El nombre del restaurante que le mereció a Egda Vélez el título de empresaria del año, surgió por una telenovela brasileña llamada “Vale Todo”. En ella, la protagonista monta un comedor llamado “El Paladar” y luego se vuelve millonaria. Por eso al negocio de Egda se bautizó así.
Egda Vélez tiene 64 años y en la década de los 90 inició su aventura empresarial con un capital de 4 mil dólares. Hoy “El Paladar”, ubicado en Los Robles, recibe a más de 120 personas cada día, ofreciéndoles alimentos caseros nicaragüenses.
Esta emprendedora siempre ha estado conectada con la comida, creció en un hogar con nueves hermanos y ella era la mayor de las mujeres, por lo que usualmente debía ayudar a su mamá con las tareas del hogar.
Los primeros clientes de “El Paladar” fueron los hermanos de su fundadora, algunos cambistas de la zona y trabajadores de una ferretería que estaba cerca del comedor. Poco a poco al restaurante fueron llegando más clientes, hasta que un día llegaron a atender a 120 personas, desde entonces ese número se mantiene.
Debido a la demanda, el restaurante también empezó a trabajar en ocasiones especiales, la primera fue una boda de 300 personas. Algo muy difícil cuando ella empezó dice Egda Vélez.
Hoy en El Paladar trabajan 38 personas. Su menú es comida casera, con 124 recetas que van desde las frituras, ensaladas, y guarniciones, hasta los platos fuertes, y postres.
Empresaria del Año
Este año Egda recibió el Galardón de Empresaria del Año, otorgado por la Cámara de Comercio y Servicios de Nicaragua (CCSN). Esta emprendedora dice que el premio representa a miles de mujeres y hombres que trabajan día a día para sacar adelante a sus hijos.
Una de las dificultades que ella tuvo para que su negocio progresara, fue la de administrar el dinero, no porque estuviera mal organizado, sino que cuando llegaban conocidos y amistades a su negocio, a ella le daba pena cobrarles. Esto es algo que una empresa debe evitar, subraya. Es necesario aprender a ponerle valor al trabajo, concluye.
El relevo
Desde hace tres años “El Paladar” está enfrentando un cambio generacional, con la ayuda del programa “Empresas Familiares” que ejecuta la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), para beneficio de pequeñas y medianas empresas nicaragüenses. Este programa implica que la generación fundadora de la empresa, hace un traslado de la parte administrativa y gerencial a la segunda generación, que la mayoría de veces son hijos o hijas del fundador, sin embargo, también este cargo puede ser tomado por alguien que esté fuera del círculo familiar.
Egda cuenta que este proceso ha sido complicado para ella, porque siempre ha manejado todo lo que tiene que ver con el restaurante y ahora tiene que ceder ese control, además se ha dado cuenta que a pesar de todo el éxito del negocio, su administración tiene carencias que se necesita corregir.
En el restaurante también se está iniciando a ejecutar un modelo de Responsabilidad Social Empresarial, que tiene como objetivo es hacer donaciones internas, es decir ofrecer un programa de mejoramiento de vivienda a los empleados que viven en casas que necesitan arreglos inmediatos.
Además de esto, quieren poner en marcha un nuevo proyecto para ayudar a los trabajadores a disminuir los préstamos con los bancos, ya que harán fondos para que El Paladar se encargue de prestarles el dinero que necesiten.
Mantener el nivel
Egda dice que lo más difícil para una empresa es siempre mantener la calidad, porque eso es lo que le da el éxito a un negocio. Ella recomienda invertir para que los productos sean siempre de buen nivel.
Por ejemplo, explica Egda, cuando una persona visita El Paladar y le gusta el puré de papa, luego cuando esa persona vuelve, espera que el puré tenga el mismo gusto que el día anterior. Si el cliente no encuentra eso, posiblemente no regrese.
Debido a esto su objetivo es que la comida mantenga la misma calidad, con las reglas adecuadas de saneamiento, la compra de productos solo con proveedores certificados y además se invierte en preparar al personal en la cocina y la atención al cliente.
Esta emprendedora cree que el nica es muy tradicional con su comida. Son recetas basadas en la sazón de la cebolla, ajo, sal, pimienta, y naranja agria, el problema dice Egda, es que los nicaragüenses todo lo freímos.
El toque tradicional es lo que pretende rescatar El Paladar. Su cuchara asegura, es ideal para las personas que pasan todo el día fuera de casa y necesitan de un lugar para disfrutar de la comida casera.