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Blog: ¿Hacia dónde se enrumbarán las elecciones en Chile?
Elecciones en Chile
Una manifestante sostiene una bandera a favor de la reforma constitucional en Chile durante una protesta en Santiago, mientras que otra mujer porta un cartel de rechazo a las modificaciones de la Carta Magna durante una movilización en Viña del Mar, el 22 de octubre de 2020. Elvis González / EFE - Rodrigo Garrido / Reuters

Chile está viviendo un momento histórico, una oportunidad con ese singular fenómeno fundacional: la recién electa Convención Constituyente que redactará de cabo a rabo, el perfil de un nuevo Estado y un nuevo orden económico y social.

Chile estará celebrando elecciones generales el próximo 21 de noviembre 2021, para el periodo 2022-2026. Se elegirán presidencia, vicepresidencia, diputados, senadores, consejeros regionales. Habrá, si se da el caso, una segunda vuelta electoral, el 19 de diciembre de 2021.

Hay encuestas y encuestas, pero la verdad es que nadie sabe qué rumbo le dará ese proceso electoral a Chile, especialmente por la aparente contradicción entre una próxima presidencia que, a inicios de 2022, se instalará electa gracias a su plataforma programática y la nueva Constitución, que ese presidente deberá promulgar y a la que se deberá sujetar cerca de la mitad de 2022, con el diseño de un nuevo Chile.

Vaivenes de democracia, vaivenes de dictaduras

A pesar de sus tropiezos, frecuentemente se citaba al Chile antes de Pinochet, como ejemplo raro de democracia en el continente al sur del Río Bravo. Hoy en día, estos comicios se celebrarán con Pinochet físicamente enterrado, pero con un pinochetismo aun latente en varios sectores y de hecho, un fenómeno presente en la conciencia chilena, para resignación, aceptación o rechazo.

Esto se ve muy claro, por ejemplo, en una de las viñetas de campaña (“franja electoral”) de uno de los candidatos de “derecha”, Ignacio Briones, que refleja los tres bloques alternativos en estas elecciones: los que desentierran a Pinochet para levantar sus banderas de “izquierda” o de “derecha” y los que se presentan como una solución alternativa. El spot de Briones se desarrolla en un cementerio donde está la tumba de Pinochet, presentando a esa izquierda y derecha desenterrando sus restos para su uso en la agitación política propia y concluyendo que deben unirse para sacar el cadáver, aunque piensen darle usos distintos. Llega, de pronto, en un poderoso Caterpillar de cuchilla, el candidato Ignacio Briones y termina de enterrar a Pinochet, a su izquierda y derecha, violentamente.

Apartando el mal gusto de la viñeta publicitaria, no deja de ser muy gráfica de la realidad de Chile: debe saber enterrar el marcado estigma con que Pinochet ha marcado a Chile, sin olvidar las lecciones que deja una dictadura sangrienta, ni las protestas a partir de 2019, que hizo irrumpir en Chile la esperanza de un renacimiento.

Convención constituyente

Chile está viviendo un momento histórico, una oportunidad con ese singular fenómeno fundacional: la recién electa Convención Constituyente, de 155 miembros, que se instalará este 4 de julio 2021 y que, por los próximos nueve meses, redactará de cabo a rabo, el perfil de un nuevo Estado y un nuevo orden económico y social.

El panorama es muy claro: la derecha tradicional chilena cuenta con apenas 38 votos de ese total de 155 constituyentes, mientras hay un inédito número de 17 redactores constitucionales de los pueblos originarios y el fenómeno también nuevo del colapso de los partidos como expresión política ciudadana: casi el 70% de los representantes constituyentes provinieron de entidades no partidarias. Y un hecho relevante: la paridad de género alcanzada en esta Convención Constituyente: 78 hombres y 77 mujeres.

Estos hechos presagian un radical desmontaje del modelo autoritario y antisocial institucionalizado en la Constitución de Pinochet de 1980, que rigió los destinos de Chile durante los gobiernos de Patricio Aylwin, Eduardo Frei, Ricardo Lagos, Michelle Bachelet y Sebastián Piñera (estos dos últimos, con dos mandatos) y que había venido imponiendo la fórmula de un poder basado en: más desarrollo económico e inversiones con más represión, minimización de proyectos y enfoques sociales, contracción de derechos humanos, ciudadanos y de género, privatización acelerada de pensiones y servicios públicos, monetización de la degradación ambiental, presidencialismo extremo, ninguneo de los pueblos originarios, fallido desarrollo industrial, entre otras líneas pinochetistas.

