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Así me fue en una cita que conseguí en Tinder

Tinder

¿Cuántos “Match” has logrado en Tinder? Supongamos que muchos, no importa la cantidad que tengás, todo inicia con un intercambio de mensajes en el chat de la aplicación.

En Niú preguntamos sobre las situaciones más incómodas, raras o graciosas que han vivido en una cita arreglada a través de Tinder. Desde fetichistas amantes de los pies, hasta «cheles» que se tiran pedos sin importar que sea la primera cita. Estas son las historias que compartieron seis chavalas que viven en Nicaragua.

Como que lo conocía desde antes

Sthefy, es una joven de 23 años, inició en Tinder por un amigo holandés que lo usa cada vez que viene a Nicaragua. Entre sus “match” empezó a conversar con un chavalo, era tan natural que parecía que se conocían desde antes. Fueron cinco meses de chat, su temas eran diversos y a ella le gustaba la forma en que él le respondía. Luego de esos cinco meses decidieron conocerse, arreglaron una cita y de eso nació un noviazgo que duró cinco meses. Sthefy dice que lo sigue amando, pero sus intereses eran distintos y no pudieron seguir la relación.

Me pedía fotos de los pies

Carol tenía alrededor de 400 “matches”, de esos, dos le pidieron sexo a la primera y otro inició la conversación con una pregunta muy particular: ¿Te gustan los pies? Ella contestó que no y siguió con la plática. Sin embargo, él insistía en hablar sobre los pies y todo lo que él escribía hacía referencia al mismo tema. Durante el intercambio de mensajes, él subió la intensidad de su petición y trató de convencer a Carol que le enviara fotos de sus pies, pero Carol se asustó demasiado que eliminó al fetichista de su lista.

Ya estoy listo para quedarme en tu casa

Florencia de 27 años usa con frecuencia Tinder, una de sus citas fue un francés que andaba de visita en Nicaragua. Salieron tres veces, a la tercera el extranjero tenía lista su maleta para mudarse a casa de Florencia. La noche que lo iba a dejar en su hostal, el francés no quería bajarse de la camioneta y le insistía a Florencia que se dejara amar, que él le iba a dar amor. Florencia trató de convencerlo que se bajara, pero la paciencia no le dio más. Estiró su brazo para abrir la puerta, en esa fracción de segundo, el francés explotó y le tiró una botella de vino que ella cargaba en su vehículo.

Florencia cubrió su rostro y la botella impactó en sus brazos. El francés se bajó y se fue a su habitación. Al día siguiente tenía un mensaje de él que decía: Nos vemos mañana. Florencia lo eliminó y lo bloqueó de todas sus redes. Nunca más lo volvió a ver.

 

¿Dónde nació Rubén Darío?

Paula tiene poco tiempo de usar Tinder, la mayoría de sus “matches” no pasan del primer mensaje y la conversación muere. Entre ellos, hubo uno que sí duró lo suficiente. En la plática, Paula le preguntó de dónde era. El chavalo contestó con tanto orgullo, que seguro se le infló el pecho “Soy de la misma ciudad de El Príncipe de las Letras Castellanas”, contestó. Paula con mucha seguridad le respondió “Aaaah de León” e indignado le aclaró que “Rubén Darío no nació en León”. Paula trató de reparar el error, con mucha pena le dijo que no sabía por qué estaba pensando en León. Al final se conocieron y se rieron juntos del error histórico-geográfico.

Con el nieto del gerente

Luisa hizo “match” con un chavalo que “estaba bueno”. Intercambiaron varios mensajes por el chat de Tinder, pero nunca se llegaron a conocer. Tiempo después Luisa comenzó a trabajar en una agencia. Un día, el gerente anunció que su nieto llegaría a la misma área donde ella trabajaba para apoyar en las tareas. Cuando el nieto del gerente llegó a presentarse ¡Sorpresa! Era el “match” de Luisa. Fue incómodo y gracioso a la vez, siempre trata de evadir conversaciones sobre Tinder en el trabajo. Ahora solo mantienen una relación laboral.

«El rasta asqueroso»

Marcela es de Managua y conoció a un “chele” de Maryland. Él llevaba rastas en el pelo, se vieron un par de veces y le dijo que regresaría en unos meses para ir a Corn Island. Marcela se fue con el “chele” al caribe nicaragüense, puestos en el hotel donde se quedarían, Marcela se dio cuenta que el “chele” era «asqueroso». Se tiraba pedos todo el día, era sucio, la sacaba de la cama porque no le gustaba que lo tocaran mientras dormía, hablaba hasta por los codos y la dejaba tirada por horas mientras paseaba con sus amigos. Todo el viaje se la pasó con ganas de golpearlo, cuando el “chele” volvió a pasar por Nicaragua, Marcela lo ignoró.

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Tinder es una aplicación que permite conocer personas a través de tu ubicación geográfica. El registro es sencillo y totalmente gratis, solo tenés que vincular tu cuenta de Facebook. Definir la distancia, edad y género preferido. Una vez configuradas las opciones, te aparecerán personas que podrás calificar con «Like», «Nope» o «Super Like». Si la otra persona coincide con vos, tendrás un «match». Lo demás corre por tu cuenta.

Algunas historias pueden parecer graciosas, otras aterradoras, como la de Florencia que sufrió violencia. No todo lo que encontramos en las redes sociales es real y debés tener más cuidado cuando usás estas aplicaciones para conocer gente.

Tomá las medidas de seguridad apropiadas para que tu experiencia sea agradable o graciosa, no te expongás al peligro o hacete acompañar por otra persona.


Traté de encontrar historias de hombres, pero al parecer son muy reservados. Todos los nombres usados en este texto son ficticios a petición de las usuarias reales.


Y a vos ¿Qué te ha pasado en Tinder?