Bonita Mentira era una modelo alternativa de la Ciudad de México. De esas que hacen desnudos o fotografías de lencería y cuya belleza no encaja en el estándar: piel tatuada y medidas a las que le sobran o faltan centímetros para llegar a los 90-60-90. Ellas suelen tener nombres artísticos. En el caso de Eli, el suyo era Bonita Mentira.
Frida Guez la conoció en una sesión de fotos improvisada. Esta nicaragüense de 27 años llegó a México con curiosidad y con ganas de retratar momentos «de película» o «de ensueño» que para ella era imprescindible registrar. Fabiola, su vecina, le dijo que la modelo a quien quería fotografiar estaba ahí.
«Tuve a lo sumo 15 minutos con Bonita Mentira», cuenta. «Ese día Bonita Mentira había especificado que no se quitaría la lencería y al pedirle que se quitara el sostén, lo hizo sin pensarlo dos veces para esta foto. Ella me dijo: Uno sabe para quién posa. Juntas hicimos todas las fotos que me había imaginado en ese ventana, en 15 minutos», explica.
El interés de Frida empezó con el dibujo, pero luego se volcó hacia la estética de la imagen, la escenificación, la fotografía. Ha vivido en «21 casas diferentes, de siete países diferentes». Se ha movido tanto «que hacer la maleta ya es un ritual. Ya es un ritual heredar cuadros, heredar ropa, heredar muebles, comida, contactos e historias, para luego volverlas a construir en otros lados, con otro gusto, casi partiendo de cero, como quien se reinventa una y otra vez la vida. En el camino he encontrado gente que también hereda, gente que se va y te deja sus objetos de igual manera. Quizá por eso es tan fácil soltar, porque sé que siempre está de vuelta, de otra persona, en otra ciudad y con otra forma», explica.
Frida es de la filosofía de «moverse ligero por la vida», de viajar para crecer. Licenciada en Comunicación Social, ella cree que «hay muchas cosas que explorar» y que no necesariamente todos deben seguir la misma ruta: estudios, trabajo fijo, carro, casa, familia, hijos… a ella sus conocidos le preguntan: ¿Y ahora dónde vas a ir? ¿Cuánto tiempo vas a quedarte?
Este es su diario. Estas son sus fotografías y cómo las describe:
1. Desayunos de enero – Bielefeld – 2012
Él disfrutaba servir los desayunos en la mesa, poner todo cuanto pudiésemos degustar. Él prefería té, yo café. Él escogía poner en su pan salami con mantequilla, yo prefería comenzar el día por lo dulce y usar la mermelada.
Ese enero vi por primera vez la nieve en pleno sol, las ventanas cristalizadas de frío, era nuestra primera Navidad juntos. Al ver la luz, el té humeante, las sombras, capturé el momento; comprendiendo a partir de ese día lo personal que sería la fotografía para mí.
2 – Laura – Ciudad de México – 2015
Recuerdo que vi llegar a Laura a la Ciudad de México. Cargaba una maleta tan pequeña para alguien que se trae toda su vida en ella. Venía emocionada, con ganas de comerse al mundo. Disfrutando de cada detalle que le recordaba en dónde estaba.
Esta fotografía fue para la exhibición alternativa “Seres y Entes” en la que se abordaban varios temas condensados en el existencialismo y me dije soltándome una gran carcajada: ¿Qué más existencialista en esta vida que dos chavalas nicaragüenses perdidas en la enorme ciudad de México?
La llamé y le conté: “Ya tengo mi serie para la expo y vos vas en ella”.
3. San Jerónimo 31 – Ciudad de México – 2015
¡Qué bueno era despertar con el sol! ¡Qué bueno era dormir con esa ventana abierta y sentir el aire en la cara, levantarse de la cama y poner los pies descalzos sobre ese piso de madera! Sabíamos la noticia, no iba a ser más nuestro hogar. Para ese enero, ese cuarto era lo perfecto, era un buen retiro, un buen despido de aquella inmensa casa. Acompañado de una de las mejores vistas al centro histórico de la Ciudad de México.
4- Cuatro días de un verano alemán – Husum 2014
Un verano para alguien centroamericano es un verano ardiente, pero este fue diferente. Los trajes de baño fueron cambiados por los abrigos, la música veraniega por el cantar de las ovejas, el sol por las nubes grises, el alcohol por los paseos en bicicleta, volando cometas, jugando con frisbee y no, no hubo nada que me despojara de mi abrigo, a cambio de ello, tuve tonos verde grises en un minimalísmo propio de la zona. Supongo Theodor Storm sintió lo mismo al llamarla “La ciudad gris junto al mar”.
5- Lo documental y la Vieja Managua – 2013
Enero 2013, la vieja Managua estaba censurada por violencia, pobreza y cercas de alambres. En escombros, el cine Margot, la lotería, la Catedral y el resto de edificios que habían quedado en ruinas después del terremoto de 1972. Jóvenes dispuestos a robarnos se cambiaban de camisa, según ellos para no ser identificados y así poder seguirnos el paso. Nos acompañaban dos policías armados, nos sentimos acorralados, en mi mano derecha cargaba una Nikon D80 prestada, y en la izquierda gas pimienta.
6- El Señor “H” y la escenificación – Corn Island 2014
El señor “H”es uno de esos personajes recurrentes en mi fotografía escenificada, poco conocido por su rostro. Ese día hablamos sobre la desnudez, desde lo cultural, hasta lo vulnerable o empoderado que te llegás a sentir, del miedo a ser reconocido o a reconocerse.
Lo hermoso con el señor “H” es que cada vez que encontramos el tiempo de irnos juntos, nos pensamos la vida, nos contamos nuestros aciertos y desaciertos y siempre de la complicidad sale una foto.
7- Don Alberto “The Stone Man” Estelí – 2015
Don Alberto, siempre recita las tablas de multiplicar, poemas a toda prisa, cuántos frutos tiene cerca y la descripción de algunos de sus dibujos sobre piedra. Salta de una conversación a otra, para luego decir: ¡Con mucha alegría! Seguido de esa mirada cabizbaja, mientras fumando un Casino rojo, deja su boca a medio cerrar… Pues debe contarnos algo más. Ese día Don Alberto había recibido a 23 personas antes que nosotros y probablemente les había contado las mismas historias y los mismos poemas como todos los días.
(Don Alberto recibe al menos 50 visitas diarias. Poco se sabe de él como persona. Su casa es una finca inmensa y en su juventud fue alcohólico. Para rehabilitarse comenzó a tallar piedras. Lo ha hecho durante años y se llama a sí mismo un artista. Es un ícono de Estelí)
8- Sobre andar y retratar – Viveros de Coyoacán, Ciudad de México- 2015
Era costumbre ya abandonar el caos de la ciudad para refugiarse en los abrazadores bosques del Vivero de Coyoacán. Caminar entre su variedad de especies, toparse con árboles de ahuehuete, cedro blanco, jacaranda, pino chino o pino blanco, perderse y encontrarse entre sus 39 hectáreas y sentir que nunca terminás de conocerlo, y aún más especular al ver visitantes como estos: grandes historias llenas de amor y complicidad.
9- Desplazamiento – St. Peter-Ording – 2014
Otra playa más en las costas del Mar del Norte, Alemania. Un espacio vasto, metros y metros de arena hasta llegar al mar. Texturas que imitan el suelo de la luna, sombras provocadas por la extensa e impredecible marea alta que les regala el Mar del Norte. La playa se desplaza tanto cuando sube la marea, que cuando baja deja un inmenso desierto. Todo esa inmensidad, todo ese desplazamiento, me invitó a esta foto.
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