Lo viral es ese adjetivo que se emplea para vincularlo a los virus. Aunque es un término utilizado en la biología, también se usa en la informática para hacer referencia a un software dañino y cuando lo tenemos en la computadora buscamos rápidamente un antivirus.
Lo viral también se ha vuelto parte de nuestra cotidianidad. A diario vemos por diversas aplicaciones y redes sociales que sirven para que la información viaje a cualquier país del mundo en pocos segundos. Imágenes, vídeos, memes, fake news compartidos millones de veces. Así, al teléfono llegan notificaciones constantemente con información entorno a la pandemia mundial, algunas verdaderas y, otras son bulos.
El coronavirus es un ejemplo de infección viral que se ha propagado como una ola, primero en Asia, después Oriente Medio, Europa y por supuesto América. Quién diría que unas gotitas de mocos harían cerrar de cuajo las fronteras para contener la enfermedad y evitar que el número de contagiados y fallecidos aumente.
Para combatir la desinformación es importante resaltar el rol que han jugado los medios de comunicación españoles, que han sido responsables de informar a la ciudadanía sobre las medidas preventivas y restrictivas que el gobierno español y el Consejo de Ministros anuncian cada día. Vemos en las conferencias de prensa poca presencia de periodistas, las preguntas se hacen virtualmente. Las cadenas de televisión antes de la hora habitual de los noticieros realizando análisis sanitarios, económicos, políticos y sociales. Entrevistas con epidemiólogos, doctores, enfermeros, policías e integrantes de la Unidad Militar de Emergencias por teleconferencia. Y las y los periodistas que salen a la calle, con el micro forrado de plástico y protegidos.
La pandemia mundial ha creado una nueva agenda informativa centrada en la cobertura de la situación y ha eliminado de la agenda eventos y encuentros informativos para las próximas semanas. Pero en mi Nicaragua, de parte del régimen de Daniel Ortega y su consorte, la información es nula o escasa. Toca a los medios de comunicación independientes, así como a otros actores sociales y políticos aconsejar a la población sobre los riesgos que significa que el coronavirus se asiente en una sociedad con un sistema de salud deficitario y sin políticas públicas diseñada para enfrentar la pandemia. Y una se pregunta, ¿llegará a Nicaragua? Claro que sí. Es una realidad ante la que no podemos quedarnos con la venda puesta.
*Este texto es parte de la serie CróNicas, publicada en la Revista Niú, a partir de este 16 de marzo, sobre las experiencias y reflexiones de cómo los nicaragüenses en España viven las medidas de confinamiento tomadas por el Gobierno español. Te invitamos leer más testimonios en este enlace.