Satanizados (injustamente, dicen sus defensores) por su parentesco con el cigarrillo, fumar puros es un placer desconocido para la mayoría. Pero los amantes del buen tabaco aseguran que basta una bocanada para convertirse en un creyente verdadero.
“El puro es una cuestión de sabor. Lo comparo, por ejemplo, con los chocolates, los vinos o el whisky. El que fuma puros está buscando un sabor diferente en cada puro, o encontró el puro que ya le gusta, y se queda pegado a ese puro aunque haya mil puros que salgan todos los días”, explica Israel Yubank, dueño de Nostalgia de Nicaragua Cigars.
Los defensores de este producto (sean consumidores anónimos o empresarios del sector), explican que desde el punto de vista de la salud, la diferencia entre fumar cigarrillos y fumar puros, está en el hecho que el humo del puro no se inhala. Solo se «disfruta» en la boca, y se exhala.
Ese «placer» es difícil de entender para quien no ha encendido –y fumado– un puro en toda su vida, pero los fumadores lo entienden a la perfección, definiendo la experiencia con palabras que uno esperaría encontrar en otros ámbitos, no en un club de fumado:
“Es una experiencia que me llena de paz, y que me permite, por ejemplo, leer un libro de manera relajada mientras disfruto un puro”, explica el californiano Rich Lai, llegado al país para participar del sexto Festival Internacional Puro Sabor 2017.
Sensaciones y emociones similares son las que describen los dominicanos Pedro Rodríguez y Diego Castellanos, que saben disfrutar de los puros nicaragüenses, pese a que estos están en competencia permanente con los que se elaboran en esa isla.
“Una buena fumada produce placer, sensaciones de diferentes sabores en la boca, placeres y sensaciones que te llevan a compartir buenos momentos con buenos amigos, que es lo principal de un puro. Cuando fumas un puro, buscas tener buena compañía, buenos temas que hablar. Un puro te acompaña en grupo, te acompaña solo”, explica Rodríguez.
Diego, su compatriota, comparte que “la primera palabra que me llega a la mente es placer. El puro es un momento de compartir con amigos, ya sea por placer, para negocios, para ver deportes, para hablar de buenos temas, y siempre, personalmente, maridarlo con un buen trago. ¿Con cuál trago? Con el que más te guste. En mi caso, ron”.
Jóvenes, y mujeres también
Más allá de lo que pudiera pensarse, los fumadores de puros no solo son señores, gentlemens a la vieja usanza que se reúnen al final de la tarde para celebrar sus negocios, sus conquistas, o hablar de política.
También hay jóvenes. “La mayoría de nuestros clientes son probablemente de un segmento entre los 30 y los 50 años. Ese es nuestro grupo fuerte. ¡Claro!, tenemos de veinte y pico, como de setenta y pico, pero el segmento fuerte está entre los 30 y los 50”, dice Yubank.
Añade que también llegan “jóvenes profesionales que les gusta el tabaco, que le gustan los tragos buenos, y vienen más que todo a esparcir, a pasar un tiempo bueno, a alejarse del negocio, más que venir a hacerlo”.
Y claro, también hay mujeres. ¡Cómo no!
Una de ellas es Kiesha Gunn, que descubrió el placer del tabaco nicaragüense años atrás, mientras trabajaba como funcionaria en la embajada de Estados Unidos en nuestro país.
Explica que cuando fuma se siente “muy feliz. Es una sensación increíble, maravillosa. El relax que me causa fumar, me hace muy feliz”. De paso, llegó desde Washington al Festival Puro Sabor para sondear la posibilidad de crear en su país, un negocio de salones móviles de fumado de puros nicaragüenses.
Otra fumadora que habló con Niú fue Jéssica Morales, administradora de Nostalgia Cigars de Nicaragua, para quien fumar un puro conlleva “todo un ritual; desde que lo corta, lo toma y lo enciende”.
“Fumar te pone en una sensación de relajación y hasta de contemplación, porque se pueden identificar diferentes notas de sabores y olores. Degustar un puro con tus amigos, no solo es una experiencia personal, sino también una experiencia compartida”, asegura.
Leonel Ráudez, gerente de Joya de Nicaragua, reconocido dentro del gremio gracias a sus más de tres décadas de experiencia en el negocio, explica que “el tabaco pasa por cuatro fases fundamentales: la agrícola, la preindustrial, la industrial y la comercialización, que es cuando llega al consumidor”.
Como cada uno de los procesos lleva varios meses (hasta un año, en la fase industrial), el tabaco que se usó para producir el puro que un consumidor puede comprar en una tienda en Nueva York o Los Ángeles pudo haber sido sembrado dos o tres años antes.
