Miles de nicaragüenses salieron a las calles de León y otras ciudades del país para participar en la tradicional «Gritería Chiquita» en honor a la Asunción de María. A las 5:00 p.m. después del grito de “¿Quién causa tanta alegría? ¡La Asunción de María!” se inició la conmemoración de esta tradición, que cumplió este martes 71 años, en un ambiente de luto y tensión por los más de 300 fallecidos durante las protestas contra el Gobierno de Daniel Ortega.
Esta actividad religiosa se celebra en León en conmemoración a la recordada peregrinación que realizaron los pobladores de esa ciudad en 1947, organizada por el entonces obispo de esa Diócesis, monseñor Isidro Augusto Oviedo Reyes, para pedir a la virgen María su intercesión por una erupción del volcán Cerro Negro.
Cada 14 de agosto, por eso, los leoneses celebran «La Gritería Chiquita», festejo popular y religioso en honor a la virgen, por ser la fecha en la que cesó la erupción de uno de los volcanes más activos de la nación, que cuenta con una altitud de 728 metros sobre el nivel del mar. La tradición también se celebra año con año en otras ciudades de todo el país.
Este año, decenas de personas realizaron sus altares, con la diferencia que muchos de ellos estaban cargados de un simbolismo patrio. En redes sociales se compartieron fotografías de los altares «vandálicos» que mostraban a la virgen María rodeada de banderas azul y blanco, subida en adoquines para simbolizar las barricadas que se levantaron durante las protestas o acompañada de fotografías de varios de los asesinados por la represión gubernamental.
Durante las celebraciones de este año, fueron inevitables los cánticos y representaciones alusivas a las protestas que vive el país desde hace casi cuatro meses, a consecuencia de unas fallidas reformas que el presidente Daniel Ortega intentó aplicar al seguro social y que desataron una oleada de masivas protestas contra la gestión del Gobierno.
Peregrinación al Cerro Negro
En la procesión hasta las faldas del volcán Cerro Negro este año, unos cien fieles acompañaron la peregrinación en la que pidieron resolución de los problemas que afectan a Nicaragua, que vive sumida en una crisis sociopolítica desde cuyo comienzo, el pasado 18 de abril, perdieron la vida más de 300 personas, han habido miles de heridos y decenas de apresados.
Al término de la peregrinación al Cerro Negro, a la ciudad de León fueron llegando, poco a poco, personas desde todos los rincones del país, en esta ocasión, con un objetivo común: pedir a la virgen la paz, la justicia, la democracia, y el cese de la violencia y la represión, en una de las zonas más castigadas por los acontecimientos de los últimos meses.
El pasado 10 de julio se cumplieron 71 años que el volcán Cerro Negro, el más joven de Centroamérica, hizo erupción y las cenizas que lanzó cayeron durante varios días sobre las viviendas de la ciudad de León, provocando el pánico entre los habitantes.
En esa ocasión, los pobladores de esa ciudad levantaron altares en honor a la Virgen de la Asunción, que en la celebración de este martes sufrieron una transformación y pasaron de los tradicionales adornos con materiales sensibles, a bases con adoquines utilizados en los «tranques».
Después de los ruegos de los pobladores de esa ciudad, la actividad del Cerro Negro cesó, y, creyendo que era un milagro, las autoridades eclesiales de la época establecieron que cada 14 de agosto se celebrara en todos los municipios del departamento de León el día de «La Gritería Chiquita», en el que se canta a la Virgen y se reparten golosinas entre los promesantes.
Altares vandálicos de la Gritería Chiquita en León. ?? #SOSNicaragua pic.twitter.com/yWRRrr5LMd
— Yader Luna (@Lunacero) 14 de agosto de 2018
La actividad consiste en recorrer las calles de León y visitar altares en honor a la Virgen, con cánticos y rezos a la vez que se grita «¿Quién causa tanta alegría?», a lo que se responde: «La Asunción de María», para culminar la fiesta con los llamados «toros encohetados», que llenan de luz y color la última hora de la tarde.
A cambio de rezar y cantar, los feligreses reciben dulces, frutas, trozos de caña de azúcar y en algunos casos pequeñas bolsas con arroz, frijoles, azúcar y otros tipo de regalos en medio de la quema de abundante pólvora.
Los protagonistas de las romerías van dotados de novenarios para cantar a la Virgen, y también llevan bolsas para llenarlas con los obsequios que reciben.
Con información de agencias.