Estilo
La menstruación no debería doler insoportablemente. Si duele así, es que algo anda mal. Cuatro mujeres cuentan, en primera persona, sus historias de dolor a causa de la endometriosis y el cáncer endometrial.
A los 11 años, Argeomar Rojas, interiorizó que el dolor menstrual era normal, que lo tendría el resto de su vida fértil y que no tenía más opción que abrazarlo como algo suyo. Se lo dijo un médico que la examinó durante su primera dolorosa menstruación.
Con los años aquel dolor, parecido al de parto, se volvió tan insoportable e incapacitante que incluso llegó a perder el conocimiento. Una vez, recuerda que tuvo que salirse de una actividad a la que había ido, paró un taxi para volver a su casa y al subirse se desmayó.
“El taxista tuvo que sacar mi cédula de la billetera para saber dónde vivía. Yo llegué a la casa inconsciente”, recuerda.
Hace un año, Argeomar supo que ese dolor no era normal. Pues, después de 20 años padeciéndolo, la diagnosticaron con endometriosis. Esta es una condición que padece una de cada diez mujeres. Se caracteriza principalmente por un fuerte dolor durante la regla, que no calman los analgésicos, pero pueden ser acompañado de flujo abundante y períodos irregulares.
María Celeste, Stephany y Argeomar, tres mujeres diagnosticadas con endometriosis, comparten en primera persona su testimonio sobre cómo han convivido con este dolor y el efecto en sus vidas. Además, Francis, sobreviviente de cáncer endometrial, comparte cómo ha sido su lucha contra otra de las enfermedades que pueden desarrollarse en el endometrio y hace énfasis en la importancia de cuidarse y estar atenta a las señales del cuerpo.
Argeomar: “Es una enfermedad que desgasta y no tiene cura”
Hace un año me diagnosticaron con endometriosis. Recuerdo que fui a un evento y al día siguiente amanecí con fuerte dolor en el estómago. Asumí era indigestión, pero por más anticólicos que tomé, no se me quitaba el dolor. Tuve que ir de urgencias al hospital.
Me hicieron un ultrasonido y solo aparecía un quiste folicular, que es normal cuando estamos en ovulación. Me dieron de alta, pero el dolor siguió aumentando. Así que decidí ir donde un médico que me había recomendado una amiga que padece endometriosis.
Cuando llegué, ya había perdido hasta el sentir de mis piernas y rodillas. De inmediato me hicieron un ultrasonido transvaginal y el médico, a simple vista, me dijo que tenía endometriosis etapa cuatro. Para mí fue muy impactante porque me explicó que es una enfermedad que desgasta y no tiene cura.
Me decían que el dolor menstrual era normal
Me pudieron diagnosticar mucho antes, pues desde mi primera menstruación, fui al médico. Pero siempre me decían que el dolor menstrual era normal. Que yo tenía dismenorrea crónica, o sea reglas difíciles y dolorosas. Después me dijeron que mi útero está en retroversión y que por eso me dolía. Y claro, si te lo dice un médico, vos le crees.
Por eso, es importante que hablemos de la endometriosis.También es necesario hablar de la parte médica, porque en Google encontrás testimonios con lamentos profundos que te lo ponen como que ya no podés volver a tu vida normal. En mi caso, además del dolor, yo no he tenido limitaciones en mi rutina diaria. Hay otras mujeres que si las afecta.
La endometriosis la causa el exceso de estrógeno y entonces, ese tratamiento consistía en controlarme estos niveles para mantener el endometrio fino. Todas las mujeres que sufrimos endometriosis tenemos la misión de tener el endometrio delgado y eso implica tratamientos hormonales, muy buena alimentación y una vida emocionalmente estable.
María Celeste: “El dolor es tan fuerte que solo quiero estar acostada”
Mi menstruación siempre fue abundante. Los primeros días me manchaba y el dolor me duraba los ocho días que sangraba. Yo lo veía normal. Me decía a mi misma: “Tuve la mala suerte de que me doliera más. Fui de esas saladas”. Pero con el tiempo el dolor se volvió tan insoportable que tuve que ir a revisarme y después de hacerme un ultrasonido, en el 2013, me dijeron que tenía ovario poliquístico. Pensé que a lo mejor por eso me dolía tanto, pero estaba equivocada.
En el ultrasonido salió que tenía un quiste. Entonces, me programaron para operación. Al verme, se dieron cuenta que el quiste estaba sobre mi ovario derecho y tuvieron que quitármelo junto a una parte de ese ovario. Sin embargo, los dolores no se fueron.
