En pantalla
“El Agente Topo” es la perfecta compañera temática de la reciente “Dick Johnson is Dead” (Kirsten Johnson, 2020), otro documental que contempla las vicisitudes de la tercera edad.
Una premisa sensacionalista oculta una conmovedora exploración de la vida en un hogar de ancianos, en “El Agente Topo”. La película de Maite Alberti ha sido seleccionada por Chile para competir por el Óscar en la categoría de Mejor Film en Lengua Extranjera. Además, es elegible para Mejor Largometraje Documental.
Rómulo Aitken es un detective privado en la ciudad de Santiago. La cámara registra un carné de identificación de Interpol. Un póster con un billete de dólar gigante adorna la pared de su oficina. Tiene a Al Pacino en lugar de George Washington. El detective es un tipo rudo. Hasta tiene el típico físico de un policía retirado —podría ser el compañero de patrulla de la estrella en un drama de acción—. El caso que le ocupa también parece de película: necesita a un anciano para infiltrarlo en una casa de retiro y recopilar pruebas para sustentar una sospecha de abuso. En una serie de entrevistas que parecen una sesión de ‘casting’, llegamos a Sergio Chamy, un octogenario con apenas dos meses de viudez. Es tan gentil, que cuesta imaginárselo como la segunda venida de James Bond.
El detective resulta ser un personaje marginal. Una vez en el Hogar de Ancianos San Francisco de El Monte, Sergio se revela como el verdadero protagonista. Vemos cómo se inserta en este particular universo social, mayoritariamente femenino —solo hay cuatro hombres, entre decenas de mujeres—. La columna vertebral de la película son sus interacciones con los otros residentes. Es testigo de cómo les afectan los embates de la vejez, y ofrece consuelo ante el abandono familiar. El gancho dramático inicial se desvanece gradualmente.
El personal tiene poco tiempo en cámara, pero pronto se hace evidente que esto no será un documental de denuncia. El hogar de ancianos parece una operación eficiente. Los únicos villanos aquí son el tiempo y la soledad. El tono observador y poco intrusivo contrasta con ocasionales escenas que registran a Sergio rindiendo reportes a Rómulo. Artificiosamente iluminados y encuadrados, son momentos que recuerdan la estética de las escenas iniciales, diseñadas para atrapar al espectador con una premisa inusual en medio del documental. A esas alturas, es evidente que la investigación será infructífera, pero “El Agente Topo” está comprometido con mantener la ilusión.
El verdadero valor de la película está en los personajes indelebles que retrata con humanismo y compasión. Véase a Martha, la anciana que constantemente quiere irse, y como niña, habla con su madre por teléfono reclamándole por no llegarla a buscar. Petita, con cada vez menos movilidad, se aferra a su talento para la poesía. Sergio tiene una devastadora escena con Rubira, una mujer que casi no recuerda los rostros de sus hijos —porque la memoria le falla, y porque tienen mucho tiempo sin llegarla a ver—. Mucho tiempo se dedica al flirteo de Berta, una residente de vieja data, que cree que por fin ha encontrado el amor. Casi a cada momento, encontramos una situación que puede ser explotada con sensacionalismo o burla, pero Alberdi toma la decisión consiente de seguir el camino del humanismo. Desde enfrentar las brechas tecnológicas hasta el abandono familiar, los pequeños y grandes desafíos de la vejez son contemplados con empatía.
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Si algo mete estática, es la incredulidad ante cómo la administración nunca sospecha de la verdadera naturaleza de lo que los cineastas hacen entre las cuatro paredes del asilo. Por eso, los esfuerzos por mantener viva la intriga se sienten un poco forzados. A pesar de lo atractivo de la premisa, termina siendo como una camisa de fuerza de la que los cineastas no se terminan de liberar. “El Agente Topo” podría haber sido más grácil —o despiadado— a la hora de abandonar el lastre. El gancho despierta expectativas que no serán satisfechas, porque los cineastas no encontraron la historia que salieron a buscar. Es un gaje del oficio.
Pero la historia que encontraron es mucho mejor. “El Agente Topo” es la perfecta compañera temática de la reciente “Dick Johnson is Dead” (Kirsten Johnson, 2020), otro documental que contempla las vicisitudes de la tercera edad. También está disponible en Netflix, y son dos películas notables. Juntas, hacen una doble tanda que lo obligarán a llamar a los ancianos en su vida. O mejor aún, si puede, vaya a verlos. No sabe la suerte que tiene.
“El Agente Topo”
(The Mole Agent)
Dirección: Maite Alberdi
Duración: 1 hora, 30 minutos
Clasificación: * * * (Buena)
*Disponible en Netflix