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“En un ambiente donde no impera la ley, el vacío lo llenará la violencia”
Femicidios Nicaragua
Archivo. Manifestación en Managua por el Día Mundial Contra la Violencia. Carlos Herrera | Niú

Con un panorama de impunidad y una crisis latente, “los cuerpos de las mujeres van a sufrir por partida doble”, advierte defensora de los derechos de las mujeres.

     

Entre finales de agosto e inicios de septiembre, Nicaragua tuvo un repunte de femicidios. Cada uno de estos casos se enmarcan en un contexto agudo: la crisis política que atraviesa Nicaragua desde abril de 2018 y una represión gubernamental sistemática. El actual panorama afecta “a las mujeres y a los cuerpos más vulnerables”, opina María Teresa Blandón, del movimiento feminista La Corriente y activista por los derechos de las mujeres.

“El mismo estado tortura y mata y esto trastoca en un terreno ya abonado para otras violencias. La violencia estructural se potencia con la violencia de Estado” opina la académica. Según Blandón se ha llegado a un momento donde “todos los marcos legales” y las convenciones sociales que prohíben los actos de violencia se ven afectados, por lo cual, esto ha permitido que el hueco que ha dejado la ingobernabilidad del Estado deje un gran vacío; un vacío que será llenado por la violencia.

Las estadísticas apuntan un año nada alentador. La organización Católicas por el Derecho a Decidir contabilizó entre enero y agosto 44 femicidios, 52 frustrados y 48 niños y adolescentes sin sus madres. Más de la mitad de estos casos han sucedido en las casas y ejecutados por parejas u hombres cercanos a las víctimas. 

La Policía “no le presta atención a las víctimas”

El caso de Seylit Parrales es uno de los más recientes que desnuda la inoperancia de la Policía Nacional. Según relatos de sus familiares, ella había puesto la denuncia por violencia en una de las delegaciones de la Policía, pero no le hicieron caso. El 25 de agosto su expareja le propinó varias estocadas en su cuerpo, dejándola en cuidados intensivos durante una semana. Parrales se salvó por poco, mientras que las autoridades quedaron expuestas como ineficaces.

Carlos Herrera | Niú

“Una Policía que está más dedicada a secuestrar, seguir a protestantes y a intimidar a la ciudadanía, no dedica recursos para atender las denuncias de las mujeres ni para actuar antes de que las mujeres sean asesinadas. Es una Policía indolente y cómplice», agrega Blandón, que también afirma que con autoridades como estas los casos como el de Seylitt serán más frecuentes.

En los últimos años, las activistas por los derechos de las mujeres han alertado que hay más casos de femicidios con saña. Para Blandón esto significa “desprecio hacia la vida de las mujeres y mayor deshumanización en la sociedad”. Los movimientos feministas alertan que la crueldad “no puede normalizarse” y la sociedad nicaragüense no debe permitirlo.

«El nivel de crueldad es algo que esta sociedad no puede menospreciarlo. La crueldad nos habla de una sociedad que se está deshumanizando, que los ve como un espectáculo y como un entretenimiento», afirma la activista.