En pantalla

El crepúsculo del sicario: “El Irlandés” paga el precio de una vida violenta
El irlandes Netflix

El mundano negocio de la vida criminal queda expuesto con complejidad novelística, con repuntes de violencia rápidos y brutales.

     

Martin Scorsese ofrece una fascinante adaptación de las memorias de un sicario. “I Hear You Paint Houses” (He oído que pintás casas), el título original, es el eufemismo empleado para referirse al sucio trabajo de asesinar a otro ser humano. El irlandés del título es Frank Sheeran (Robert De Niro). Su gentilicio basta para identificarlo entre los italoamericanos que pueblan el bajo mundo. Esta es una mirada épica a la vida de un hombre opaco.

El punto de vista de una cámara flotante nos introduce en una casa de retiro. Ahí encontramos a Frank, un anciano solo, preso de sus recuerdos. Nos habla sobre un momento particular de su vida: un viaje a través de varios estados que emprendió años atrás con Russell Bufalino (Joe Pesci) y sus respectivas esposas. Oficialmente, iban a la boda de la hija del abogado Bill Bufalino (Ray Romano), pero en el camino, se ocuparían de “otro asunto”. En este mundo, se habla de las cosas más importantes en los términos más vagos posibles. Al detenerse para fumar cerca de una vieja gasolinera, reconocen que es el lugar donde se conocieron, décadas atrás. La acción salta a ese momento, banal pero definitivo, en el cual un joven Frank inició su carrera en el crimen organizado.

En apenas cinco minutos, Scorsese establece un marco narrativo y dos líneas temporales que corren paralelas hasta culminar en un punto clave: las circunstancias que rodean la desaparición de Jimmy Hoffa (Al Pacino), legendario líder sindical, incómodamente cercano a la mafia. “Está decidido”, son las palabras que sellan su destino. Desde el principio, nos damos cuenta que estamos en las manos de un maestro del cine.

La desaparición de Hoffa es uno de los grandes misterios de la historia reciente de los Estados Unidos —Jack Nicholson interpretó al personaje en un filme biográfico dirigido por Danny DeVito en 1992—. Hay algo perverso en contar esta historia desde el punto de vista de un personaje marginal, especialmente considerando que los expertos disputan las aseveraciones que Sheeran hizo en sus memorias. Sin embargo, la agenda de Scorsese no es desentrañar la verdad documental, sino retratar el proceso corrosivo de invertir la vida al servicio de la violencia. La cálida amistad entre Sheeran y Hoffa —y la química entre De Niro y Pacino— abona a un desenlace devastador.

El impacto depende de acompañar a estos personajes a lo largo de décadas de eventos. Scorsese decidió trabajar con los mismos actores, sometiéndolos a un proceso de “rejuvenecimiento digital” en las escenas que cubren las etapas tempranas. Personalmente, creo que el truco funciona. Es atípico que esta cantidad de efectos especiales se apliquen a un drama para adultos. El presupuesto subió, al extremo que ningún estudio tradicional se animó a desarrollar el proyecto. Es por eso que ahora la película se estrena vía Netflix.

Todos los actores son uniformemente excelentes. De Niro tiene el difícil papel de hacer que la opacidad sea interesante. Sheeran es un personaje pasivo —exceptuando los despliegues de violencia rápidos y brutales—. Convencionalmente, el foco de atención estaría mejor servido centrándose en el personaje de Hoffa, simpático y gregario, siempre con una línea devastadora a flor de labios. Pacino es excelente, y diría que tiene seguro el Óscar a Mejor Actor Secundario, sino fuera por Joe Pesci, quien regresa a la pantalla después de un largo retiro, con una actuación quieta y contenida. Su Russell Bufalino es el extremo opuesto al incendiario Tommy De Vito de “Goodfellas” (Scorsese, 1990), pero el doble de peligroso. Anna Paquin, como una de las hijas de Frank, es testigo silente de la corrupción de su padre y la reserva moral de la historia.

El mundano negocio de la vida criminal queda expuesto con complejidad novelística, con repuntes de violencia rápidos y brutales. La agenda de Scorsese no es idealizar, sino retratar la vida entre esos momentos de transgresión, y como carcomen el alma de sus perpetradores. Tome nota del recurso trágico-humorístico de congelar la acción para destacar a personajes secundarios, informándonos con un texto en pantalla sobre cómo terminan sus días. El tiempo dedicado a la existencia de Sheeran permite experimentar su vida como pura tragedia. No pude evitar pensar en los agentes de destrucción que ahora azotan a nuestro país. ¿Tendrán idea del costo que pagan? ¿Se reconocerán en “El Irlandés”?

“El irlandés»
(The Irishman)
Dirección: Martin Scorsese
Duración: 3 horas, 29 minutos aprox.
Clasificación: ⭐ ⭐ ⭐ ⭐⭐(Excelente)
* Disponible en Netflix