Perfiles
Fue una exitosa productora y editora de noticias de televisión en CBS. En Estados Unidos, rinden homenaje a su legado en el Salón de la Fama del periodismo hispano.
Tres cenas en Manhattan pagó la nicaragüense Ana Real para conseguir la entrevista que Dan Rather hizo al dictador iraquí, Saddam Husein. Aunque en Cuba, le habían prometido la entrevista, pero eso no era suficiente para que esta productora de televisión decidiera movilizar un equipo de televisión desde Estados Unidos hasta Irak. Pese a que todas las cadenas de televisión del mundo se peleaban por conseguirla, solo ella lo logró para CBS.
Ana tenía 60 años cuando murió y se desempeñaba como productora de noticias internacionales de CBS News, en Estados Unidos. Seguía sus convicciones y “hacía las cosas porque ella quería hacerlas, ella no necesitaba la aprobación de nadie”, recuerda su esposo Miguel Real. Quien explica que en la cultura norteamericana las cosas no funcionan así, pero “a ella le daba resultados”.
Entrevistar a Husein era el principal objetivo de todas cadenas de televisión más poderosas del mundo durante el año 2003 y Ana vio que eso era posible cuando viajó a Cuba junto a su equipo de CBS News a entrevistar a Fidel Castro. En esa ocasión el régimen cubano los decepcionó, segundos antes de la entrevista, después de haberles prometido una exclusiva. Ella estaba furiosa, les gritaba “hipócritas”, “son una mierda”… En el lugar todos estaban horrorizados, hasta que se acercó el abogado del dictador:
—Ana tranquilízate, si yo te pudiera dar algo, ¿qué me pedirías? — Le preguntó.
—Si yo te pidiera algo, yo quisiera la entrevista con Saddam Husein— replicó ella.
Cuando Ana regresó de Cuba propuso a CBS News la entrevista con Husein, pero nadie creyó que eso fuera posible. Tenía el uno por ciento de posibilidades de conseguir lo que muchos consideraban imposible, pero ella estaba convencida de que no tenía nada que perder y si lograba la entrevista tenía mucho que ganar.
Ana tenía una amplia red de contactos alrededor del mundo, obtenidos por el trabajo que realizaba. Esos contactos y su habilidad para “pedir y obtener las cosas” fueron su punto de apoyo para “conseguir en un restaurante en Manhattan la entrevista con Saddam Husein, cuando en esa época había miles de medios internacionales buscando esa entrevista”, explica Miguel.
A ella también se le atribuye la cobertura incomparable de CBS News sobre el señor de la guerra mexicano Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán Loera, historias sobre los sobrevivientes del terremoto en Haití y las prácticas cuestionables de las adopciones internacionales, que le valieron dos Emmy.
Sus primeros pasos
Antes de triunfar como productora de televisión en Estados Unidos, Ana y su esposo Miguel recorrieron varios países de Latinoamérica cubriendo historias y reportando hechos importantes para agencias internacionales, informaron sobre guerras, desastres naturales y en dos ocasiones tuvieron que salir huyendo de regímenes autoritarios molestos con el trabajo investigativo que hacía su esposo.
Ana se inició en el mundo del periodismo sin habérselo propuesto. En 1984, como recién graduada de administración hotelera su visión apuntaba a trabajar en servicios y turismo.
Regresó a Nicaragua, después de estudiar la carrera en Estados Unidos, y encontró trabajo en el Hotel Intercontinental, el más grande y prestigioso de la época. No obstante, la situación de guerra y la llegada de decenas de periodistas y agencias internacionales, que se instalaban en el hotel, la vinculó, sin vuelta atrás, al llamado por contar historias.
“Los apoyaba con logística y contactos. De repente me vi involucrada más con periodismo que con hotelería y empecé como “freelance en producción”, relató Ana, en entrevista con Confidencial en el 2015.
Entre los reporteros que cubrían la guerra de Nicaragua se encontraba el mexicano Miguel Real. Él y Ana se conocieron en un bar que estaba junto al hotel donde ella trabajaba, se hicieron buenos amigos y él la invitó a Guatemala. Ella se iba a casar en esos días, pero Miguel la persuadió para que lo acompañara durante una semana. Estando en Guatemala, Miguel fue enviado a México a cubrir el terremoto de 1985 y Ana se fue con él. “Allí es cuando realmente comenzó su carrera, cuando le encontró el gusto al periodismo”, recuerda Miguel.
