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Así fue contarle a mi familia que soy homosexual

Tres personas de la diversidad sexual nicaragüense nos cuentan, en primera persona, cómo fue para ellos asumir su preferencia sexual en una sociedad que aún los discrimina

A los catorce años, Marisol Moreira supo que le gustaban las mujeres. Era la primera vez que una mujer la atraía tanto y en su interior sintió que algo cambió. A su familia, esta decisión le impactó mucho más que a ella, y en el colegio le dijeron que ser homosexual estaba mal y que su noviazgo no estaba permitido. Nadie le preguntó cómo se sentía, más bien, todo el tiempo la juzgaron.

Por esa misma causa, Karelia de la Vega, conocida por su personaje en redes sociales «Lady La Vulgaraza», se fue de su casa. Ella sabía que sentirse mujer no estaba bien visto por su religión y que su familia no dejaría que fuera quien quería ser. A los 16 años, tomó las pocas pertenencias que tenía y partió.

En Nicaragua aún persiste el rechazo hacia las personas que no son heterosexuales, a pesar que en 2008, ser gay dejó de ser delito y la discriminación hacia este grupo pasó a ser penada. Aun así son etiquetados como “cochones, mariconas y marimachas”. Incluso, hay muchos que afirman que quienes tienen una opción sexual diferente, lo hacen porque tienen enfermedades mentales. Y del rechazo no hay quien se libre, pero son las mujeres transgénero quienes son más señaladas.

A Roberto Lechado, un hombre homosexual, le ha tocado oír cuestionamientos que van desde “te estás desperdiciando” a “yo no entiendo por qué los homosexuales pueden tener trabajos en los que ganen más que uno”. Pero mejor dejemos que ellos nos cuenten cómo fue reconocer públicamente su preferencia sexual y qué consecuencias ha tenido en sus vidas.

¿Qué esperás que sea un homosexual?

Actualmente, Roberto Lechado, tiene una obra de teatro llamada "Siempre Coshon, nunca Incoshon" en la que cuenta su experiencia aceptando su orientación sexual. Claudia Tijerino | Niú
Actualmente, Roberto Lechado, tiene una obra de teatro llamada «Siempre coshón, nunca incoshón» en la que cuenta su experiencia aceptando su orientación sexual. Claudia Tijerino | Niú

Roberto Lechado, 27 años.
Actor de teatro. Gay.

Yo estoy claro que me gustan los hombres y si lo etiquetamos, me asumo como homosexual o como lo ando diciendo ahorita, como “coshon”. Empecé experimentando en el colegio, sabía que me gustaban los hombres, pero no lo tenía claro.

Anduve con un compañero durante seis años, pero en público yo le hacía bullying. A lo mejor fue porque me sentía culpable. Yo crecí en una familia clasista y homofóbica. Hacían comentarios de “cochón” “qué cochonada” y tal vez allí fue cuando me di cuenta que “la estaba cagando”. Me obligaban a ir a misa y ahí siempre te dicen que ser gay es malo. Por eso, creo, que en algún momento yo culpaba a ese chavalo por mis actos.

Decidí contarle a mi mamá que era gay cuando tenía 17 años. En ese tiempo comencé a jalar con un tipo que me gustaba muchísimo y como no sabía cómo contarle, fui donde una psicóloga para que ella hablara con mi mama. A la semana la llamé y me dijo que hacía dos días le había dicho. Allí comenzó todo. Fui donde mi mamá y me dijo:

— Ala hijo, es que no quería hablarlo con vos ahorita, primero quería hablarlo con un sacerdote.

—Cómo un sacerdote va a tener que decirle lo que usted tiene que hablar con su hijo, — le dije.

Después de eso nos atacamos a llorar y al final me dijo:

— Ni modo. Te acepto, pero no quiero que me presentés a ningún novio nunca.

Yo me quedé malísimo porque justamente por eso lo había hecho. Y eso me afectó porque he tenido relaciones tan lindas que me gustaría presentárselas, como mi hermano le presenta a sus novias y ella las recibe contenta y, yo nunca pude tener eso.

Con mi familia materna tuve problemas por ser gay. Yo tengo un tío que es súper homofóbico y que siempre me estaba diciendo “qué vas hacer, maricón”, y recuerdo que un par de veces me peleé con él por eso y mi mamá llegó a decirme: “andaté de la casa antes que te agarrés a golpes con él” y lo curioso es que hace unas semanas que presenté mi obra de teatro “Siempre coshón, nunca incoshón”, lo vi sentado junto a su cuñado viéndome actuar. Y me alegra que alguien con ese tipo de ideas se acerque a espacios como esos.

