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Vencibles y vulnerables
Somos vencibles y vulnerables
Vista de noche de El Castillo de Santa Cruz. Cortesía | Niú

Este coronavirus nos ha estampado en la cara que somos vencibles, vulnerables y más, quienes históricamente han quedado en el olvido

     

Es de noche, contemplo la oscuridad que nos regala la naturaleza. El mar está calmo, como un plato. No hay ni un alma en las calles, contrario al jolgorio del terraceo de todos los días.

Siento como si estoy en Jinotega, municipio al norte de Nicaragua, por lo fría de la noche; o en la “tranquilidad” de las zonas más alejadas de Managua, pero eso sería romantizar y no recordar, por ejemplo, que por años y más con el régimen de Ortega y Murillo, los territorios indígenas – como los de los mayagna – continúan enfrentando invasiones de colonos, cuyo afán es destruir sus recursos naturales. Pareciera que cuando las noticias son tendencia en el Pacífico, como la epidemia del covid-19, los colonos dan el zarpazo y sin asco asesinan a quienes defienden sus tierras comunales.

Vuelvo a mi entorno, observo El Castillo de Santa Cruz iluminado; siglos atrás, fue escenario de batallas por los múltiples ataques a la ciudad de A Coruña, éste sirvió para defenderla. Posterior a ello, allá por el siglo XIX, se convirtió en casa de veraneo de la célebre escritora Emilia Pardo Bazán. También se utilizó como colonia de veraneo para huérfanos de guerra.

Somos vencibles y vulnerables

Por el trajín de los días, se me olvida que tengo la suerte de tenerlo ahí, de frente, como contemplándome y gritándome en silencio que debo hacer un parón y apreciar lo que la vida me ha puesto en el camino, y yo siempre quejándome. Este confinamiento en el que llevo ya muchos días, me dice que no me olvide de lo que tengo y a quienes tengo a mi alrededor, que hay personas que necesitan de nuestra atención, de nuestro cariño y comprensión.

Este coronavirus nos ha estampado en la cara que somos vencibles, vulnerables y más, quienes históricamente han quedado en el olvido. Que le hemos quitado espacio a la naturaleza por el enriquecimiento y comodidad de unos por encima de otros. Sin irme lejos, ha sido maravilloso ver animales en las calles ante el silencio y la desocupación de los espacios, regresan a donde algún día seguramente fue su hábitat. En Italia se ha visto delfines en los canales de Venecia, en China alces y venados, en Valladolid pavos reales, Asturias un oso merodeando las calles de un pueblo y aquí, en este pueblo donde vivo, familias de patos cruzando un paso de peatones.

Cuando acabe este estado de alarma, ¿saldremos en desbandada como si nada pasó? Como si quienes han fallecido, ¿no importaron?

CroNicas del coronavirus
*Este texto es parte de la serie CróNicas, publicada en la Revista Niú, a partir de este 16 de marzo, sobre las experiencias y reflexiones de cómo los nicaragüenses en España y Estados Unidos viven las medidas de confinamiento. Te invitamos leer más testimonios en este enlace.