En pantalla

El pasado nunca sana en “Manchester by the Sea”
Manchester by the Sea
Casey Afleck y en una escena de la película.

Cada personaje habita su propia historia. Que cada una de ellas deje una marca es una pequeña proeza que debe admirar por usted mismo

“Manchester by The Sea” sacudió al Festival de Sundance y se convirtió en una millonaria adquisición para el flamante distribuidor Amazon Studios. Ahora, llega a nuestras pantallas impulsada por seis nominaciones al Óscar, incluyendo Mejor Película. No podría pasarle a un filme más terco la hora de satisfacer las expectativas tradicionales del público.

Lee Chandler (Casey Affleck) trabaja como superintendente en un edificio de apartamentos en los suburbios de Boston. Emocionalmente remoto, apenas conecta con la gente que le rodea. Pasa las noches en los bares y duerme en un pequeño sótano. Su rutina se altera cuando recibe noticia de la muerte de Joe (Kyle Chandler), su hermano mayor. El evento lo obliga a regresar al pueblo costero que abandonó años atrás, bajo la sombra de una tragedia. Que sucedió, es algo que descubrimos en flashbacks progresivos, alternados con episodios que dramatizan su dilema del presente: en su testamento, Joe lo ha nombrado guardián de su hijo adolescente, Patrick (Lucas Hedges).

Puede imaginar la película que viene: el protagonista confronta su pasado, y a través de la interacción con el joven, encuentra la catarsis que le permite volver a vivir felizmente. Al menos, es lo que estamos condicionados a esperar. Pero eso está muy lejos de las intenciones del dramaturgo Kenneth Lonnergan. Prefiere hurgar dentro de las heridas en vez de sanarlas con el bálsamo de la ficción. De hecho, su tesis es que algunas heridas simplemente nunca pueden sanar.

Lonnergan es un hombre de teatro que entró por la puerta grande en el mundo del cine. Su primera película, “You Can Count On Me” (2002), conquistó dos nominaciones al Óscar y brindó papeles memorables a Laura Linney y Mark Ruffalo. En su siguiente proyecto, la luna de miel se convirtió en un mal matrimonio. “Margaret” (2011) nació como un drama de alcance épico sobre la vida en Nueva York después del 11 de septiembre, filtrada a través de las experiencias de una adolescente que causa un fatal accidente de tránsito. Pero el director no pudo generar un corte final que los productores quisieran estrenar. Las diferencias se ventilaron en las cortes de justicia durante casi una década. “Manchester…” es una especie de acto de reconciliación, un filme personal que puede funcionar comercialmente.

Lonnergan favorece la actuación sobre las demás herramientas del arsenal cinematográfico. No por casualidad, los actores lo adoran. Tiene cierto afán naturalista a la hora de escribir sus diálogos, lo que se traduce en escenas que divagan por caminos inesperados. Los personajes dicen tanto con lo que callan como con lo que verbalizan. Quizás la evasión sea reflejo de la psiquis del protagonista. Lee reprime sus emociones como una táctica de defensa. Solo estalla en despliegues de violencia bajo los efectos de alcohol.

Manchester by the Sea
Un fotograma de la película «Manchester by the sea»

El escenario de la Nueva Inglaterra proletaria es vívido y reconocible. Estamos en el territorio de la clase media trabajadora, blanca y tribal. Sin embargo, el interés implacable de Lonnergan por escrutar las emociones de sus personajes se traduce en cierto descuido por el lenguaje visual. Tome nota de la escena del hospital, cuando Lee conversa con los doctores sobre las circunstancias de la muerte de Joe. También escenifica y edita un episodio en la comisaría de policía con cortes abruptos. Podría decirse que esto es reflejo del estado anímico del personaje principal, una manifestación visual de su tribulación. O que Lonnergan, hombre de las tablas, no tiene paciencia para dilucidar posiciones y movimientos de cámara que brinden otro nivel de significado a su drama. En su humanismo, puede recordar a los hermanos Jean Pierre y Luc Dardenne (Deux Jours, Une Nuit), pero no tiene sus implacables instintos cinematográficos.

Esta es una queja menor, a la luz de la calidad y el alcance del trabajo actoral que Lonnergan exprime de su reparto. Affleck es excelente en su ejercicio de contención. Hedges es el adolescente más convincente que he visto en el cine en años. Y la resolución del filme depende de Michelle Williams, en una pequeña escena en la que apenas puede hablar. Gretchen Mol brilla en una pequeña aparición, como una frágil alcohólica en recuperación. Cada personaje habita su propia historia. Que cada una de ellas deje una marca es una pequeña proeza que debe admirar por usted mismo.

 

“Manchester cerca del Mar”

(Manchester by the Sea)

Dirección: Kenneth Lonnergan

Duración: 2 horas, 17 minutos

Clasificación: * * * (Buena)

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