La boda de Ana se canceló y ella comenzó su relación con Miguel. “Nos fuimos a vivir a El Salvador”, evoca su viudo. Al final de la década de los años 80 Ana ya trabajaba como freelance para las cadenas de noticias internacionales que llegaban a cubrir la guerra en El Salvador.
Viajó a Venezuela, Colombia, toda Centroamérica, las islas del Caribe, entre otros países. Durante los años 90, la familia se asentó en Perú, pero luego fueron expulsados por el régimen de Alberto Fujimori, por el trabajo investigativo de su esposo.
Después de la salida abrupta en Perú, Ana, junto a su pareja e hijos, se mudaron a Estados Unidos desde donde trabajó, primero para la National Broadcasting Company (NBC) y luego en 2001 se unió a Columbia Broadcasting System (CBS).
Su trabajo le apasionaba, atendía el teléfono las 24 horas del día, a pesar que eso le causaba discusiones matrimoniales. Para ella la producción era “el corazón de la historia” dijo en el año 2015 a la revista Confidencial.
Marcó la vida de muchas personas
La pasión de Ana por el periodismo iba más allá de su trabajo. Ella se convirtió en mentora de muchos, dirigió equipos de periodistas en todo el mundo y se desempeñó como presidenta del capítulo de la Asociación Nacional de Periodistas Hispanos (NAHJ, por sus siglas en inglés), en la ciudad de Nueva York, asesorando a estudiantes que cursan carreras en periodismo.
“Les ayudaba a presentarse, a que no se minimizaran en frente de los americanos, les decía que tenían que ser ellos, que nosotros valíamos como latinos”, recuerda Miguel.
En un homenaje póstumo realizado a inicios de septiembre, la Asociación Nacional de Periodistas Hispanos colocó el nombre de Ana Real en el Salón de la Fama de Periodistas Hispanos, una distinción que han recibido periodistas como Rosental Alves, fundador y director del Centro Knight para el Periodismo en las Américas y María Elena Salinas.
En el mismo evento Ingrid Ciprian-Matthews, vicepresidenta ejecutiva de desarrollo profesional estratégico de CBS News, destacó: “Ana fue indudablemente especial. Poseía cualidades distintivas que la hacían inolvidable para sus muchos amigos, colegas, aprendices y conocidos en todo el mundo”, dijo.
“A través de su encanto, curiosidad e ingenio, ella siempre cumplió con la historia, y a través de su desarmador sentido de similitud con la gente, se enfrentó a todos los desafíos porque la historia era el objetivo. Esta beca continuará su legado e inspirará a la próxima generación de periodistas”, continuó Ciprian-Matthews.
Alberto B. Mendoza, director ejecutivo de la Asociación Nacional de Periodistas Hispanos, enfatizó: “Ana era una periodista increíblemente talentosa que siempre veía lo mejor de los estudiantes y realmente creía en ellos y en su éxito en la industria. Aquellos que tuvieron la oportunidad de conocerla estaban ansiosos por aprender de ella, y los estudiantes que reciban esta beca tendrán el honor de seguir los pasos de los líderes más influyentes de un periodismo”.
Otra forma para honrar el legado de Ana Real fue creando un fondo de becas para estudiantes de periodismo en Estados Unidos. Las dos primeras becas serán entregadas a partir del año 2020 y los ganadores recibirán 5000 dólares para ser utilizadas en matrícula, alojamiento, comida y libros.
CBS News se enorgullece de unir fuerzas con NAHJ para crear una beca para estudiantes universitarios que estudian periodismo y cumplen con los altos estándares de nuestra amada Ana Real. #EIJ19 #MoreLatinosInNews pic.twitter.com/MRm92309NE
— NAHJ (@NAHJ) September 8, 2019
La periodista nicaragüense Tifani Roberts valora que Ana “llegó a la cima”, ella no salía al aire, pero “tenía mucha influencia detrás de la noticia ¿qué se cubría? ¿Cómo se cubría?”, subrayó.
