Hoy quiero compartirles un DIY de belleza, ideal para el fin de semana. ¿Les ha pasado que luego de usar maquillaje por varios días seguidos les empiezan a salir más puntos negros, más barros y en general, la piel se siente como intoxicada?
Si les ha pasado, las invito a probar este exfoliante natural súper sencillo y barato, que dura un montón y lo pueden usar tan seguido como quieran. Yo llevo más o menos tres semanas usándolo día de por medio y como mascarilla los fines de semana y por primera vez en la vida, siento que mi piel no me va a traicionar con espinillas inesperadas de un día para otro.
INGREDIENTES
Los tres ingredientes mágicos de este DIY son: azúcar, miel de abeja y aceite de coco.
Ya en un post anterior les había comentado de los múltiples beneficios del aceite de coco. Pues igual de mágica es la miel. De hecho, por sus propiedades antibacteriales, llevo casi dos meses usándola en vez de jabón para la cara y funciona de maravilla. Limpia toda la grasa y no me deja resecas las áreas alrededor de la nariz como lo hacen los jabones. ¡De hecho hasta siento que mi piel es menos grasosa! Mi teoría es que el cuerpo al no sentir resequedad, detecta que no hay necesidad de producir más grasa. Irónico, pero funciona.
PASO 1 – MOLER EL AZÚCAR
Colocá unas 5 cucharaditas de azúcar en la licuadora. Sí, azúcar blanca normal, o de la que tengás en la cocina. La idea de molerla unos 5 segundos es para que hayan cristales finitos y gruesos, para remover impurezas de todos los niveles.
PASO 2 – MEZCLA EL AZÚCAR CON LA MIEL Y EL ACEITE
Las cantidades van a depender del recipiente en el que lo vayás a mezclar y guardar. Yo usé un vaso de gerber y proporciones iguales de aceite y miel, menores a la del azúcar para obtener una consistencia más sólida. Pero en realidad eso dependerá de tu gusto.
(Tip: si sentís que está muy aguada, podés meterla a la refri una media hora y el aceite se solidificará un poco. Si sentís que está muy sólida, podés ablandarla al aplicarla con un poquito de agua)
PASO 3 – APLICACIÓN
Yo la uso durante el baño, aplicándola con los dedos directamente sobre el rostro húmedo y con movimientos circulares alrededor de toda la cara y cuello. Luego de enjuagar vas a sentir la cara aceitosa, pero con pasar una toalla seca, vas a ver cómo todo eso se quita y solo te queda una sensación súper suave.
Si tu cara es de tendencia MUY grasosa o te sofoca sentir tanta suavidad, podés aplicar después un astringente, para que termine de remover los restos del exfoliante y te de una sensación de frescura.
Luego de eso, les recomiendo mucho usar un humectante en gel, o un protector solar (de hecho, yo uso ambos), para evitar que la piel recién exfoliada, entre en contacto con los contaminantes del ambiente y con el sol. Qué te parece? Te animás a probarlo?
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