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El documental político en Netflix
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Fotograma de Get Roger Stone. Tomada de internet

"Weiner", "Get me Roger Stone" y "Nobody speaks: Trials of the free press". Tres películas para adentrase en las batallas y contradicciones de la política estadounidense

Netflix desarrolla una agresiva estrategia para aumentar la cantidad y diversidad de los contenidos que ofrece. Prueba de ello es la legítima bonanza de documentales que han entrado al servicio. Este fin de semana, podés armar tu propio festival de documental político, todos ellos de rabiosa actualidad.

Weiner

El congresista Anthony Weiner fue una de las grandes estrellas del partido demócrata. Había servido por siete términos en el Congreso, era íntimo de los Clinton, e incluso, estaba casado con Huma Habedin, mano derecha de la entonces Secretaria de Estado. Todo cambió cuando en el año 2011, los tabloides sensacionalistas empezaron a filtrar fotos íntimas que compartía a través de redes sociales con mujeres desconocidas.

Dos años más tarde, Weiner trata de rehabilitarse, compitiendo en las elecciones primarias para escoger al candidato demócrata a la Alcaldía de Nueva York. A estas alturas del partido, sabemos que Bill de Blasio terminó como inquilino de la mansión Gracie. Sin embargo, Weiner permitió que dos documentalistas siguieran cada segundo de su campaña, haciendo posible que su dramática implosión quedara registrada para la posteridad en esta fascinante película.

El estilo del documental es eminentemente observacional. Sigue a las personas en su rutina normal, incluso en momentos incómodos y difíciles. La película nos introduce en la maquinaria de una campaña electoral, retratando indirectamente a todos sus engranajes. Vemos la pasión de los voluntarios, el ahínco de los estrategas, y la sorpresa de los votantes al encontrarse con el carismático candidato. Weiner es una especie particular de celebridad, y el resabio del escándalo sexual hace que la relación sea más enrarecida. Todos saben lo que hizo. Saben que es eminentemente humano.

Nobody speaks: Trials of the free press

Los límites de la libertad de expresión se ponen a prueba en “Nobody Speaks…”. La película narra el ascenso y caída de Gawker, portal de noticias que se distinguía por reportar noticias sustanciales con tono desenfadado, al mismo tiempo que cubría la farándula con el morbo de un tabloide. No estaba por encima de difundir videos sexuales de celebridades. Un video de esos, protagonizado por el luchador Hulk Hogan, fue utilizado como punta de lanza para abatirlo en combate legal.

¿Qué es una noticia? ¿Cuán decoroso debe ser un medio? “Nobody Speaks” presenta un contexto donde la realidad es cada vez más maleable. Hogan no es un atleta, es una especie de actor, dedicado al plano ficticio y teatral de la “Federación Mundial de Lucha Libre” (WWF) que no es realmente una federación, sino una empresa de entretenimiento. Gawker posteó fragmentos del video, pero otros medios hicieron lo mismo. ¿Por qué solo ellos terminan ante el juez? La respuesta le pondrá los pelos de punta.

Uno puede aprobar el discurso de “Nobody Speaks…”, pero el documental tiene una deuda demasiado grande con el reportaje televiso. En la segunda mitad, se concentra en relatar la historia del diario Las Vegas Review-Journal. Es dramática, pero menos colorida que el capítulo anterior. Aun así, es una campana de alerta sobre la fragilidad de la prensa independiente.

Get me Roger Stone

Roger Stone, rocambolesco operador político, nos cuenta personalmente su historia con el gozo del gato que se comió al ratón. Alguien lo identifica como un Forrest Gump, pero malévolo. Inicia su carrera a la sombra de Richard Nixon, y llega a su apoteosis como presunto arquitecto del fenómeno llamado Donald Trump.

Es todo un personaje. Si no existiera de verdad, los guionistas de “House of Cards” lo habrían inventado. Le habla directamente a la cámara, satisfecho de sí mismo, vistiendo con un sentido de la moda que contradice sus políticas ultra-conservadoras. Pero el ser humano está hecho de contradicciones. Un escándalo –sí, adivinaron, sexual– planta una zancadilla en su camino. Es un giro de película. Quizás conscientes de que la fascinación por el personaje puede confundirse con aprobación, los realizadores reclutan a cabezas parlantes como el periodista del New Yorker, Jeffrey Toobin, para proveer contexto y distancia crítica.

El formato tradicional de documental –cabezas parlantes, fotografías, material de archivo y animaciones– contrasta con lo vistoso del personaje. La pintoresca historia de Stone reclama algo más cinemático. Es una pena que Errol Morris no lo haya capturado con su propia cámara. Aun así, “Get Me Roger Stone” funciona como una pieza indispensable de entretenimiento.


“Weiner”
Dirección: Josh Kiregman, Elyse Steinberg
Duración: 1 hora, 36 minutos
Clasificación: * * * * (Muy Buena)

“Nobody Speaks: Trials of the Free Press”
(Que Nadie Hable: la Prensa Libre en Juicio)
Dirección: Brian Knapperberger
Duración: 1 hora, 35 minutos
Clasificación: * * (Regular)

“Get Me Roger Stone”
(Consíganme a Roger Stone)
Dirección: Dylan Bank, Daniel DiMauro
Duración: 1 hora, 32 minutos
Clasificación: * * * (Buena)

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