En pantalla

«En la Mira del Francotirador”: el espectador contra la pared
The Wall. Fotograma

Es un thriller compacto y efectivo. La pregunta del millón es si usted tiene tolerancia para su estrategia. La trama está diseñada para frustrar constante las expectativas de la audiencia.

Para cuando “En la Mira del Francotirador” inicia, sus protagonistas llevan 20 horas camuflados en una pequeña colina, observando atentamente un dantesco escenario. Ocho cadáveres se encuentran dispersos a lo largo del sitio de construcción de un oleoducto en medio del desierto iraquí, todos víctimas de un letal francotirador. Issac (Aaron Taylor Johnson) y Matthews (John Cena) deben tomar una pequeña decisión con grandes consecuencias: ¿es seguro salir de su escondite? La respuesta depende de que el francotirador esté vivo o muerto. No es un spoiler decirle que el hombre vive.

El director Doug Liman nos lleva de regreso al teatro de operaciones de la guerra de Irak, pero su misión no es hacer apología de la invasión, o ensalzar a las fuerzas armadas de su país. “En La Mira…” es una especie de película de horror existencial. Su escala íntima permitiría adaptarla en una pieza de teatro de cámara, aunque perderíamos su vívida invocación de la furia de los elementos. El brillo del sol, el calor y la arena flagelan a los protagonistas, convirtiendo al desierto en el cuarto personaje de este drama.

Cada detalle cuenta: una cantimplora rota, un visor defectuoso, y por supuesto, la pared invocada en el título. Se nos revela que es lo único que queda de una vieja escuela, símbolo de la destrucción provocada por guerra. Es lo único que separa a Issac de su verdugo, y puede derrumbarse en cualquier momento. El simbolismo puede ser facilista, pero la austeridad del proyecto lo demanda. En menos de hora y media, con apenas tres actores, Liman trata de decirnos algo sobre la guerra como concepto, el conflicto específico de Irak, y la humanidad de soldados y civiles en ambos bandos.

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La acción de “The Wall” tiene lugar en la posguerra, sus bajas son contratistas privados que trabajan en los proyectos de reconstrucción. Los soldados norteamericanos involucrados están ahí para protegerlos. Las acciones del francotirador son una especie de venganza, dispensada no solo por la violencia del pasado reciente, sino también por el afán de lucrarse de sus efectos. El caso de Issac es diferente. El asedio es su castigo por fracasar a la hora de integrarse nuevamente en la vida civil. Ya ha cumplido su deber como militar. Su regreso a Irak ha sido voluntario. Simplemente, ya no puede estar en casa.

Eventualmente, el francotirador (Laith Nakli) establece comunicación vía radio. Esto permite delinearlo más como personaje, aunque sintetice dos arquetipos comunes: es el narrador poco fiable y el antagonista parlanchín. A pesar del saldo mortal que cobra, no es definido como un villano. Liman tiene simpatía por sus soldados, pero pondera las razones del contrincante que los tiene en la mira. La conciencia culpable del ciudadano norteamericano se somete a un exorcismo ejecutado por una especie de ángel vengativo, tan incorpóreo como implacable.

Aaron Taylor-Johnson es excelente en el papel de Issac. Es el tipo de actuación que confina al actor a la realidad física del momento, limitándolo constantemente. El desierto puede ser puro espacio abierto, pero la amenaza de las balas lo limitan. Me recuerda a Ryan Reynolds en “Buried” (Rodrigo Cortés, 2010), interpretando a un contratista en Irak, enterrado vivo en un ataúd y luchando por sobrevivir. Cena vuelve a demostrar que hay vida después de la lucha libre. Y Nakli logra construir un personaje sin las ventajas de la presencia física.

The Wall. Fotograma

“En la Mira…” es un thriller compacto y efectivo. De esta manera, Liman continúa su curiosa exploración en el género de la acción: inició la franquicia de “The Bourne Identity” (2002); unió a Brad Pitt y Angelina Jolie en la belicosa comedia romántica “Mr. and Mrs. Smith” (2005) y usó a Tom Cruise como avatar de videojuego en “Edge of Tomorrow” (2014). La pregunta del millón es si usted tiene tolerancia para su estrategia. La trama está diseñada para frustrar constante las expectativas de la audiencia. Su combustible es la exasperación del espectador que lo observa todo, y cree saber cómo deben desarrollarse las cosas. Pero precisamente ese es el acierto del filme. Nos convierte en el soldado entrenado para cualquier eventualidad, incapaz de lidiar con la realidad que se nos presenta.

“En la Mira del Francotirador”
(The Wall)
Dirección: Doug Liman
Duración: 1 hora, 28 minutos
Clasificación: * * * (Buena, recomendada con ciertas reservas)

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