Escribo esto el miércoles 25 de marzo, es el décimo tercer día de confinamiento en Madrid, ciudad en la que me lo encuentro.
La capital española, es la ciudad con más infectados y fallecidos por coronavirus. Hoy me levanté viendo cómo van las cifras a nivel nacional y rondan las 41 900 personas contagiadas y 2937 fallecidas, una situación muy triste, que vivimos cada día.
Vivir en una ciudad muy grande y a la vez en un espacio pequeño, es una gran prueba, estar en casa desde hace muchos días por la falta de movimiento en la calle, de repente dan ganas de salir corriendo.
El momento más esperado es cuando toca ir al supermercado y aprovechar un poco el aire, caminar y estirar las piernas. Cabe mencionar que al supermercado solo puede entrar una persona, es decir, si hay grupos de gente en la calle o en horas no correspondidas, se corre el riesgo de contagiarse o ser multada por la policía.
Nunca imaginé que algún día iba a vivir una pandemia de esta envergadura a la que intento sacarle lo positivo. Ha sido un tiempo para compartir con la familia, aunque estemos lejos la tecnología nos acerca, hablamos de todo y eso es lindo, pero también me invade el temor y la incertidumbre sobre la falta de medidas y la gran irresponsabilidad con la que el gobierno en Nicaragua ha tomado este problema sanitario que pone en juego la vida de la población nicaragüense, pero no me sorprende. No me sorprende si pienso en todas las barbaries que esta pareja presidencial demente ha venido haciendo desde hace mucho.
Cada persona ha encontrado la manera de sobrellevar la situación, yo, por ejemplo, paso escuchando música casi todo el tiempo, porque siento que me ayuda a procesar todo, también veo películas con mi novio, pasamos más tiempo juntos. Otra manera de sobrellevar este encerramiento, ha sido cocinar y cocinar, me ha ayudado mucho en descubrir nuevas recetas y compartirlas a las redes para conectar con más personas.
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Han sido días para pensar, meditar, crear, sanar, conocerme y mejorar aspectos de mi vida. Soy cantante de rap, la música ha sido indispensable en mi vida. El arte tiene el poder de abrazarnos unos a otros de conectar y ser espirales de luz como dice la canción de Gaby Baca y Devorah Rahel. Así veo a músicos tocando desde sus terrazas con sus instrumentos, cantantes de ópera, actores de cine, escritores de literatura recitando sus escritos, entre otros. La manera de enfrentar las cosas con humor también ha sido estimulante o escuchar a las nueve en punto de la noche los cacerolazos en honor al servicio de sanidad que ha trabajado de manera increíble. Quedate en casa que solo así vamos a poder volver abrazarnos.
*Este texto es parte de la serie CróNicas, publicada en la Revista Niú, a partir de este 16 de marzo, sobre las experiencias y reflexiones de cómo los nicaragüenses en España y Estados Unidos viven las medidas de confinamiento. Te invitamos leer más testimonios en este enlace.