Blogs
El lema “salvemos el fútbol” , por parte de UEFA y los jeques millonarios es un consigna tan hipócrita cuando proviene de entidades que se han lucrado al máximo de este deporte.
La creación de la Superliga cayó como una bomba hace una semana, cuando se filtró que los doces clubes más ricos de Europa crearían su propia competencia. Una liga que les generaría más dinero que la UEFA no les proporciona, en tiempos que la pandemia del Covid-19 azota las finanzas de este deporte.
El proyecto encabezado por Florentino Pérez, presidente del Real Madrid y de la Superliga, pretendía que una decena de clubes selectos ( Barcelona, Manchester City, Manchester United, Arsenal, Liverpool,Chelsea, Tottenham, Juventus, AC Milán, Inter de Milán, Atlético de Madrid y el Real Madrid) más cuatro invitados consolidaran un torneo de mayor nivel, sin embargo, el proyecto se tambaleó desde el primer día de su anuncio.
Clasificarse a la Superliga solo por ser socio fundador y no por ganar el pase de manera clasificatoria destruía uno de los principios fudamentales del deporte, competir. No dar oportunidades a equipos pequeños para participar, suscitó críticas y señalamientos masivos.
La actitud del presidente UEFA, Aleksander Ceferin, frente a esta situación ha sido amenazante y su contraataque fue fulminante. Bajo influencias políticas ha obligado a los seis clubes ingleses que eran socios de la Superliga a retractarse de seguir en este proyecto.
Proyecto paralizado ante presiones y amenazas
Contradiciendo las propias normas de la confederación en que las asociaciones deben ser independientes al gobierno, Ceferin se valió del apoyo de Boris Johnson, Primer Ministro de Reino Unido, quien no se ha limitado a expresar una simple opinión, sino a sentenciar a los clubes involucrados.
“Vamos a mirar todo lo que podemos hacer con las autoridades del fútbol para asegurarnos de que esto (la Superliga) no salga adelante como está planeado ”, dijo el ministro británico en su cuenta oficial de twitter.
Bajo el argumento de no estar bajo las legislaciones de la Unión Europea, Johnson advirtió a los clubes que podrían ser expulsados de la Premier League. Ante la presión, los seis equipos ingleses dieron marcha atrás.
A cambio, Ceferin premió a Inglaterra con más juegos sedes para la Eurocopa y concedió libertad de fichajes que rompen con el “fair play financiero” a clubes como el Manchester City o Paris de Saint Germain.
Siete días después de anunciar su creación, los únicos que se mantienen en pie en la Superliga son el Real Madrid y Barcelona y una Juventus que dio marcha atrás, pero que aún cree necesario el torneo. Ni en los mejores escenarios se pensaba que estos tres equipos con tanta rivalidad se unieran por una causa, y no cabe duda que la crisis que atraviesan son las razones que propician ese apoyo mutuo.
Los dimes y diretes entre Florentino y Ceferin en distintos medios ha sido una guerra campal que se ha salido de control. En este aspecto, lo más llamativo es el tono poco conciliatorio de la UEFA hacia estos estos clubes, cerrando los espacios al diálogo, porque al parecer con el presidene solo hay dos opciones: estar a su lado, o encontra de él,no hay términos medios.
“Si siguen diciendo que son una Superliga, entonces no jugarán la Champions League, por supuesto. Y si están preparados para hacerlo, pueden jugar en su propia competición”, dijo en una entrevista para la agencia AP.
Sorprende que un hombre con la inteligencia de Ceferin tenga la ingenuidad de querer eliminar a tres clubes de mayor más peso futbolístico que el puesto que ostenta como directivo de la UEFA. Eliminar al club catalán, italiano y madridista de la competición propiciaría el principio del fin de su reinado como presidente.
El doble discurso
El lema “salvemos el fútbol” , por parte de UEFA y los jeques millonarios es un consigna tan hipócrita cuando proviene de entidades que se han lucrado al máximo de este deporte.
Beneficiarse del monopolio que ejercen en las competencias, modificar los formatos para generar más dinero, la inflación que han impuesto en el mercado de fichajes casi impagables, son algunas de las acciones que han promovido este selecto grupo de empresarios junto con la UEFA.
No es que realmente quieran salvar al fútbol, se trata de una batalla por el dinero y el poder. Para la confederación europea, la creación de la Superliga sería peder los clubes que le generan mayores ingresos, ceder su mina de huevos de oro.
Ante la falta de fiscalizacíon de los recursos que genera específicamente la Champions League, algunos clubes demandan más transparencia. Es insano que una entidad posea un poder totalitario sobre los bienes de la competencia,ni tampoco es bueno que un grupo de socios ricos tenga el control. Debe haber un equilibrio que permita una revisión indepediente del dinero que, al final de cuentas producen los clubes y no la administración de la confederación.
Contrario a lo que se ha pidido a los clubes y a jugadores de bajarse sus sueldos por la actual crisis, el presidente de UEFA se automejoró su sueldo. Ceferin tuvo un ajuste salarial de 450 mil euros, según el desgloce del mismo informe de la confederación en 2020, lo que solo suscita más desconfianza en cómo se distribuyen los recursos.
A futuro, la Superliga podría ser inevitable
Lo que también destinó el paso fugaz de la Superliga, fue la forma estrepitosa en que se presentó, porque lo que se expone mal, suele terminar peor.
El proyecto debe tener cambios, donde los clubes se clasifiquen por méritos propios y no solo por ser socio fundador. La Superliga no es un mala idea, pero debe ser replanteada, en el mejor de los casos negociarse entre clubes y UEFA.
No obstante, las modificaciones que ha hecho la UEFA generan más insatisfacciones y transforman la Champions League en un torneo monótono. Mientras se siga abusando de cambiar los formatos de clasificación con el fin de generar más dinero a las arcas de la confederación, la Champions se convertirá en una liga obsoleta, que sucitará crisis insostenibles en los equipos.
“Ahora han vuelto al redil”, expresó Ceferin, celebrando su victoria frente a los clubes ingleses, los cuales se retractaron de continuar con la Superliga. Sin embargo, la historia nos ha mostrado que con el látigo no se puede controlar para siempre a los ovejas.
- De interés: La crisis del Barça: Messi no arruina al club
En el redil que gobierna Ceferin está dividido en tres grupos, así lo señaló al Daily Mail: “los ingleses, que salieron primero, luego los otros tres (Atlético de Madrid, Milan e Inter) y luego los que creen que la Tierra es plana y piensan que la Superliga todavía existe (Real Madrid, Barcelona y Juventus) ”.
George Orwell en su libro “La rebelión de la granja”, nos enseña que los subordinados terminan por enfrentar a sus patrones. El cambio puede terminar en liderazgos más corruptos, pero finalmente siempre se forma otra revolución que sacará al dictador de turno.
En algún momento, quizás en unos años, será inevitable que los animales de la granja del fútbol se levanten nuevamente, y cuando eso ocurra, no habrá negociación, ni amenazas e influencias que los hagan retroceder.
*Este artículo fue publicado originalmente en el blog: Zona de Penal