Tratemos de cambiar un poco la dinámica de como leemos los blogs. Si estás de acuerdo conmigo, continuá leyendo este pequeño arrebato de palabras y realicemos un ejercicio.
Antes de leer las primeras 32 palabras de este texto, ¿Podes confirmarme si has leído en tus redes sociales las palabras “izquierda”, “derecha”, “comunismo”, “socialismo” y “capitalismo” en el marco de los alzamientos? Si tu respuesta es positiva espero que esto te resulte interesante de leer.
Actualmente, en Latinoamérica vivimos una época de convulsiones sociales y manifestaciones que surgen a partir de descontentos multifactoriales por parte de la ciudadanía de cada país; la simultaneidad de estos estallidos pueden provocar un fenómeno de solidaridad polarizada, que a final de cuentas es culpa de la creencia anacrónica de que todo es culpa de la izquierda o de la derecha.
La represión, encarcelamiento, desaparición y asesinatos que orquestan los mandatarios latinoamericanos no conocen de lateralidades o modelos políticos. Los gases lacrimógenos, ni las balas, son de derecha o de izquierda; simplemente son instrumentos de represión hacia la población manifestante, que nacen como consecuencia de la incapacidad de gobernar y responder de forma correcta a las demandas de las personas que se supone están gobernando.
Cada protesta social vale, el sentir de las personas debe ser escuchado y en toda Latinoamérica tenemos que continuar luchando por nuestros derechos. Los jefes de Estado deben comprender que son funcionarios públicos, se deben a sus coterráneos y necesitan poner atención a la voluntad de las personas. México, Centroamérica, Suramérica y el Caribe están en una constante olla de presión y es deber de cada país responder de la forma que crea conveniente a las malas administraciones e inoperancias de los mandatarios.
Ningún país sufre más o sufre menos en comparación a tu país y esto aplica para cualquier persona que lea esto, tratemos de dejar atrás esos señalamientos reduccionistas o triunfalistas que buscan eclipsar la validez de la protesta de nuestros vecinos en otras naciones. No se trata de donde hay más muertos, se trata de que es inaceptable que alguien sea asesinado, desde cualquier óptica que intentemos colocarlo.
Adjudicar un alzamiento popular a uno de los dos movimientos políticos para descalificarlo o validarlo es tan burdo como el discurso repetitivo en el que se tilda como intento de golpe de Estado a las manifestaciones prodemocracia, discurso que conocemos muy bien de Nicolás Maduro, Daniel Ortega y Evo Morales.
Tanto la izquierda, como la derecha son modelos políticos fallidos y desfasados. Como ciudadanos nos debemos a nosotros mismos algo mejor, que solo podremos construir si sabemos escucharnos, articularnos y dejar atrás lo que ya no funciona para mejorar la situación general de nuestros países; que ya suficiente historia de sangre y traición han atravesado.
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