Estas líneas habían convertido a Chile, en su momento, en un clásico laboratorio de campo del recién formulado neoliberalismo. Esto ha llegado a su fin.

Marco jurídico del proceso electoral chileno

En Chile funcionan dos organismos electorales autónomos de orden constitucional: El Servicio Electoral -SERVEL (Artículo 94 BIS Constitución Política de Chile), encargado del registro oficial de partidos y candidaturas, funcionando como órgano superior de la administración electoral y el Tribunal Calificador de Elecciones-TRICEL (Artículo 95 Constitución Política de Chile),encargado de calificar, verificar y proclamar los resultados de todos los procesos electorales en el país, funcionando como corte de justicia electoral donde se dirimen y sancionan las diferencias.

Primarias oficiales y sus combos presidenciales

Bajo esa modalidad, el SERVEL se encarga de coordinar y certificar oficialmente las elecciones primarias de las organizaciones que pretenden participar con candidaturas en los comicios, además de canalizar el financiamiento fiscal de esas actividades. En ese contexto, el próximo 18 de julio 2021, se estarían celebrando las elecciones primarias de los candidatos presidenciales de dos grandes bloques electorales:

“Pacto Chile Vamos” (4 candidatos: Ignacio Briones, exministro) de Hacienda, Mario Desbordes, ex ministro de Defensa “y ex Carabinero”, como se presenta; Sebastián Sichel, exministro de Hacienda, y el exalcalde de Las Condes, Joaquín Lavín). Este bloque perfectamente puede ser llamado el “Pacto de los Ex”. En este grupo está Ignacio Briones, el del video de la tumba de Pinochet. Es un bloque de la derecha genérica. Las encuestas señalarían a Lavin como el triunfante de estas primarias.

El bloque antagónico es “Pacto Apruebo Dignidad” (dos candidaturas: el diputado Gabriel Boric y el alcalde de Recoleta, Daniel Jadue), conformado por el Partido Comunista de Chile y el Frente Amplio, junto a Revolución Democrática, Convergencia Social, Comunes, y Federación Regionalista Verde Social. Es el bloque de la izquierda genérica. Precisamente, Daniel Jadue, líder del Partido Comunista de Chile, es uno de los candidatos mencionados como de más potencial en la cercana disputa electoral.

Recordar que el PC, en 1969, junto al Partido Socialista y otros, conformaron la Unidad Popular que logró el 4 de septiembre de 1970, el triunfo electoral de Salvador Allende. Allende sería derrocado y resultado muerto en septiembre de 1973, por el golpe de Estado de Augusto Pinochet. Muerto Pinochet, este resurgimiento del PC parecería toda una zaga que se está viviendo en Chile.

Los candidatos para primarias del 18 de julio 2021.

No deja de llamar la atención, que no hallan candidatas mujeres en las primarias oficiales
Nota: Pueden verse las viñetas TV de propaganda de los candidatos, aquí

¿Qué Chile renacerá?

Debemos hacernos esta pregunta de nuevo. La derrota de la derecha tradicional y la centroizquierda, reflejadas en la Convención Constituyente, parecería indicar que el pueblo chileno busca una radicalización democrática aún más definida, más a la izquierda.

Lo que es definitivo, parecería que la respuesta global, ya esbozada en los resultados de la elección de los 155 redactores constitucionales, tiende a ser una especie de antípoda a todos y cada unos de los pilares del modelo pinochetista y que arrojaría un modelo económico político que implique pleno desarrollo económico con mejor distribución de la riqueza, cese de la doctrina represiva, potenciación de proyectos de beneficios sociales, soberanía de los derechos humanos, ciudadanos y de género, desprivatización de los servicios de agua, luz, electricidad, vivienda social, rescate del sistema de pensiones, énfasis en el cambio climático y la protección ambiental, balance entre presidencialismo y parlamentarismo, plena soberanía del Estado de derecho, protagonismo social de los pueblos originarios, reorientación del desarrollo industrial, del modelo de energía del país, más participación ciudadana y control de los electores sobre los elegidos.

Lo que sí también es definitivo, es que, esta respuesta más a la izquierda, no debería seguir la ruta del fallido socialismo demagógico del siglo XXI, viendo los magros y trágicos resultados de Venezuela, Cuba, Bolivia, Nicaragua y más bien debería de consistir en un intento consecuentemente democrático, una transición a un modelo de mayor equilibrio del poder económico y político, entre mayorías y minorías, más en armonía con el ser humano y sus derechos y con la naturaleza y el medioambiente en los que actuamos como tales.

*Este texto fue también publicado en el blog del autor: Día-Logos