Recuerdo que de mí, la gente siempre se compadecía. Porque el dolor es tan fuerte que a veces lo único que quiero es estar acostada en posición fetal. Sin embargo, cuando uno tiene responsabilidades, no puede darse el lujo de suspender sus actividades. Lo único que queda es aguantar. Tenés que aprender a lidiar con eso.
Sufro desde antes que me venga la menstruación
En mi caso, sufro desde antes que me venga la menstruación porque padezco del síndrome premenstrual. Pero fue en octubre de 2017, que los dolores se volvieron más intensos y, además, comencé a sentir una pesadez en el vientre, migraña y mucha debilidad. Temía que fuera otro quiste, así que antes de ir a una cita médica, me hice un ultrasonido. Cuando llegué, el doctor me dijo que tenía otro quiste, uno grande. Así que me volvieron a operar en febrero del siguiente año.
Al salir de la cirugía no me dijeron nada. Yo pensé que finalmente el dolor se iría. Pero, cuando volví, el médico me dijo que el quiste era tan grande así que me quitaron el ovario derecho y la trompa de Falopio derecho. Y como sí esa noticia no fuera suficiente, el ovario que me quedaba, tenía ovario poliquístico y la causa de mis dolores era la endometriosis.
Hasta ese momento yo no sabía nada de esa enfermedad. Alguna vez había oído el nombre. Y como el doctor no me dio mucha información, me tocó investigar por mi cuenta. Lo único que me dijo y que me quedó bastante presente, es que al tenerla es complicado tener hijos. Eso me pone muy triste porque yo ya tenía complicaciones.
Después de la operación y de que comencé el tratamiento, he mejorado. Aún tengo dolor, pero solo me dura entre el primer y segundo día. En mi casa son más comprensivos porque saben qué es lo que me ocurre. Y los días que sé que vendrá el período trato de disminuir mis actividades.
Stephany: “La endometriosis afectó otros órganos de mi cuerpo”
Los dolores que me causa la menstruación son tan fuertes que no puedo ponerme de pie, me da vómitos y hasta me he desmayado. Antes que me diagnosticaran, mis papás me llevaron a ocho ginecólogos. Varios de renombre. Pero todos me decían que era normal sentir dolor.
Pasé toda mi adolescencia sufriendo de dolores fuertes. Muchas veces tuvieron que ir a buscarme al colegio porque me puse muy mal. Sin embargo, muchas profesoras no me creían, me decían que sentir dolor era normal.
Un día estaba haciendo ejercicios y sentí dolor a un lado derecho de mi vientre, como de una punzada. Me dio temor que fuera un quiste. Así que fui a chequearme. La doctora me hizo un ultrasonido y, en efecto, tenía un quiste.
Le conté toda mi experiencia con la regla y ella comenzó a sospechar que tenía endometriosis. Busqué otras opiniones porque la doctora me dijo que la única forma de estar segura era a través de una cirugía. Pero en esa búsqueda, incluso, me dijeron que tenía cáncer uterino. Hasta que finalmente me hice la operación y me descubrieron que tenía un quiste de endometriosis, también conocido como “quiste de chocolate”. Yo tenía 22 años.
- Te puede interesar: «La obesidad en Nicaragua tiene rostro femenino”
A la endometriosis le llaman el cáncer que no mata
Lo peor vino después. Pues me descubrieron tejidos de endometriosis en otros órganos como en el intestino y esto me causa problemas digestivos. Y todavía cuando tenés tejido en los ovarios o el útero te pueden hacer una operación para sacártelo, pero cuando está en otros órganos, no podés hacer nada.
Hay mucha gente que le llama a esta enfermedad: el cáncer que no mata. Y es justo por eso, porque se puede esparcir a otras partes del cuerpo. A mis 27 años, ya tengo dos cirugías, tres succiones de quistes de endometriosis y he pasado por tratamientos de menopausia inducida para controlar un poco el endometrio. Es poco probable que pueda tener hijos.
Lo que me preocupa es que hemos detectado un patrón de formación de quistes cada seis meses. Y lo complicado es que no me pueden operar tan seguido. A veces me siento como conejillo de indias, porque estoy con mi médico probando qué tratamiento puede funcionarme. Algunas veces tenemos éxitos, otras no.
Además del dolor, esta enfermedad es complicada porque hay mucha incomprensión. Las demás mujeres te ven como alguien débil. La gente no lo entiende. Por eso, yo decidí crear una cuenta en Instagram llamada “Endometriosis Nicaragua”. Este es un espacio donde otras mujeres puedan comentar, preguntar y conocer otros testimonios. También, es una oportunidad para que hablemos del dolor menstrual y dejemos de normalizarlo. Muchas veces el diagnóstico tarda porque nosotras los vemos como si fuera normal.
