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Airbnb busca “democratizar el turismo” en Nicaragua

Airbnb en Nicaragua

Foto: Carlos Herrera | Niú

Airbnb tiene muchos retos por vencer en la región para que los usuarios nicaragüenses obtengan todos los beneficios que este y otros entornos digitales ofrecen. El acceso a internet, la adquisición de teléfonos inteligentes y el uso de cuentas bancarias electrónicas, son algunas de las barreras que hace falta saltar aseguró Carlos Muñoz, gerente de políticas públicas de dicha compañía.

Airbnb es un entorno virtual en el que los usuarios pueden alquilar casas, habitaciones, cabañas e incluso barcos. El sistema funciona mediante ratings. El huésped, al finalizar su estadía, deja en el perfil del anfitrión una calificación (estrellas) en base a las condiciones del servicio prestado.

La historia detrás de Airbnb

Era 2008 y escaseaban las viviendas en San Francisco. Dos jóvenes universitarios, Brian Chesky y Joe Gebbia, no tenían dinero suficiente para pagar el alquiler de su piso. Enseguida se les prendió el bombillo: invirtieron sus pocos ahorros en una colchoneta inflable, montaron una sala común y crearon un sitio web para anunciar que rentaban todo lo anterior, con desayuno incluido.

Tres personas respondieron al anuncio y fueron los primeros huéspedes de Airbnb.

La diferencia de este servicio, frente al mercado tradicional de hospedajes, según Carlos Muñoz, es la experiencia de tener “recursos locales”, como alguien que te pueda guiar por la ciudad, consumir en los negocios de la zona y apoyar la economía local.

Nicaragua cuenta con mil 300 anfitriones que ofrecen sus propiedades en la plataforma. Un anfitrión nica recibe ingresos de mil 400 dólares al año, según estadísticas presentadas por la empresa. Aquí han entrado 27 mil huéspedes extranjeros y cinco mil nicaragüenses se han hospedado en otros países con el servicios de AirBnB.

Un “turismo diferente”

El 44 por ciento de los turistas que se quedan alquilan viviendas habitadas por nicas, esto significa que las personas que llegan a Nicaragua, buscan compartir experiencias con locales. Carlos Muñoz señaló que esto “diferencia a la zona de otros mercados”, y es una oportunidad para desarrollar un turismo distinto al que se realiza en la región.

De igual manera, los hospedajes no solo se distribuyen en el Pacífico, también en el interior del país. Lo que significa que los turistas también tienen la oportunidad de optar por alternativas de ecoturismo.

Carlos Muñoz, gerente de políticas públicas de Airbnb. Foto: Carlos Herrera Niú

La comisión que pide Airbnb para los anfitriones es de un tres por ciento. Es decir, si ofrecés una habitación de 100 dólares la noche, 97 dólares “se queda(n) en la economía local”, afirmó el gerente de políticas públicas de dicha empresa.

La economía compartida, también beneficia a sectores secundarios, según Muñoz: “Lo que esas personas se ahorran en alojamientos, lo gastan también en esa comunidad local, en restaurantes, clubes, en visitar la panadería local, los mini mercados de la misma cuadra o la persona que vende en la calle, en general crea un impacto económico significativo”.

¿Cómo influye Airbnb en Nicaragua?

Enmarcar las proyecciones que esta empresa tiene el país es muy difícil, según Muñoz, debido a la libertad que tiene esta plataforma, “pero sí se puede afirmar que habrá crecimiento”, agregó.

La principal prioridad para este tipo de mercado, que cada vez más se introduce al país, es educar a los adultos y personas mayores, que son los principales dueños de inmuebles, para que “conozcan la tecnología y puedan saber cómo utilizarla para su beneficio”, aseguró el empresario.

Todavía quedan muchos desafíos, no solo para Airbnb, sino para toda la industria tecnológica del país. La apuesta está en buscar a actores del sector público y privado para desarrollar inversiones y ampliar el acceso que los nicaragüenses tienen a los servicios virtuales, como la banca en línea y el internet.