En pantalla

“Alien: Covenant» es un paso más cerca del origen del horror
Alien: Covenant

38 años más tarde, nos enfrentamos a “Alien: Covenant”, la sexta película en una saga desigual y fascinante en partes iguales

“Alien: El Octavo pasajero” (1979) no nació para ser una franquicia. Lo hizo gracias al estilo visual del director Ridley Scott; la actuación de Sigourney Weaver, convertida en una estrella gracias al personaje de Ellen Ripley; el diseño perturbador de H.R. Giger, creando un monstruo de pesadilla. Nadie podía culpar al público por querer más. Y a los estudios, por querer más taquilla. 38 años más tarde, nos enfrentamos a “Alien: Covenant”, la sexta película en una saga desigual y fascinante en partes iguales (no tomamos en cuenta los dos ejercicios de explotación mercenaria conocidos como “Alien versus Predator”).

Sorprendentemente maleable, la serie ha mutado bajo las demandas del mercado, el clima social y los directores de turno. James Cameron convirtió a “Aliens” (1986) en un ejercicio de excepcionalismo norteamericano, a tono con el Reaganismo. Ripley pasó de ser una sobreviviente a una vengadora con feroces instintos maternales. Una mujer empoderada que los conservadores podían amar. Según los excesos de los ochenta, no solo había un monstruo, sino una colonia entera. “Alien 3” (1992) cayó en manos de David Fincher cuando era apenas un niño prodigio del videoclip de MTV. 20th Century Fox hizo lo que quiso, limitando su visión original. Después de su fracaso en la taquilla, trataron de reconstituir su viabilidad comercial con “Alien: Resurrection” (Jean Pierre Jeunet, 1997). No funcionó. “Prometheus” (2012) fue posible gracias al auge de las “historias de origen”, impulsado por la popularidad de las franquicias de superhéroes, constantemente reiniciándose para mantenerse siempre jóvenes. Scott regresó como director, presto a llevar a la pantalla un argumento que cultivaba desde su primera incursión.

***//Buena
Recomendada con ciertas reservas
“Alien: Covenant”
Dirección: Ridley Scotto
DURACIÓN: 2 horas, 2 minutos

“Prometheus” expandió la mitología, adoptando matices existencialistas y religiosos. Nada más lejos del producto original. Si uno quería encontrar algún subtexto político en “Alien”, podía asirse precariamente a la lucha de clases. Los cosmonautas de la “Nostromo” eran camioneros del espacio, al servicio de una empresa decidida a sacrificarlos para atrapar a un monstruo que podría servir como fuente de armas biológicas. “Alien: Covenant” supone una mezcla incómoda de ambos extremos. Continúa la trama de “Prometheus”, brindándonos un villano mesiánico jugando a Dios. Pero en sus mejores momentos, funciona como una película de horror básica, anticipando con resquemor lo que nos espera en la oscuridad, al voltear una esquina.

“Alien: Covenant” se revela vulnerable a las demandas del mercado, empeñado en convertir cada filme de aspiraciones comerciales en un evento que cruza plataformas. Semanas antes de su estreno, el estudio compartió dos adelantos en el internet. El primero, muestra lo que le sucede a David (Michael Fassbender) y Elizabeth Shaw (Noomi Rapace). El segundo, es un prólogo que introduce al reparto de la nueva aventura. Está conformado por la tripulación básica de una nave que surca el espacio con la misión de llevar a centenares de colonos durmientes a un nuevo planeta. Los adelantos son un curioso dispositivo promocional. La película puede procesarse sin ellas, pero el prólogo cristaliza el ángulo más interesante de la historia, que de alguna manera se oscurece en el filme, entre la acción y la mitología.

La tripulación está conformada de parejas. El capitán Branson (James Franco) y la teniente Daniels (Katherine Waterstone); Oram (Billy Crudup) es el segundo al mando, su esposa Karine (Carmen Ejogo) es la científica a bordo; Tennessee (Danny McBride) y Faris (Amy Seimetz) son dos navegadores aficionados al alcohol. Si no ve el prólogo, puede pasar desapercibido que Lope (Demian Bichir) y Hallet (Nathaniel Dean) son una pareja gay. ¿O era Ankor (Alexander England) su compañero? La acción y los movimientos de la trama toman preponderancia sobre las relaciones, oscureciendo los conflictos éticos que afloran en situaciones de vida o muerte. Sacrificar al ser amado por el bien del grupo se convierte en un dilema recurrente. O cómo compartimentar el duelo, cuando tu propia vida depende de ello. La dimensión personal y humana sufre a la sombra del espectáculo.

Scott es un excelente estilista. “Alien: Covenant” es visualmente hermosa. Puede disculpar su falta de disciplina narrativa, concentrándose en el trabajo de los actores. Waterstone (Inherent Vice) es excelente como una pre Ripley. Fassbender se roba el show con un papel dual. No se preocupe mucho por los impulsos mitológicos. Este filme se hace en la efectividad de sus sobresaltos. Es un ejercicio mecánico, pero ejecutado por una máquina hermosa y terrible.

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