Actividades como la agricultura, la ganadería y la generación de energía están transformando los paisajes terrestres. Los bosques y su biodiversidad están siendo rápidamente eliminados alrededor del mundo, sin darnos cuenta de que estamos amenazando nuestra propia supervivencia. ¿Es posible diseñar paisajes amigables donde la biodiversidad y los humanos podamos coexistir de forma sostenible?
Nuestro reciente estudio indica que sí, y sabemos cómo hacerlo. Décadas de investigación sobre cómo responden las especies a la pérdida, fragmentación y degradación de sus hábitats naturales nos han permitido entender sus requisitos ecológicos. Basándonos en este conocimiento podemos identificar las medidas de conservación más urgentes y eficientes.
Como detallamos en el trabajo, son cuatro los pasos a seguir para lograr paisajes que benefician a la biodiversidad y promueven al mismo tiempo el bienestar humano.
Paso 1: detener la deforestación
Lo primero y más urgente es detener la deforestación. Los bosques albergan la mayoría de las especies terrestres del planeta. La deforestación es considerada la mayor amenaza para la biodiversidad.
Se estima que cerca del 50 % de todos los árboles del mundo han desaparecido desde el comienzo de la civilización humana. Hoy se talan más de 15 000 millones de árboles cada año (unos 500 árboles por segundo).
Alrededor del 43 % de los árboles que quedan (3,04 billones) se encuentran en bosques tropicales y subtropicales, que son actualmente los más deforestados en todo el mundo. Por tanto, si queremos evitar la extinción de millones de especies en el planeta, debemos detener la deforestación.
Paso 2: recuperar el bosque perdido
En muchas regiones, el bosque restante es insuficiente para asegurar el futuro de la biodiversidad. Por tanto, restaurar el bosque perdido es prioritario, especialmente en los paisajes que más lo necesitan.
Pero ¿cuánto bosque deberíamos mantener en el paisaje? Nuestra revisión indica que una cifra conservadora es lograr que al menos el 40 % del paisaje esté cubierto por bosques. Esta cifra apoya recientes propuestas de conservar la mitad del planeta. Este porcentaje puede ser demasiado bajo para preservar las especies tropicales. En los trópicos deberíamos conservar un mayor porcentaje de bosques.
Paso 3: preservar gran cantidad de zonas pequeñas
La conservación (paso 1) y restauración (paso 2) no deben enfocarse en pocas áreas grandes, sino en muchas áreas pequeñas.
Cada fragmento de bosque puede contener especies únicas, y por tanto, un conjunto mayor de fragmentos pequeños usualmente contiene más especies que pocos fragmentos grandes.
Además, al incrementar el número de fragmentos en el paisaje, se reduce la distancia entre ellos, lo que facilita el movimiento de las especies y su obtención de recursos.
Paso 4: mejorar la calidad de las tierras usadas por los humanos
Por último, debemos lograr que las tierras productivas que rodean los fragmentos de bosque sean lo más respetuosas con el medioambiente posible. Para ello, entre otras medidas, recomendamos:
- Reducir la extensión de tierras dañinas para la biodiversidad, como latifundios desprovistos de árboles para ganadería y monocultivos.
- Estimular prácticas agropecuarias adaptadas a las condiciones ambientales (suelo, agua, clima y biota) de cada región para reducir insumos, como el agua y los agroquímicos.
- Promover la producción de alimentos por medio de sistemas agroforestales que combinan árboles nativos, cultivos y/o animales domésticos en la misma tierra.
- Delimitar las tierras productivas con bardas vivas, como setos o similares.
- Evitar la expansión de carreteras, represas hidroeléctricas y minería, especialmente en las proximidades de áreas naturales.
- Promover actividades económicas que valoricen los bosques conservados, como el ecoturismo o el comercio sostenible de productos forestales.
Beneficios para los humanos
Los bosques no solo son el hogar de millones de indígenas. También proveen un sinfín de bienes y servicios.
Los bosques y otros elementos arbolados proveen madera, leña, forraje para ganado, plantas comestibles, carne, cultivos comerciales, y plantas medicinales para las comunidades locales. También juegan un papel crucial en el mantenimiento del equilibrio del planeta, regulando los ciclos del agua y de muchos elementos básicos para la vida (carbono, nitrógeno, oxígeno, etc.).
Las grandes masas árboreas actúan como enormes sumideros de carbono y previenen, por tanto, el calentamiento global. Los fragmentos de bosque también refrescan el ambiente local y ayudan a regular la cantidad y calidad del agua. Al amortiguar las lluvias, evitan la erosión y la pérdida de nutrientes del suelo, contribuyendo así a la sostenibilidad de la agricultura.
Otros servicios no menos importantes incluyen la regeneración de áreas degradadas, la polinización de los cultivos y el control biológico de plagas y de pandemias como la de COVID-19.
Construyendo entre todos el paisaje ideal
Hoy pocos dudan de la actual crisis ambiental, pero sí de que tenga solución. La ciencia ha revelado que sí existen soluciones, aunque su implementación va a requerir del esfuerzo de todos y todas.
Desde la política, deben promoverse medidas que detengan la deforestación a gran escala y promuevan la restauración, como la creación de reservas y corredores biológicos y el pago por servicios ambientales. Los incentivos a cultivos amigables con la biodiversidad también son muy valiosos, como lo pueden ser los impuestos sobre aquellos productos ambientalmente más costosos (como la carne).
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La sociedad también puede apoyar la causa. Cualquier esfuerzo, por pequeño que sea, puede sumarse y lograr un gran impacto positivo.
- Una forma simple e inmediata de proteger los bosques es cambiar nuestra dieta, especialmente a una basada en plantas, algo sano para nosotros y para el planeta.
- Podemos hacer donaciones a causas como la compra de tierras para conservación y restauración.
- Podemos ser consumidores más conscientes, priorizando la compra de productos locales, especialmente orgánicos, y evitando la compra de productos que impliquen la conversión de bosques.
Debemos reducir nuestro consumo. Aunque no lo notemos, la energía, el transporte, los alimentos y bebidas, la vivienda, incluidos los muebles y electrodomésticos de nuestras casas, demandan directa o indirectamente muchos recursos forestales.
*Este artículo fue republicado de The Conversation bajo Creative Commons con el título: Cómo podemos salvar los bosques. Lea el artículo original. Víctor Arroyo-Rodríguez, Investigador titular especializado en ecología de paisajes fragmentados del Instituto de Investigaciones sobre Ecosistemas y Sostenibilidad, Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)