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Charlize Theron explota en «Atómica»

En los últimos días del muro de Berlín, la agente británica Lorraine Broughton (Charlize Theron) recorre las dos Alemanias con una misión: recuperar una lista con los nombres de todos los agentes occidentales ocultos tras la Cortina de Hierro. Su pantalla es presentarse como abogada gestionando la repatriación del cuerpo de James Gascoigne (Sam Hargrave), quien además de colega, era su amante. Nada es lo que parece ser. ¿El jefe de misión Percival (James McAvoy) quiere ayudarle o sabotearla? ¿La fotógrafa Delphine (Sophia Boutella) quiere besarla o matarla? ¿El joven Merkel (Bill Skarsgard) es pariente de Ángela?

Para añadir otra capa de suspicacia, los eventos que vemos son relatados en retrospectiva por Lorraine, mientras es interrogada por su superior, Eric Gray (Toby Jones), y un abrasivo operador de la CIA (John Goodman). El “narrador poco fiable” es solo una de las armas en el arsenal narrativo de esta película de acción, basada en la novela gráfica  “The Coldest City”, de Antony Johnston y Sam Hart. No se preocupe por seguir el hilo. Las afiliaciones de sus personajes son tan maleables que no importan. Al final todo tendrá sentido, o quizás no.

https://youtu.be/ynZbh0qunCw

La verdadera razón de ser de “Atómica” está en sus secuencias de acción. David Leitch, con amplia experiencia como coreógrafo de peleas, capitaliza su trabajo en “John Wick” (Chad Stahelski, 2014). En el exitoso vehículo de estrella protagonizado por Keanu Reeves, Leitch trabajó como director sin crédito. Ahora, toma las riendas de un filme completo. El resultado es una serie de secuencias de acción ejecutadas con tal claridad y precisión, que ponen en verguenza a la trama. Compárela con cualquier otro producto taquillero. Por ejemplo, en la recién estrenada “Duro de Matar” (Patrick Hugues, 2017), decenas de hombres mueren, centenares de balas se disparan, y un camión se vuelca en eje vertical en un pretendido atentado terrorista. Pero la escala y la cantidad no suplen una certera puesta en escena.

De la misma manera en que Reeves recibió tratamiento de ícono en “Wick”, Theron es presentada como un ídolo letal. Su presencia física es innegable, y ejecuta con limpieza las demandas del papel. Sin embargo, es una lástima que la película no pueda explotar sus registros emocionales. Vea, por ejemplo, como “Mad Max: Fury Road” (George Miler, 2015) aprovecha al máximo todos los talentos de la actriz. “Atómica” se queda corta.

Charlize Theron y James McAvoy en «Atómica»

Los placeres de “Atómica” pueden ser superficiales, pero también son innegables. Los 80 se invocan como un estado mental narcotizante. La película se apropia de la estética de videoclip, usualmente vilipendiada. Las luces de neón tiñen las escenas nocturnas. La banda sonora está programada como el casette que te grabó un amigo en la escuela secundaria, desde “99 Luftballons” de la banda alemana Nena, que data de 1983, hasta “Fight the Power” de Public Enemy, de 1989. La acción se desarrolla en 1990, pero el espíritu pop de la década recién terminada gobierna el ambiente. La nostalgia es el arma secreta de “Atómica”, y me temo que estoy en la edad correcta para ser vulnerable.

El uso de locaciones emblemáticas de Berlín es juicioso. Una vez más, es instructivo comparar con “Duro de Cuidar”. Esa película escenifica sus secuencias de acción más aparatosas en la fotogénica Amsterdam, pero no le saca partido a las locaciones. Las retrata con la indiferencia genérica de una postal. “Atómica” busca lugares emblemáticos que no han tenido mucha exposición. Tome nota de una persecución que culmina en el International Kino, el cine más hermoso de Berlín Oriental. Puntos cinéfilos extra por interrumpir una proyección de “Stalker” (Andrei Tarkovsky, 1979). Para esta fecha, el maestro había muerto en el exilio, así que es creíble que sus filmes ya no estuvieran vedados por las autoridades. El lugar, y el detalle, alimentan a la película, dándonos pistas sobre la identidad política y cultural. Cuando usar lugares reconocibles, les da un giro inesperado. La puerta de Bradenburgo, esta tapada a la mitad por el muro.

Un fotograma de la película «Atómica». Foto tomada de internet

Las glorias del cine alemán reciben un breve reconocimiento. Barbara Sukowa es una amarga funcionaria de la morgue. Till Schweiger es un relojero con una agenda secreta. Uno quisiera que tuvieran más que hacer, pero tendremos que conformarnos con lo que hay.

“Atómica”

(Atomic Blonde)

Dirección: David Leitch

Clasificación: * * * (Buena)