A primeras horas de este 5 de mayo Natalia Lafourcade ya estaba sembrando «Musas» en el jardín para que al amanecer estuviera disponible para todos.
Con los anteriores trabajos, Natalia nos ha dado muestra de un aroma particular y su visión poética del sonido latinoamericano, misma que quedó manifestada en su álbum instrumental “Las 4 estaciones el amor” (2007) grabado junto a la Orquesta Sinfónica de Veracruz y luego en el arriesgado y bien ejecutado «Mujer Divina» (2012), álbum homenaje a uno de los más grandes e intocables pilares de la música en español, Agustín Lara, en el que expone su inquietud por el rescate de las tonalidades que han construido la amplia tradición rítmica mexicana. Y precisamente de esta inquietud genealógica por el reencuentro con ese germen, nace el aclamado «Hasta la Raíz» (2015), en el que ahonda sobre el ciclo del amor: nacimiento, muerte y resurrección.
Y es ahora en este 2017 que regresa con las «Musas» (Vol. 1) que le dictan a su voz, guitarra y letra la magia y la mística de la riqueza de la música tradicional latinoamericana. Un trabajo henchido de brillante y peculiar energía orgánica que explora el reencuentro con la esencia de un legado cultural que une a la comunidad latina, arropándola bajo un mismo rebozo. Para este proyecto se hizo acompañar por Los Macorinos (Juan Carlos Allende y Miguel Peña) mismos músicos base de la icónica Chavela Vargas, y cuenta con la participación de Ximena Sariñana, David Aguilar, Gustavo Guerrero, Martín Bruhn y Cheche Alara, entre otros.
Este primer volumen del proyecto “Musas” es un emotivo homenaje al acervo mítico de la identidad de nuestros pueblos y a las voces que la tierra señala como sus elegidos tal como decía Atahualpa Yupanqui. Su original sensibilidad compositora se entreteje con la sacralidad de grandes autores de la altura de Violeta Parra (en su centenario de nacimiento), Agustín Lara, Simón Díaz, Frank Domínguez, Roberto Cantoral, Francisco Dino López Ramos, entre otros, que recogen melodías desde la Patagonia hasta los campos abiertos de México. Pero esta inspiración que motiva a Lafourcade no procede únicamente de la música, sino que se proyecta en la historia, los colores, sabores, la danza, poesía, el amor, libertad, la belleza y la tierra. Su música encuentra en ellos el refugio: Libre serás, para siempre, para siempre/ Mariposa morada entre bambú.
Natalia logra reinventarse y acercarse cada vez más al núcleo de la música vernácula latinoamericana y es muestra del máximo grado de la sofisticación y sensibilidad de la música en español en los últimos años.