El teatro ha sido una herramienta que le ha ayudado a asumir su identidad sexual, confiesa el actor Roberto Lechado. Cortesía | Niú
El teatro ha sido una herramienta que le ha ayudado a asumir su identidad sexual, confiesa el actor Roberto Lechado. Cortesía | Niú

En general he sido un maje que se ha cubierto mucho. He sabido moverme. He tenido que aparentar ser quien no soy para encajar. Y noto la diferencia, porque cuando estoy con mis amigas me siento más libre, hablo de otra manera y yo me digo “qué mal que no pueda ser la misma persona en distintos espacios”.

En el colegio donde doy clases, por ejemplo, me muestro como el profesor serio, el que “actúa normal” y ahora me cuestiono qué estoy haciendo, si soy homosexual tengo acostumbrar a la comunidad del colegio a que tienen un profesor homosexual, que por ser así no voy a convertir al resto en homosexual, que no voy a lastimar a nadie, simplemente voy a fomentar el respeto a las diferencias y a impartir mi clase como cualquier otro, y no tengo por qué ocultarlo.

Actualmente, me siento incomódo en algunos espacios donde hay gente que se siente superior que el resto y te ve mal porque si sos homosexual y además negro, estás muy mal, porque si sos negro al menos sé heterosexual. Y también he oído a gente decirme “Ala, no parece gay”, “te estás desperdiciando”, y me pregunto: ¿Qué esperás de un homosexual? Que sea un maje desgraciado, rechazado y fracasado. Realmente no entiendo.

“Para mí fue difícil etiquetarme como lesbiana”

Marisol Moreira y unos amigos durante una marcha por la diversidad sexual en Estados Unidos. Cortesía | Niú
Marisol Moreira y unos amigos durante una marcha por la diversidad sexual en Estados Unidos. Cortesía | Niú

Marisol Moreira, 26 años.
Médico general. Lesbiana.

A los catorce años, cuando me di cuenta que era lesbiana, en mi colegio no se hablaba de sexualidad. Yo estaba en tercer año y en ese tiempo no me etiqueté a mí misma como lesbiana porque incluso, durante un tiempo, esa palabra me hacía sentir mal. Yo sentía que era una ofensa que la gente me lo dijera e incluso yo misma decirme “Marisol, sos lesbiana” era algo difícil.

Cuando se lo conté a mi familia se lo tomó bastante mal. Me acuerdo que un día, antes de irme a clases por la tarde, le dije a mi mamá: “Me gustan las mujeres”. Ella se enojó y yo sin decirle más nada, me fui al colegio. Cuando regresé, ella no me habló. Pasó mucho tiempo en que solo me hablaba para cosas básicas. Me imagino que en algún momento lloró.

En ese tiempo mi papá estaba fuera del país, pero cuando volvió y se lo dije, fue igual. Recuerdo que estábamos sentados en la cama y cuando le dije “papa mirá me gustan las mujeres”, comenzó a sentirse tan mal que llamamos a un médico. Mi hermano estaba molesto conmigo porque veía a mi mama llorar y a mi papa enojado todo el tiempo conmigo.

Todo empeoró cuando días después los mandaron a llamar del colegio para decirles: “su hija tiene una relación con una compañera y esto está prohibido en el colegio”. Ellos no sabían qué hacer y en el colegio tampoco. Creo que era la primera vez que ellos enfrentaban una relación homosexual abierta.

Durante algún tiempo, Marisol Moreina no le gustaba ser etiquetada como lesbiana, sin embargo, ahora no teme decirlo. Claudia Tijerino | Niú
Durante algún tiempo, Marisol Moreira no le gustaba ser etiquetada como lesbiana, sin embargo, ahora no teme decirlo. Claudia Tijerino | Niú

Yo me sentía juzgada, sentía que nadie se había tomado la molestia de preguntarme o darme el chance de explicar cómo me sentía.

Aunque debo reconocer que varios maestros me apoyaron, me instruyeron y me hicieron comprender que no era mi culpa. Eso fue determinante para formar mi carácter y mi autoestima. Aunque no voy a negar que fueron dos años en los cuales lloré mucho, y creo que por eso, mi mamá me mandó a estudiar a Managua cuando terminé el bachillerato, para que yo no estuviera cerca de ellos, porque soy de León.

