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Cómo está cambiando tu cerebro la lectura digital

Así empecé a leer libros electrónicos, sin abandonar los de papel
Los libros electrónicos son una alternativa por su peso liviano y comodidad | Franklin Villavicencio | Niú

Los libros electrónicos son una opción económica para los amantes de la literatura. Te cuento mi experiencia de migrar al formato digital

Decidí migrar a los libros digitales porque, aunque tengo el tiempo y las energías para devorar cada lectura que llegue a mis manos, no tengo el dinero para solventar esta pasión tan cara.

Para frenar los gastos y organizar mejor mi economía universitaria, decidí optar por un invento tecnológico que prometía crear una experiencia parecida a la lectura en formato físico y a un precio menor que el de los libros tradicionales.

La lectura digital y el cerebro

Según la revista Muy Interesante, cada vez se lee más en dispositivos digitales y esto está cambiando incluso nuestra comprensión lectora. Un estudio publicado por ese medio, afirma que leer en estos aparatos, hace que te concentrés más en los detalles del texto que en su significado global.

Los científicos de la Universidad Carnegie Mellon y el Darmouth College de Pittsburgh, llegaron a la conclusión de que dejar los formatos tradiciones (papel y tinta) tiene efectos en cómo trabaja nuestro cerebro. Ellos descubrieron que los lectores digitales tienden a quedarse en detalles y su capacidad de comprensión uniforme se ve reducida.

La pantalla de los libros electrónicos ofrecen una experiencia «bastante» similar a lectura física | Franklin Villavicencio | Niú

Guillermo Franco, periodista digital, comparte en su libro “Cómo escribir para la web”, otros estudios que revelan el comportamiento de los usuarios que consumen artículos en Internet.

Él cita uno del centro de investigación y educación en periodismo, Poynter Institute, que consistía en colocar unas gafas especiales lectores que seguían el recorrido realizado por sus ojos mientras leían en la web. Los estudiados terminaron de leer el 77 por ciento de las historias que se les presentaban en digital. En cambio, cuando se les pedía leer en formato analógico, los usuarios dejaban la lectura casi a la mitad.

Pese a que los sujetos terminaban los artículos en el formato digital y no en el tradicional, esto no garantiza que el nivel de comprensión lectora del texto en general sea el más óptimo.

Hace algunos meses, el New York Times publicó un artículo donde se cita una investigación que llevó a cabo el Pew Research Center. Dicho análisis reveló que la mayoría de los lectores prefieren continuar con sus libros físicos que migrar a la lectura digital.

La observación tomó como muestra adultos estadounidenses. El 66 por ciento de ellos admitió haber leído un libro en papel en los últimos meses, mientras que el 28 por ciento optó por el formato digital. En un 14 por ciento se ubican los consumidores de audiolibros.

La invención de la tinta electrónica

Yo no podía mantener mi lectura digital por más de cinco minutos. Pero conozco a personas que les encantan los libros digitales y logran completar novelas enteras.

Sin embargo, encontré una tecnología muy innovadora, que pensé sería la alternativa definitiva para migrar de una vez por todas a la económica lectura digital: la tinta electrónica.

Se les conoce como eReaders y son unos dispositivos de seis pulgadas (a veces hasta 10) que llevan en su interior tinta y papel electrónico. A diferencia de las pantallas de cristal líquido, la eInk está hecha de partículas muy pequeñas rellenas de líquido transparente. Por esto, la imagen que se ve en un lector electrónico es plana, carente de color y muy parecida al papel. En Amazon podés encontrarlos entre 90 y 120 dólares.

Algunos ofrecen prestaciones tecnológicas como iluminación propia y Wi-Fi | Franklin Villavicencio | Niú

Con uno de estos dispositivos podés leer bajo el sol. Sin embargo, la pantalla genera un poco de destello (mínimo, pero a veces molesto) y están hechos exclusivamente para almacenar libros. Cada vez más se fabrican con prestaciones avanzadas, como iluminación para lecturas de noche, Wi-Fi, datos móviles, tiendas virtuales y conexión a redes sociales. En general, están haciendo de este hábito algo social, donde podés compartir citas en tus redes sociales mientras leés un libro y comentás reseñas de otros lectores.

Pensarás que un dispositivo como este lo tenés que cargar a diario… pero no. Una carga te puede durar hasta un mes.

Entonces, ¿cuál es su desventaja?: Que no es un libro.

