Y decían que Nicaragua no jugaba nada, y decían que los muchachos no le ponían garra y corazón, y decían los detractores de estos 23 chavalos, que jugar a como se hizo contra Honduras y Panamá, no era suficiente, no representaba evolución, incluso, llegaron a considerar que era conformismo alabar el buen juego que hicieron en esos dos partidos.
Hoy los que buscan el pelo en la sopa en el trabajo de Henry Duarte y sus seleccionados se llevaron una grata (o pésima) sorpresa: La Selección Nacional empató contra Costa Rica en su tercer partido en la Copa Centroamericana. Igualó a cero, y fue ordenado en defensa, a ratos dominó el encuentro y desquició a la ofensiva costarricense con sus bloques bien formados.
Por primera vez en la historia en un partido oficial (y no oficial) Nicaragua no perdió contra el vigente campeón de la Uncaf. Y no fue cuestión de suerte, ni fue por falta de interés del equipo tico (el cuerpo técnico estaba desesperado). Señoras y señores, este empate es fruto del esfuerzo de 23 muchachos que salieron del país con un solo objetivo: clasificar a la Copa Oro, algo que sin duda, hoy ilusiona más.
El partido
Nicaragua y Costa Rica igualaron en tiros directos al arco (2), si bien el equipo tico mantuvo la posesión del balón buena parte del segundo tiempo, en la primera parte, Nicaragua fue quien dominó las acciones del encuentro. Solo con decirles que el equipo tico tuvo que esperar alrededor de siete minutos para aproximarse al área pinolera.
Henry Duarte salió con una alineación distinta a la de los dos partidos con Honduras y Panamá. Sin Barrera, sin Moreno, sin Rosas, sin Copete, sin Casco, sin Bryan García, jugador que marcó el gol contra los canaleros. La lógica del entrenador nacional era reservar a estos jugadores para los dos juegos contra Belice y El Salvador. Hasta ahí todo bien.
Historial CRC-NCA:
7-2
7-0
3-2
7-1
8-1
4-1
3-0
6-0
2-0
5-1
1-0
5-1
2-0
3-0
1-0
0-0 <<< 17 de enero de 2017 #CCA2017— MisterChip (Alexis) (@2010MisterChip) 18 de enero de 2017
Los críticos de Duarte expresaron su inconformidad por mandar al equipo suplente a enfrentar al vigente campeón. Le pronosticaron goleadas y ridículos, sin embargo, los 11 jugadores que salieron al campo dieron una lección a ese sector de la “afición” y demostraron que no hay equipos B O C, que lo que basta es tener garra, corazón y coraje.
Nicaragua dominó el inicio del encuentro. Si bien cedió la iniciativa a medida que transcurrieron los minutos, el esquema en bloques que plantó Duarte, fue suficiente para contener la pobre ofensiva costarricense. El orden de los 11 jugadores dejó sin posibilidad de crear jugadas al medio tico, y los que vieron el encuentro, son testigos de que lo que escribo, no es mentira.
El vecino del sur no tuvo profundidad, la “Azul y Blanco” cerró los espacios cuando fue necesario y a ratos se fue al frente, aprovechando los espacios que el medio y la defensa de costarricense dejaba cuando intentaban atacar.
En el segundo tiempo, el equipo nacional siguió con la misma tónica. Desbarató las jugadas individuales de los jugadores ticos y de nuevo, no permitió crear juego que pusiera en peligro el arco de Téllez.
Ni el arbitraje (que luego de tres partidos me atrevo a decir que no favorece a los pinoleros) se interpuso en lo histórico que iba a resultar el empate. Apelando a los fuertes golpes que recibieron de parte de los jugadores ticos en algunas jugadas, los pinoleros, al cierre del segundo tiempo, agotaron los minutos, quedándose en el césped.
El central del encuentro agregó cinco minutos de compensación. Cada segundo parecía eterno. Duarte oxigenó el equipo con tres cambios, y el empuje continuó hasta el final, hasta lograr el histórico empate, que deja a Nicaragua por ahora, en el quinto puesto, que otorga el repechaje para un puesto en la Copa Oro.
— MisterChip (Alexis) (@2010MisterChip) 18 de enero de 2017
Lo que se vivió hoy, señoras y señores, niños y niñas, aficionados y detractores, fue algo bonito, que deja más ilusión de la que ya se tenía. No salgan con inventos de que Costa Rica jugó con un equipo B o C. Los jugadores que participaron en el encuentro, dejaron todo en la cancha. Los costarricenses no regalaron nada, sino pregúntenle al entrenador tico, que en cada jugada de “peligro” se desesperó porque su equipo nunca anotó.
De verdad, no busquen otro pelo en la sopa. Nicaragua avanza, no a pasos agigantados, pero avanza a la medida de las condiciones lo permiten. El equipo es más unido, más ordenado, ataca cuando debe hacerlo y defiende perfecto. Hoy es un día histórico, el resultado marca la pauta del camino, y si el destino es tan bueno con los suyos, seguramente Duarte, recibirá una placa, pero de parte de los verdaderos seguidores de la selección nacional.