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Crónica de una vida (más allá del deporte)

El cronista deportivo Edgar Tijerino, durante la presentación de su libro "Yo, vago". Foto: Carlos Herrera | Niú

Cuando el reloj marcó las 6:15 pm del viernes, el cronista deportivo Edgar Tijerino entró al Aula Magna César Jerez de la Universidad Centroamericana (UCA). Le acompañaba un tumulto de gente que le tomaba fotos, grababa videos y le pedía autógrafos. A Tijerino se le veía consternado. Parecía que el flash de las cámaras lo desorientaban. Daba la impresión de que preferiría haber pasado desapercibido, como si él no fuera el hombre de la noche.

Con todo listo subió a la tarima. Había un par de sofás preparados para la entrevista, pero esta ceremonia debía carecer de protocolos. Sería una velada divertida y fuera de lo normal, tanto que hasta Daniel Ortega apareció entre bromas. “Estamos en el acto socialista, solidario”, dijo el periodista de 73 años durante el discurso con el que inauguró la presentación de «Yo, vago», su más reciente libro.

La publicación es una dedicación especial a su esposa, Auxiliadora Marenco, quien fue la primera en tomarse el escenario. De un cajón de madera empezó a sacar papeles, recuerdos de familia, algunas cartas de amor que escribía Edgar cuando ambos estaban jóvenes y él la empezó a “carretear”. Una nota escrita en una hoja de una pequeña libreta decía: “quiero casarme contigo, nenita”.

Aunque la prueba de aquel romance databa de 1981, el casamiento no se realizó hasta 1996. Fue Auxiliadora quien puso fecha a la boda, pero cuando se lo dijo a Edgar este le respondió preocupado que ese día no podía porque tenía un viaje planeado para verse con el beisbolista nicaragüense Dennis Martínez. Él le pidió que cambiar la fecha y Auxiliadora respondió con un tajante “Dennis o yo”. Al final se casaron en la fecha inicial.

La historia de amor de esta pareja empezó con mal pie. Auxiliadora cuenta que a ella le caía mal su ahora esposo porque le parecía presumido, pero adimitió que la enamoró con las letras. Ella, dice el cronista, fue quien lo salvó al llegar en un momento complicado de su vida: lo habían despedido del trabajo, no tenía casa y además se estaba divorciando. Auxiliadora se convirtió en un apoyo vital para hacer de Edgar lo que es hoy.

Carlos Herrera | Niú

Durante el evento, el cronista aseguró que con su libro no pretende servir de modelo a seguir, sino demostrar que trabajando se pueden lograr cosas grandes en la vida. En «Yo, vago» cuenta anédotas muy personales como la difícil relación que tenía con su padre. Dice, por ejemplo, que cuando Tijerino empezó a ganar su primer salario, que eran 25 córdobas a la semana de aquel tiempo, éste le dijo que 20 serían para él y cinco para el cronista.

De su padre recuerda, por otra parte, haber aprendido el hábito de la lectura, lo que le ayudó a formarse como periodista.

Tijerino indicó que lo que quiere es que sus lectores puedan conocer su historia de vida completa. Él quiere que conozcan qué hay detrás de quien fue hijo de una costurera, que ahora tiene la posibilidad de manejar una camioneta y que construyó una reconocida reputación en el ámbito deportivo nicaragüense.

Edgar Tijerino aseveró que su séptimo libro es un desahogo con él mism,  porque relata historias que son difíciles de contar y de las que incluso se arrepiente. Entre ellas, el haber utilizado a su hija Ruth, fallecida en 1979, para introducir armas al Ejército Sandinista.

Auxiliadora Marenco, en primer plano, enseña al público documentos que reflejan la historia de la familia que formó con Tijerino. Foto: Carlos Herrera | Niú

Casimiro Campos, un hombre de 57 años que asistió a la actividad, aseguró que vale la pena leer la historia de Tijerino. Para él, el cronista ha sido un hombre de éxito que «ha venido desde abajo y ha llegado a escalar gracias a su valentía y al aporte que le ha dado al deporte nicaragüense».

Elieth Juárez, estudiante de Comunicación Social y admiradora del cronista, estaba muy contenta de observar a quien para ella es el mejor cronista deportivo de Nicaragua y también a una gran persona. De acuerdo a la joven, Tijerino siempre tiene cosas nuevas qué decir y les ha enseñado a los jóvenes comunicadores a luchar para salir adelante con sus estudios.

Manuel Membreño, un joven de 27 años al que casi no le gusta el deporte, contó durante el evento que asistió a la presentación porque los libros de Tijerino siempre tocan partes esenciales de la historia del país y le parece enriquecedor saber de ciertas épocas que él no vivió.

Al finalizar Tijerino su discurso, la velada continuó con un baile. Auxiliadora deleitó al público bailando folclore e inmediatamente le pidió a su esposo que la acompañara en una pieza. Tijerino se levantó entonces y comenzó a sobaquear bajo la mirada del público, que no paraba de aplaudir.

Para culminar la velada, el reconocido cantante Luis Enrique Mejía Godoy subió al escenario. Le contó al público que Tijerino es un «jodedor incansable», pero también una gran persona y un profesional. Acto seguido deleitó al público parodiando al cronista con una medolía de la canción “Caballo viejo”, del artista venezolano Simón Díaz.

La lírica rezaba:

“Cuando a la Chilo la empezaba a carretear, ella decía que el mae era tapudo y que nada le cuadraba” y al ritmo de la guitarra comenzaron a sonar los aplausos.

La noche de este viernes, Edgar Tijerino llegó a la Universidad Centroamericana (UCA) y se fue, como quien no quiere la cosa, pretendiendo no ser protagonista de su propio evento.


¿Sos fan de Edgar Tijerino? Leé más sobre él en la sección #ElPlaylistDeMiVida.