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Ciudadano “Mank”: Fincher invoca el pecado original de Hollywood

Fotograma de "Mank". | Netflix

Fotograma de "Mank". | Netflix

David Fincher estrena el más personal de sus filmes. “Mank” es el primer y único guion escrito por su difunto padre, un veterano periodista que le inculco a su hijo el amor al cine.

Herman Mankiewicz es un genio autodestructivo, en estado de resaca permanente, siempre con un chascarrillo demoledor a flor de labios. A principio de los 30, mientras la Gran Depresión sacude a Estados Unidos, el gran guionista conquista a Hollywood, y el favor del millonario William Randolph Hearst (Charles Dance). El magnate vive empeñado en microadministrar la carrera de su amante, la actriz Marion Davies (Amanda Seyfried). En 1940, el escritor, maltrecho tras un accidente automovilístico, es recluido en un rancho para concentrarse en escribir un guion por encargo de Orson Welles (Tom Burke). El “Enfant terrible” del teatro neoyorkino tiene carta blanca para producir su primera película. En papel se titula “Americano”. Nosotros la conocemos como “Citizen Kane”.

No se engañe por la propaganda que amplificó la conexión con el filme clásico y su historia real. Hay amor en la invocación idealizada del blanco y negro —Fincher incluso inserta las marcas redondas que parpadean anunciando la necesidad de cambiar de rollo—; pero el ánimo imperante es suspicacia ante la malsana unión del entretenimiento, la política y el dinero. Mientras Mank se convierte en el bufón sentado a la derecha del rey en las fastuosas cenas de la mansión Saint Simeon, Hearst y los líderes de la M.G.M, Louis B. Meyer (el excelente Arliss Howard) e Irving Thalberg (Ferdinand Kingsley), conspiran para sabotear la campaña de Upton Sinclair, candidato demócrata a gobernador de California. Mientras tanto, Europa sucumbe gradualmente ante Adolfo Hitler. La II Guerra Mundial se invoca a través del personaje de Rita Alexander (Lilly Collins), la secretaria inglesa con un esposo piloto. Estados Unidos entraría al conflicto hasta en 1941.

No espere un “detrás de cámaras” de “Citizen Kane”. La verdadera agenda de la película es considerar el poder de las imágenes y las personas que la manufacturan. La propaganda es tan vieja como el periodismo, pero Fincher dramatiza el nacimiento de las “noticias falsas” con un ojo en el presente. Cuando un amigo involucrado en la campaña sucumbe ante el complejo de culpa, la conciencia de Mank experimenta un rudo despertar. Satirizar la megalomanía de Hearts a través de “Citizen Kane” se vuelve un acto de expiación. Sin embargo, Mank permanece ciego a su propio poder como creador. Varios lectores del guion llaman su atención sobre cómo destruye la imagen de Davies a través del personaje de Susan Alexander, pero el escritor solo insiste en que “¡No es ella!”.

Tiene que haber visto “Citizen Kane”, y conocer sobre su historia, para entender el impacto de esta traición —en la vida real, Davies y Mankiewicz no eran amigos—. La actriz era reconocida por su talento para la comedia. Su carrera se descarriló por la insistencia de Hearst en convertirla en una actriz “seria”, en películas dramáticas. La conflagración de su imagen con el lastimoso personaje de Susan Alexander terminó de robarle su credibilidad y contaminó su legado. En “Mank”, Davies es reivindicada gracias a la cálida actuación de Seyfried —Oldman podrá ser el personaje titular, pero la película le pertenece a ella—.

Y este es uno de los grandes problemas de “Mank”. Su éxito depende en parte del conocimiento de la industria, la época, los personajes y “Citizen Kane”. Puede ser muy insular para el público general, pero también puede ser exasperante para los conocedores, por las libertades creativas que se toma con detalles históricos —a muchos les molesta que un actor de 62 años interprete a un hombre de 42—. No hay que olvidar que “Mank” se planta firmemente en el plano de la ficción —textos en pantalla, formateados como instrucciones en un guion, se reproducen con el ruido de una máquina de escribir o ubicarnos en el tiempo y la geografía, mientras la trama salta en bandas paralelas entre los 30 y los 40—.

Por el momento, “Mank” sufre bajo el peso de la anticipación del público, pero como las otras películas del director, es tan rica en detalles e ideas, que con el tiempo será revaluada. “Mank” es un vaporoso sueño cinéfilo. Alquile “Citizen Kane” en iTunes o Amazon y programe la mejor doble tanda del año.

“Mank”
Dirección: David Fincher
Duración: 2 horas, 11 minutos
Clasificación: ⭐⭐⭐ (Buena)
Disponible en Netflix