Voz experta: ¿Qué ocurre con la endometriosis?
La ginecoobstetra nicaragüense, Scarleth Solís, afirma que “la literatura dice que la endometriosis es muy poco común, pero la realidad es que es poco diagnosticada porque es difícil hacerlo», ya que se requiere de una cirugía laparoscópica para tomar una biopsia.
Esta condición, explica, marca definitivamente la calidad de vida de la mujer que la padece. Primero por los intensos dolores menstruales, por las complicaciones internas que causa, como la aparición de quistes endometriósicos en el aparato reproductor femenino, la expansión de tejido en otras partes del aparato reproductor como ovarios, vegiga o intestino; y la reducción significativa de la fertilidad. La sentencia definitiva es que no tiene cura.
“Esta es una de las enfermedades más severas que existen desde el punto de vista ginecológico por los fuertes dolores”, explica Solís.
La endometriosis es una condición provocada en el endometrio, un tejido que cubre la parte interna del útero y sirve para permitir la implantación del embrión. Además, se encarga de alimentarlo hasta que se forma la placenta. Sin embargo, cuando no hay concepción, el endometrio se desprende y se expulsa durante la menstruación. Pero en algunos casos se esparce dentro del cuerpo, formando parches de tejido endometrial. A esto se le conoce como endometriosis.
En algunos casos puede haber quiste endometriosis grandes que crecen alrededor del ovario y lo dejan incapaz de realizar su función. Sí afecta a nivel de la vejiga, puede haber sangrado al orinar y si afecta en la parte intestinal puede haber colitis.
Cuidarse y reconocer las señales que manda el cuerpo
En el endometrio se pueden desarrollar otras condiciones que son tratables si se detectan a tiempo, y para esto son indispensables las revisiones regulares y atender las señales que nos envía el cuerpo.
Algunas de las enfermedades son la hiperplasia del endometrio, que causa un aumento del espesor del este tejido, provocando sangrado fuera del periodo. También está la adenomiosis, que es cuando el tejido endometrial se desarrolla en la pared muscular del útero, y el cáncer de endometrio, como el que enfrentó Francis García.
“Perdí la oportunidad de ser madre”
Mi menstruación siempre había sido normal. No me daba ningún dolor. Sin embargo, a mediados de 2016, tuve sangrados muy fuertes, y después noté que en los días de ovulación, también estaba sangrando. Debido a un quiste gigante y a un tumor benigno a mí ya me habían quitado la mitad de mi aparato reproductor.
En los siguientes análisis me dijeron que tenía otro tumor, pero cuando me operaron no encontraron nada. Yo dejé todo así. En 2018, me volvieron los sangrados. Me dieron un tratamiento y seguí con mi vida. Si hubiera continuado en consulta, a lo mejor lo que siguió no me hubiera ocurrido.
Fue en mayo de 2019 que me diagnosticaron con engrosamiento de endometrio. Eso provocaba que no expulsaba toda la sangre durante la menstruación, así que me mandaron un tratamiento para sacarla. Estaba tratando de quedar embarazada y el médico me dijo que podía lograrlo. Así que mi esposo y yo comenzamos a planear la boda porque yo quería casarme antes de tener al bebé.
Sin embargo, a los pocos días me vino otro sangrado. Pensé que era toda la sangre acumulada que estaba saliendo y no me fui a revisar. El sangrado disminuyó, pero desde entonces no hubo día que no me saliera una o dos gotas de sangre. El doctor decidió cambiarme el tratamiento. El sangrado se volvió fuerte. Tanto que hasta se me bajó la presión. Cuando fui a revisarme, me hicieron un ultrasonido transvaginal y me dijeron que tenía 30 mm acumulados de sangre. Ese día me programaron un legrado.
De esa cirugía me hicieron una biopsia y fue entonces que me diagnosticaron cáncer de endometrio. Pero, lo que más me dolió fue cuando me dijeron que ahora sí, ya no podría tener hijos. Y no es que yo sienta que una mujer deja de ser importante por no tener hijos, no, pero yo tenía la ilusión. Después de eso todo fue rápido, el 28 de octubre ya me estaba operando.
Yo creo que si nos cuidáramos más, atendiéramos los signos que nos manda nuestro cuerpo, no hubiera llegado a un cáncer. A veces sentimos dolor menstrual y damos por hecho que es normal, pero no, no podemos asumir que es normal, ni dejar que el tiempo pase y la señal o el síntoma desaparezcan. El cuerpo te va dando señales y hay que reconocerlas, estar pendientes de estos signos y atenderlos, buscar atención y cuidarnos.