En pantalla
La cualidad onírica de la película es poderosa, y se apoya en el brillante ejercicio creativo detrás del diseño y visualización del territorio donde se desarrolla.
Jeff VanderMeer publicó “Aniquilación”, el primer volumen de la llamada Trilogía “South Reach”, en el 2014. Ese mismo año, el guionista británico Alex Garland (28 Days Later…) estrenaba su opera prima como director, “Ex-Machina”. Es una coincidencia que ahora florece en este ambicioso ejercicio de ciencia ficción, adquirido por Netflix para ser distribuido en todo el mundo, excepto en EE.UU. –el público gringo tuvo la suerte de ver la película en pantalla grande–. Nosotros tenemos que conformarnos con la pantalla casera. Quizás la grandiosidad del tratamiento audiovisual se pierda, pero los elementos de horror se potencian en el ambiente íntimo del hogar.
Lena (Natalie Portman) es una profesora universitaria de biología, destrozada emocionalmente mientras guarda luto por su esposo, Kane (Oscar Isaccs). Él era un soldado, desaparecido con toda su escuadra durante una misión secreta. La historia oficial se va a pique cuando el hombre reaparece después de un año de ausencia, sin memoria alguna y escupiendo sangre por la boca. Así, Lena es absorbida por una operación oficial que investiga “el resplandor”, un fenómeno inexplicable que cubre un territorio con una especie de manto de luz multicolor. Al inicio de la película, vemos su nacimiento: un meteorito cae a la tierra, a la orilla de un faro que se convierte en la zona cero del evento, un territorio de referencia para los personajes. Todas las tropas enviadas en misión de reconocimiento desaparecen, el manto de luz se expande, abarcando cada vez más tierra. El destello de luz que vemos caer en la tierra al principio de la película acarrea un agente invasor que amenaza con tragarse al planeta entero. ¿Pero con qué fines?
Ante el fracaso recurrente de las tropas militares masculinas, se decide enviar una misión conformada por mujeres. La dirige la doctora Ventress (Jennifer Jason Leigh), una psicóloga emocionalmente remota; Josie Radeck (Tessa Thompson), una tímida doctora en física; Cass Sheppard (Tuva Novotny), una geóloga; y Cass Thorenssen (Gina Rodríguez) una paramédica de carácter volátil. Lena se une al grupo, para entender lo que le ha sucedido a su esposo. Al adentrarse en “el resplandor”, sus propias personalidades actuarán en su contra. Pierden la noción del tiempo y la distancia, y se enfrentan a circunstancias aterradoras.
He simplificado la trama para proteger su experiencia de la película. Quizá sea una precaución innecesaria. La narración no es lineal, y eso hace que el espectador pierda el sentido de la realidad. Pronto en el metraje de la película, discernimos a grandes rasgos el destino de los personajes. El clásico narrador poco fiable se materializa como sobreviviente. No podemos corroborar su historia. Llega un momento en que no sabemos si lo que estamos viendo es recuerdo, un sueño (pesadilla), producto de la imaginación o una franca manipulación formulada para engañar a los humanos que tratan de comprender lo que está pasando. Esta desorientación no es una falla, sino una característica.
La cualidad onírica de la película es poderosa, y se apoya en el brillante ejercicio creativo detrás del diseño y visualización del territorio bajo “el resplandor”. La misteriosa invasión que inicia con la caída de un meteorito provoca una serie de mutaciones que cruzan lo vegetal, lo animal y lo humano. Cuando la extraña belleza del ambiente no te hipnotiza, es porque el horror de sus criaturas te saca del trance. A pesar de sus pretensiones intelectuales, “Annihilation” funciona mejor cuando asume sus raíces de género, y ejecuta viscerales escenas de horror que le darán combustible a sus pesadillas.
Los subtítulos traducen “the sheer” como “el resplandor”, acarreando asociaciones con el filme de Stanley Kubrick (1980) –“el brillo” habría sido una traducción más afortunada– . Si “Annihilation” tiene una deuda creativa, es con el cine del director ruso Andrei Tarkovski. El cruce de la ciencia ficción con la preocupación humana por el amor y la mortalidad viene directo de “Solaris” (1972). La zona donde la realidad se vuelve tan maleable que puede enloquecer a los individuos es una clara alusión a “Stalker” (1979). Los efectos especiales que concretizan los efectos más dramáticos de la mutación entre especies recuerdan a “Alien” (Ridley Scott, 1979) y los aterradores diseños de H.R. Giger, pero integrando motivos naturales que lo asocian con lo femenino, sin perder su cualidad perturbadora.
“Aniquilación”
(Annihilation)
Dirección: Alex Garland
Duración: 1 hora, 55 minutos
Clasificación: * * * (Buena)
Disponible en Netflix
Leé más en el blog del autor: www.juancarlosampie.com