Luego de un trabajo de vivero se prepara y desinfecta el suelo donde se va a sembrar, y se planta. 50 a 60 días después, el plantío está listo para empezar a producir.
El corte se hace por etapas. En el primero, a los 50 días. Se cortan las primeras tres o cuatro hojas de abajo, donde normalmente están las más finas. Ocho o diez días después se cortan otras tres o cuatro hojas, y se repite el proceso en el mismo intervalo de tiempo, hasta hacer cinco cortes, con lo que el proceso puede durar 40 días.
Las hojas amarradas en manojos pasan a las casas de secado, (llamadas también casas de curado), donde permanecen de 45 a 50 días, hasta su traslado a las bodegas, con lo que termina la fase agrícola.
En las bodegas se acomoda en pilones para fermentarlo, midiendo la temperatura regularmente, para decidir el momento de darle vuelta. El proceso puede durar entre ocho y doce meses, con lo que termina la fase de preindustrialización.
Los cuidados que deben tenerse en la siguiente parte, la industrial, determinan la calidad del producto, una vez que se han elegido las hojas a combinar para lograr la fortaleza, combustión, sabor, aroma y tiro (facilidad de fumado), que debe tener un puro, explica el gerente Ráudez.
Aquí entra en juego la habilidad de los trabajadores nicaragüenses, que laboran en parejas: el “bonchero”, generalmente un varón, acomoda y envuelve las capas de hojas que conforman el interior del puro, y le añade otra hoja llamada capote. Después pasa a la ‘rolera’, que tiene el delicado trabajo de poner la capa final.
Luego de pasar al menos cuatro controles de calidad, el puro se envuelve en celofán y se embala en cajas que se llenan con puros del mismo tamaño y color. La mayor parte se envía al extranjero. El inventario para consumo interno se distribuye en hoteles, tiendas libres, y comercios especializados, relató Ráudez.
Nicaragua: puros de calidad mundial
Juan Ignacio Martínez, presidente saliente de la Cámara Nicaragüense del Tabaco (CNT), refiere que esta planta se cultiva en Nicaragua desde los años 30 del siglo pasado, y que los puros Premium hechos a mano se fabrican en el país a partir de 1968.
“Desde entonces, Nicaragua ha crecido paulatinamente con altos y bajos, pero hoy en día estamos en el mejor momento para nuestra industria: 2016 cerró con exportaciones cercanas a los 200 millones de dólares, incluyendo tabaco en rama y puros hechos a mano”, detalló.
Las estadísticas muestran que el 90 por ciento de esos 200 millones son puros, y el 10 por ciento restante es tabaco en rama, lo que implica un crecimiento superior al 10 por ciento con respecto al año anterior.
“Nuestro producto se vende en unos 77 países, con Estados Unidos como nuestro principal mercado al absorber el 80 por ciento de nuestras exportaciones”, añadió.
Para Francisco Valenzuela, alcalde de Estelí, “el tabaco es una de las actividades más importantes en términos económicos, de generación de empleos y de dinamización de la economía local de Las Segovias y particularmente de Estelí”.
La mayor parte de los 35,000 empleos directos que genera el sector están en el norte del país, con una pequeña parte ubicada en Granada y Ometepe.
Aunque la normalización de relaciones entre Estados Unidos (el destino del 80 por ciento de nuestros puros) y Cuba (el tercer productor mundial) parece una realidad cada vez más lejana, los productores nicaragüenses no están preocupados por tal eventualidad.
Ni siquiera un poco.
El cubano José ‘Pepín’ García, propietario de My Father Cigar, opina que “el tabaco nicaragüense es hoy por hoy, el primero en el mundo. Es mi modesta opinión. Otros pueden considerar que es Cuba, o Santo Domingo, pero los hechos están ahí. Nicaragua es hoy por hoy el que está marcando el paso”.
El italiano Claudio Sgroi, presidente de Mombacho Cigars, tampoco cree que una hipotética normalización de relaciones entre esos dos países afecte a Nicaragua.
“Es una cuestión de calidad de los puros nicaragüenses. Ahora mismo, esa calidad es de clase mundial. Somos ya el segundo productor de puros en el mundo, y no creo que abrir el mercado de Estados Unidos a un país como Cuba, nos vaya a afectar”, aseguró.
Lo que sí les preocupa es el conjunto de regulaciones implementado por Estados Unidos a partir de 2016, pero esperan que la llegada de Donald Trump a la presidencia de ese país les ayude a desmontarlas, y cerrar el periodo de incertidumbre que atraviesa el sector.