentido, algunas escuelas de Nicaragua solicitan a sus alumnos llevar un dispositivo portátil como el iPad a clases. Así, el costo del libro físico es reemplazado por aplicaciones que ofrecen el texto virtualmente, además de implementar una página para notificar tareas y entregar trabajos.

Aunque la tecnología también ayuda a enriquecer la mente de los niños con contenido llamativo y facilita la interacción en lugares de aprendizaje, expertos demandan precaución al regular el tiempo en que interactuamos con ella. Los niños tienen el hábito de tocar o probar todo lo que desconocen, remedando palabras o acciones, e interpretándolas a su manera. Muchos desarrollan una tendencia a emplear estos dispositivos en sus hogares o escuelas, que tienen acceso a Internet.

Un estudio de la Universidad de Wisconsin, que fue presentado en la Sociedad para la Investigación de Desarrollo Infantil, revela que los niños de entre dos y tres años son más propensos a responder a pantallas táctiles que a las que no requieren de interacción (como la televisión). Mientras más dinámica y real sea la pantalla, más familiar se siente desde la perspectiva de un niño.

Las tabletas han sobresalido por este factor, ya que se pueden adquirir juegos y aplicaciones de todo tipo, desde acción hasta aprendizaje. Muchos niños aprenden más rápido el abecedario y a contar del uno al diez, por ejemplo. Ocasionalmente, los padres también recurren a sus dispositivos para distraer temporalmente a los niños, pues les da más tiempo para hacer otras cosas o inclusive, revisar sus propios dispositivos.

Al ver la televisión o tableta, los menores aprenden en base a lo que observan. En este período tan sensible, el desarrollo mental es crítico. Un artículo de Voz Cero sobre los niños y la nueva tecnología menciona que, entre los cero y los dos años, el cerebro crece casi dos terceras parte del tamaño que tendrá toda su vida. El desarrollo adecuado de este órgano está determinado por los estímulos ambientales, o la falta de los mismos.

Aunque el uso de la tecnología es arriesgado y ambivalente, programadores y expertos continúan brindando nuevas formas para aprovechar este recurso. Entre otras, surgió Root (abreviación de Robot), un artefacto creado por el Instituto Wyss, de la Universidad de Harvard, que brinda nuevas alternativas para relacionarse con los niños. El artefacto es controlado desde la aplicación Square y guía el recorrido de un marcador interactivo sobre una pizarra. Conseguir estos dispositivos es un lujo para muchos: costará alrededor de 200 dólares cuando salga a la venta en 2017.

Mientras tanto, la Academia Americana de Pediatras se reúne cada año para brindar a los padres una guía que permita mantener un equilibrio al utilizar estos aparatos. La doctora Clare Kelly, de la Universidad de Londres, opina: “acompañe siempre a su hijo cuando esté online y haga de eso un hábito desde el principio, para mantenerlo seguro. Esto hace que la actividad sea más divertida para su hijo y refuerza la idea de que el uso de Internet es una actividad compartida”, concluye.


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