Durante el estallido de la rebelión cívica en Nicaragua “Ana Clemencia empujó y empujó y la CBS fue la única de las cadenas norteamericanas que viajó con equipos extranjeros a Nicaragua a cubrir la crisis, y eso fue gracias a ella”, cuenta Roberts.
Roberts explica que la última vez que la vio estaba junto a su equipo de CBS News haciendo entrevistas afuera de El Chipote, un centro de torturas en Nicaragua.
Su esposo Miguel Real también considera que “el sueño frustrado de Ana” fue ver caer a la dictadura de Daniel Ortega, pero la vida no le alcanzó.
Única, determinada, proactiva, generosa
Mucho antes de ser una exitosa productora de noticias, de haber recorrido el mundo y formado a decenas de periodistas, Ana Clemencia Padilla (su nombre de pila) fue una muchacha de clase media que le gustaba interactuar con los turistas que arribaban al puerto de Corinto, el más importante de Nicaragua durante la época algodonera, donde vivió sus primeros años debido al trabajo de su padre José Padilla Ramírez, un prominente médico de la época.
Era la menor de los cuatro hijos que procreó el matrimonio entre don José y Rafaela López de Padilla. Nació un 24 de septiembre de 1958 en Managua y tiempo después la familia se trasladó a Corinto. Tuvo una infancia feliz, era “una persona generosa”, recuerda su hermana Patricia Padilla.
A Patricia se le quiebra la voz al recordar a Ana. Hace una pausa y luego enfatiza “mi hermana del alma, éramos intimas amigas, nos queríamos muchísimo, éramos entrañables”.
Cuando Ana y sus hermanos eran adolescentes, su familia se trasladó a Managua. Ella estaba por terminar el bachillerato cuando el instituto donde estudiaba se desplomó durante el terremoto que destruyó Managua en 1972, por lo que terminó la secundaria en un colegio improvisado.
A mediados de la década de los setenta el movimiento revolucionario se fortalecía y los padres de Ana decidieron enviarla a Estados Unidos para evitar que ella se involucrara. En aquel país convivió con distintas familias, aprendió a hablar inglés y más tarde estudió turismo.
Mientras Ana y Miguel recorrían el mundo informado sobre los hechos más impactantes procrearon dos hijos, Ana Carolina y Miguel. “Fuimos padres distintos”, recuerda Miguel. Quien explica que sus hijos crecieron en medio de guerras y desastres naturales hasta que la familia decidió echar raíces en Estados Unidos.
Optimista hasta el último instante
El 27 de marzo de 2019, cinco meses después de haber sido diagnosticada con leucemia, Ana Real murió a los 60 años de edad. La enfermedad la sorprendió durante unas vacaciones en México, pero ella estaba convencida de que vencería el cáncer y así lo hizo. Sin embargo, su cuerpo no resistió un trasplante de médula y presentó fallas multiorgánicas.
CBS News mourns the loss of Ana Real, an award-winning international journalist who passed away Tuesday after a long fight against leukemia https://t.co/trAoPw4bvU pic.twitter.com/I61xmB2QuV
— CBS News (@CBSNews) March 27, 2019
El caso de Ana fue “un caso científico”, explica Miguel. La leucemia que ella tenía es muy poco conocida debido a que su médula estaba libre de células cancerígenas, pero de alguna manera producía la enfermedad. Es así que ella decidió someterse a un trasplante de médula que su cuerpo no resistió.
“Realmente hasta minutos antes de su muerte estábamos seguros que todo iba salir bien”, cuenta Miguel. La fortaleza que Ana transmitía a sus seres queridos les hacía pensar que todo iba a salir bien.
Su hermana Patricia cuenta que Ana “era tan generosa que nunca nos dijo la gravedad de su enfermedad y lo sabía, estaba luchando, pero creo que ella no quería tener cerca personas muy queridas que podíamos estar sufriendo”.
Ana Real no era muy religiosa pero sí muy espiritual. Vivió su vida al límite y sirvió a los demás, determinada como solo ella y solamente la enfermedad pudo terminar con la vida de una de las periodistas más destacadas de Nicaragua en la prensa internacional.