Recuerdo que cuando me bachilleré a mis compañeras les dieron diploma de perseverancia atlética y aunque yo jugué futbol sala desde quinto grado hasta quinto año, hice natación y gané medallas, en mi graduación no me dieron absolutamente nada. Y estoy casi segura que fue porque era lesbiana.

Con el paso del tiempo y un poco de educación mi familia lo aceptó. Ahora tengo una relación espectacular con mi madre. Ella ha sido un pilar fundamental para mí, ahora siempre recalca que “La Marisol es lesbiana, pero ha hecho esto y esto, es la hija que yo crié”; mi papa está en el proceso de aceptarlo, pero al menos ya salió de esa barrera de no hablar del tema.

Desafortunadamente, las personas creen que ser homosexual es algo que va a determinarte toda tu vida. Como “él es arquitecto, pero es gay”. Por ejemplo, yo soy médico y soy lesbiana y eso no significa que ser lesbiana me haga menos médico o menos persona.

“Por ser mujer trans me apedrearon, me violaron y me humillaron”

Karelia de la Vega se volvió conocida en redes sociales por su personaje de Lady La Vulgaraza. Claudia Tijerino | Niú
Karelia de la Vega se volvió conocida en redes sociales por su personaje de Lady La Vulgaraza. Claudia Tijerino | Niú

Karelia de la Vega, 25 años
Youtuber «Lady La Vulgaraza». Mujer transgénero

Me di cuenta que era trans desde muy pequeña. Tenía como 15 años. Ya desde antes sabía que mi preferencia sexual era otra, sabía que mis pensamientos eran más como mujer. Yo veía los concursos de belleza y me daban ganas de participar. Recuerdo que en ese tiempo estaba el certamen Miss Gay Nicaragua y yo lo veía y decía “yo quiero ser como ella”. A los 17 años cumplí ese sueño y participé, aunque en mi familia nadie me apoyó.

A mi mamá nunca le dije que era homosexual. Ella se dio cuenta por mis actitudes. Recuerdo que primero comencé a usar “shortcitos”, cortaba los pantalones que ya no me quedaban de largo y les hacía el ruedo. Después comencé a ponerme sostén y al poco tiempo empecé a vestirme así todo el tiempo. Ahí comenzaron los problemas.

En el colegio no me dejaban usar mi cabello largo, los profesores me hacían sentir menos, a veces me decían cosas delante de los demás alumnos y ellos después lo repetían. Me humillaban como persona. Recuerdo que una vez un maestro me dijo que la comunidad LGTB no sirvia para nada y a mí me molestaba. Por eso decidí dejar de estudiar.

En las calles la gente también me señalaba, me decían “cochón” y varias veces hubo gente que me agarró a pedradas, me tiraban agua y me humillaban. Eso es algo difícil que pasamos todas las chicas trans.

En mi casa, mi mamá no me rechazaba, pero me limitaba porque nosotros crecimos en el evangelio, me decía que no me vistiera así y yo sabía que por la religión estaba mal, entonces a los 16 años decidí irme de mi casa. Fui prostituta, nunca lo he negado. Lo hice porque no me daban trabajo por mi apariencia y fue cuando viví el rechazo en carne propia. Me violaron varias veces y nunca tuve valor de denunciarlo porque sabía, y todavía sé, que la Policía no me va defender. Muchas veces me golpearon y lo que más duele es saber que algunas personas lo hacían por diversión, porque miran a las personas indefensas y se sentían mejores que uno.

Más de 200 mil personas siguen la cuenta oficial de Lady La Vulgaraza en Facebook. Cortesía | Niú
Más de 200 mil personas siguen la cuenta oficial de Lady La Vulgaraza en Facebook. Cortesía | Niú

La última vez que me golpearon casi me matan, me dieron con un tubo en la cara y después me agarraron a patadas. Aún guardo una foto en mi celular. Además de esos golpes físicos, tengo golpes emocionales que seguiré guardando por mucho tiempo porque también hubo mucha gente que nos decía a mí y a mi familia: “muertos de hambre”, “buenos para nada” y nos decían que éramos una mierda.

Yo nunca he dudado de lo que soy. Más bien siempre oro y le pido a la Dios que me de muchas bendiciones, porque por ser gay no vamos a olvidar a nuestro creador. Ahora me he vuelto conocida por mi personaje de «Lady Vulgaraza», pero yo soy mucho más que ese personaje y el ser gay me ha ayudado a afrontar mis miedos y ahogarlos entre las ganas de querer ser y hacer, pues como dice una frase que oí cuando era niña: “Soy como soy y lucho por mis sueños”.