Hay algo romántico en la lectura tradicional y en esos objetos mágicos llamados libros. No sé si es su olor, la textura, la forma en la que uno lo puede sostener, la interacción de pasar las páginas, de sentir, de ver las tipografías y la fuerza de la tinta. Una experiencia que ningún bibliófilo podrá vivir a través de un eReader.

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Mi cerebro me pedía sentir esos estímulos. Ahora sé que la ciencia tiene una explicación para este sentimiento: Un estudio  de la Universidad de Stavanger, descubrió que las personas que leen en formato físico, se involucran más sentimentalmente con la historia que los lectores que usan dispositivos digitales.

La tienda Amazon vende más del 80 por ciento del mercado de libros electrónicos | Franklin Villavicencio | Niú

Por eso no pude dejar de comprar libros, pero sí disminuí mi impulsividad. Ahora hago un perfecto balance entre la lectura digital y la analógica a través de mi propia fórmula mágica:

Como sé que mi comprensión lectora disminuye en dispositivos electrónicos, trato de leer libros «blandos» y cortos en este formato, mientras las lecturas más «pesadas» la hago de manera tradicional. 

Hay libros que no podré disfrutar plenamente en el formato digital. Pasó lo mismo con el periódico, con la radio y ahora con Internet.

Y vos, ¿creés que algún día se dejará de leer en papel?

One thought on “Así empecé a leer libros electrónicos, sin abandonar los de papel

  1. No. No se dejará de leer y de imprimir libros tradicionales (de pasta dura/blanda y de hojas de papel). Seguirán, de la misma manera que los discos de vinil y los casetes siguen produciéndose y vendiéndose (en algún lado leí que están regresando los videocasetes, también).

    ¿Moda pasajero a lo «retro»? No lo sé. Sin embargo, a muchos los (nos) mueve la «nostalgia» hacia la tecnología de hace algunas décadas; de la misma manera que a muchos los (nos) embarga escuchar la música disco que bailaron(mos) en los años 70-80 en la discoteca Lobo Jack, frente a la Crema Batida, de Camino de Oriente.

    Mas sin embargo, esa nostalgia no evita que usemos un iPod o nuestro teléfono móvil para escuchar la música de nuestro agrado; y muy seguramente tenemos en el automóvil un equipo de última generación (o bastante actualizado tecnológicamente) donde podemos conectar desde nuestro iPod, teléfono, GPS, hasta, quizá, la tostadora de pan que posiblemente tenga IoT (Internet of Things).

    Yo opino, que para los efectos de la lectura general, es decir, aquella fuera del ámbito académico, en que el libro en mano es lo ideal, el lector es una excelente herramienta.

    Además de las ventajas que usted menciona, yo agregaría una muy importante: puedo llevar conmigo cientos, sino miles, de libros; más de los que leeré en toda mi vida biológica ¡en un solo dispositivo! Es práctico, liviano, delgado (tienen milímetros de grosor), la batería dura semanas, puedo leer directamente bajo la luz del sol, algunos traen iluminación led para leer en la oscuridad, y no molestar a la pareja, si no logran esperar hasta el día siguiente y conocer el desenlace de la lectura que tienen en proceso. Pueden hacer anotaciones, subrayar, conocer el significado de palabras que no conocen o tienen duda sobre su significado y si van leyendo en un viaje muy largo y finalizaron la lectura en proceso, violá!, seleccionan otro y continúan. Mi esposa usa uno de 5 pulgadas (marca Kobo) que regularmente lo carga en su bolso de mano cuando viaja o va a realizar alguna diligencia donde, posiblemente, deba esperar a que la atiendan. De esta forma «aprovecha» el tiempo muerto.

    Yo he leído «libros» alrededor de las mil páginas (las novelas históricas de Ken Follett, Los Pilares de la Tierra y Un Mundo sin fin; así como su saga de la segunda guerra mundial). Es cuestión de adaptarse, pero especialmente de leer. Y eso es el meollo del asunto: deberíamos de leer, al menos, un libro mensual. No lo estamos haciendo.

    Mi último comentario es técnico: si se deciden a comprar un lector electrónico compren uno que no esté atado a un formato en particular; el Kindle de Amazon está atado al formato propietario de Amazon, por ejemplo. Marcas como Kobo son genéricos en este sentido, aceptan varios formatos, en especial el formato estándar, epub que ya se encuentra en su versión 3.

    ¡Feliz lectura!

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