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Desde abril de 2018, en Nicaragua se han cometido asesinatos, detenciones y persecuciones por portar la bandera nacional. Ahora la dictadura enarbola este símbolo patrio que criminalizó
Al profesor Humberto Hernández lo citaron en la estación de policía de Camoapa, departamento de Boaco, porque salió en su moto con una bandera nacional. Lo hizo por iniciativa propia. Solo. Sin molestar u obstaculizar el paso de los demás. Pero aun así, ese acto fue suficiente para ganarse una citación policial en octubre del año pasado.
Para esa fecha en Nicaragua ya habían sido prohibidas las manifestaciones en espacios públicos, cientos de personas estaban recluidas en las cárceles por supuestos “actos vandálicos” como lanzar globos azul blanco, vender banderas, gritar en contra del régimen Ortega Murillo o liderar marchas.
Por eso fue que Hernández decidió salir solo por las calles de su barrio, pues pensó que esto no sería un delito. El día que lo citaron varios vecinos lo acompañaron en su marcha hacia la estación policial. Él iba vestido de camisa manga larga blanca, pantalón azul y en sus manos llevaba la bandera.
“Me dijeron que nos tenemos que atener a las consecuencias si salimos en grupo porque yo ya estoy fichado”, dijo tras salir de la citación en la cual se le señaló de supuestamente organizar una caravana azul y blanco.
En León, Luis Cuevas tuvo menos suerte que Hernández. Pues, exactamente hace un año lo arrestaron por “causar terror y zozobra a las familias de León”. Sin embargo, el verdadero delito que le costó la cárcel y la sentencia de cinco años y nueve meses, fue vender banderas en las marchas que se realizaron en ese departamento.
““Lo que yo andaba haciendo era en el comercio de vender banderas azul y blanco”, sostuvo Cuevas, quien se dedica a la venta de bisutería “azul y blanco” en ferias, tras ser excarcelado el 27 de febrero de este año.
Secuestro de símbolos patrios
El historiador, Bayardo Cuadra, explica que desde que el sandinismo obtuvo el poder en Nicaragua, los símbolos patrios han sido secuestrados y a su vez reemplazados por los símbolos propios de este partido político. En los años ochenta, por ejemplo, en las escuelas se cantaba su himno y la bandera rojinegra era igual de impuesta, que en la segunda y tercera gestión presidencial de los Ortega Murillo.
“Los sandinistas como son totalitarios querían cambiar todo en Nicaragua, querían que nos olvidáramos de lo anterior y al final no les ha dado ningún resultado. Y eso nunca antes había sucedido en Nicaragua. (Entonces hubo) una especie de secuestro de los símbolos patrios”, explica.
Durante los últimos tres períodos presidenciales de Daniel Ortega, la bandera nacional ha perdido protagonismo en sus apariciones públicas; a diferencia de la bandera rojinegra que ha cobrado presencia en las instituciones estatales, en la propaganda, en los actos públicos e incluso en los colegios, donde según el artículo 50 de la Ley General de Educación está prohibido el proselitismo político.
“En el pasado la bandera nacional fue el objeto de mayor reverencia y de mayor respeto. Yo recuerdo que a las seis de la tarde en la Avenida Roosevelt izaban la bandera y, el tráfico y los transeúntes se paraban, los que tenían gorras o sombrero se lo quitaban. Había un gran fervor patrio en las escuelas, entonces (con el tiempo) la bandera perdió el brillo, el respeto y la devoción que tenía antes. Ahora resurge , pero empieza a reverenciarse en unión a un movimiento cívico”, dice Cuadra.
Por su parte, el sociólogo Cirilo Otero explica que esta práctica de reemplazo de los símbolos es una característica de los Gobiernos de izquierda. “Todos los partidos de lo que podríamos llamar la histórica izquierda, lo primero que tratan de hacer es arrancar los valores tradicionales e intentar meter nuevos valores que responden a sus intereses. La bandera rojinegra, las fotografías de la historia política de ellos son algunos ejemplos”.
Persecución al azul y el blanco
Quienes llevaron por primera vez la bandera nacional a las calles como símbolo de lucha, fueron los universitarios. Lo hicieron de forma efímera, en la lucha por el seis por ciento y lo volvieron hacer desde que iniciaron las protestas por el incendio en la reserva Indio Maíz. Después los ciudadanos que se sumaron al movimiento autoconvocado se cobijaron por sus colores hasta que el régimen comenzó a perseguirlos.
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El empresario Dolores Blandino se ha atrevido a retar la prohibición implícita a la bandera nacional en Managua. Él en más de cinco ocasiones ha sido llevado a las estaciones de Policía por ondear una bandera en su vehículo. Sin embargo, en todas las ocasiones fue liberado.
Lo mismo le ocurrió al hijo del exministro de Defensa, Avil Ramírez, quien se llama igual que su padre. Él decidió caminar alzando una bandera por el sector de carretera a Masaya — lugar emblemático de Managua, pues ha sido punto de referencia de las marchas y protestas en contra del régimen —, y minutos después que se viralizara su imagen en redes sociales fue trasladado a las celdas de la Dirección de Auxilio Judicial. Horas después lo dejaron libre.
El uso de la bandera y sus colores en la lucha cívica que nació en abril de 2018, a raíz del fallido intento de reformas al Seguro Social y que luego se inclinó en contra de la gestión Ortega Murillo, podría explicarse por su origen mismo, pues surgió desde el clamor de la población y sin la participación directa de ningún partido político.
“Nunca antes la bandera había sido utilizada como símbolo de resistencia”, sentencia el historiador, Bayardo Cuadra.
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El impacto de este símbolo patrio ha sido tan grande, que la mayoría de personas asesinadas durante los momentos más fuerte de represión, fueron acompañadas en sus sepelios por la bandera nacional al igual que el himno nacional que fue entonado como homenaje.
La familia de Marlon Orozco Largaespada, quien fue asesinado el 24 de mayo de 2018 después que tres motorizados lo persiguieran a él, a un amigo y a su hermano después de pasar cerca de un tranque, afirmó que su muerte ocurrió porque en el vehículo llevaban una bandera.
Así quedó registrado dentro del informe que presentó el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), en el cual detallan los hechos de violencia ocurridos entre el 18 de abril y el 30 de mayo de 2018. Allí se narra que Orozco, quien tenía 48 años, era padre de tres hijos y se dedicaba a la albañilería, fue golpeado antes de morir y que a pesar de eso en el certificado de defunción aseguraron que su muerte ocurrió por un “trauma craneoencefálico severo” debido a un “accidente de tránsito”.
De haberse investigado este caso y de comprobarse que el asesinato ocurrió por la portación de la bandera de Nicaragua, este habría sido el arranque de una persecución sin precedentes en la historia del país, a este símbolo patrio y a sus colores.
“El problema que tiene esta dictadura es que tiene a un sociedad enfrente y no a un partido político. No podemos decir que hay un conflicto entre verdes y azules o cualquier otro color. Entonces como no hay esa condición de lucha, el sandinismo está intentando reconocer alguna oposición”, dice Otero.
“Patria para todos”
Después de todos los actos de represión que ha ejercido el régimen en contra de aquellos que portan la bandera nacional, el mes pasado la vicepresidenta Rosario Murillo inauguró la campana “Patria para todos, Te amo Nicaragua”, que entre otras cosas, consiste en colocar banderas en las instituciones públicas, buses urbanos, vehículos estatales y en las camionetas de la Policía Nacional.
“La política de grupo que está gobernando es arrancarle los valores a la sociedad, porque una sociedad sin valores no tiene por qué luchar, esa es la lógica, perder el sentido de la lucha. También, están tratando de enviar un mensaje diferente a la comunidad internacional, de decir que aquí no hay ningún problema y que eso de la bandera es una mentira de la sociedad o de grupos opositores. Pues, el Gobierno se ha atribuido el derecho de sacarla cuando ellos quieren y de arrancársela a la gente cuando ellos quieren”, dice Otero.
Este es el segundo año que en estas fechas, el régimen ha trata de apoderarse de este símbolo patrio.
Contanos, ¿qué pensás al ver la bandera nacional en los buses y camionetas de la Policía?
