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Nuestra precondición es Nicaragua y nada «bajo la mesa”
Tres de los delegados del sector universitario en las meses de negociación de la Alianza Cívica. De izquierda a derecha: Max Jerez, Alejandra Centeno, Ángel Rocha | Cortesía

Las demandas de los universitarios ante el diálogo: libertad para los presos políticos y retorno de compañeros exiliados. "No puede haber respeto a la autonomía si no hay condiciones democráticas", reclaman

Los estudiantes nicaragüenses solo tienen a un representante, propietario, sentado en la mesa de negociación para reanudar el Diálogo Nacional entre el Gobierno de Daniel Ortega y la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia. Sin embargo, tienen muy claras sus demandas ante la dictadura: la liberación de los presos políticos, la democratización y la justicia, tal como lo han planteado durante las protestas que comenzaron en abril, y como persisten aún desde el exilio, o en la clandestinidad.

Max Jerez, delegado estudiantil de la Alianza Universitaria Nicaragüense y titular en la mesa; Alejandra Centeno, asesora y representante de la Coordinadora Universitaria por la Democracia y la Justicia (CUDJ); y Ángel Rocha, también asesor y miembro del Movimiento Estudiantil 19 de abril, son tres de los universitarios de la Alianza Cívica que estarán presentes en la negociación. Niú conversó con ellos para conocer sus planteamientos y —a pesar de las críticas y la desconfianza que algunos nicaragüenses han expresado contra la negociación— ellos afirman que no habrá nada «bajo la mesa».

“A Ortega se le va a llevar una factura de todo lo que ha cometido y lo que ha hecho a este pueblo, y no estamos dispuestos a negociar si su plan es hacer una negociación de aparente, que fue lo que hizo en el diálogo pasado. Estamos claros a lo que vamos”, dice con firmeza Ángel Rocha.

Los objetivos del sector universitario son los mismos que ha planteado la Alianza Cívica en sus anteriores comunicados. Le llaman “agenda de nación”. Y a pesar que no todos los puntos se han hecho públicos, ellos sostienen que van desde liberación a los presos políticos y hasta el retorno al país de los exiliados, cuya cifra asciende a sesenta mil personas.

“Los compañeros que han salido del país tengan la plena seguridad y confianza de que su regreso estará en la agenda y todas esas garantías se abordarán en estas negociaciones”, agrega Jerez. No obstante, las demandas sectoriales se “plantearán” en el futuro, cuando el país siga la ruta de la democracia, afirman.

Las exigencias del sector universitario

Las protestas de abril estuvieron marcadas por un malestar en el sector universitario que desde un par de años se venía incubando en silencio. La Unión Nacional de Estudiantes de Nicaragua (UNEN), considerada como el brazo partidario del régimen dentro de las universidades estatales, fue emplazada en abril por centenares de jóvenes que exigían elecciones justas dentro de sus recintos y el respeto a la Ley de Autonomía Universitaria (Ley 89). El presidente de UNEN, Luis Andino, es también delegado propietario en la mesa de negociación, pero en representación de la dictadura de Orteg y su esposa y vicepresidenta Rosario Murillo.

Pero estas exigencias no formarán parte, hasta el momento, de la agenda de los negociadores: “No llevamos demandas sectoriales, más que la agenda de nación que hemos mencionado. No puede haber respeto a la autonomía si no hay condiciones democráticas. Un régimen o un gobierno que no tiene respeto por el derecho a la vida no tendrá respeto por una Ley de Autonomía. Nosotros creemos que lo primero pasa por conducir al país a la democracia y ahí será cuando los estudiantes haremos cumplir todas las leyes y la institucionalidad que sea necesaria”, asegura Jerez.

Un estudiante se une a las protestas en agosto ante la amenaza de reducir el seis por ciento constitucional de las universidades públicas. Franklin Villavicencio | Niú

Alejandra Centeno considera que las demandas de la comunidad universitaria pueden trabajarse “en paralelo” a la agenda de democracia y justicia. “Como bien se ha dicho que no hay un plan sectorial, los grandes ejes de justicia y libertad abarcan también a los estudiantes”, reitera la asesora.

“Suspicacias” por la negociación

Desde la divulgación de una reunión entre el “gran capital” nicaragüense y el régimen, diversos movimientos cívicos manifestaron recelo ante la reanudación de una mesa de negociación. A los días, la Conferencia Episcopal y la Alianza Cívica anunciaron que “el intercambio” entre la Alianza Cívica y el Gobierno iniciaría el 27 de febrero, pero entre algunos nicaragüenses aún hay suspicacia.

También el Comité de Pro Liberación de Presos Políticos y la Asociación Madres de Abril, demandaron ser tomados en cuenta en estas negociaciones, pues son familiares directos de víctimas de la represión. Sus exigencias se centran en tres aspectos: la liberación de los presos políticos, el cese a la represión y una salida a la crisis.

Hay muchos sectores que tienen evidentes dudas en este proceso, sobre todo en la capacidad de Ortega de cumplir con acuerdos de negociación, pero nosotros confiamos en que hay que definir primero el papel de los facilitadores y los garantes adecuados que hagan este rol con eficiencia y que garanticen que se lograrán acuerdos pertinentes que logren una salida pacífica”, expresa el titular de la ACJD.

Y si esto no sucede, como la población lo espera, Alejandra Centeno afirma que ella y la CUDJ dejarían la mesa.

“Si no hay verdadera voluntad política ni condiciones a la altura del proceso histórico que estamos viviendo, estamos listos para levantarnos de la mesa. Esta es la postura de la CUDJ”, agrega por su parte Centeno.

Los estudiantes reconocen que son escrutados por la sociedad “autoconvocada”, pero piden un “voto de confianza”. “No hay un intento de lograr un acuerdo debajo de la mesa. Hemos sido claros en la agenda que llevamos y que incluye la libertad de los presos, la democratización y justicia”.

Las críticas a los delegados estudiantiles no terminan ahí. También han sido tachados de ser “piezas de la empresa privada”. Pero ellos recalcan que son “autónomos” y pueden expresar sus puntos con libertad. “Es una manía de la cultura nicaragüense que como nos miran con el gran capital nos dicen que nos vendimos, que hicimos un pacto… Deberíamos de quitar ese concepto”, comenta Ángel Rocha.

¿Precondiciones en la negociación?

Otras de las exigencias de la sociedad civil fuera de la Alianza Cívica son las “precondiciones” que “deberían establecerse antes de cualquier mesa de negociación”. Para diversas voces, nunca ha existido un escenario idóneo —ni voluntad política— para dialogar con el régimen. Esto lo ha reconocido la misma Alianza Cívica.

“Por las muertes y por los presos no podemos poner precondiciones que retrasen el proceso. Debemos sentarnos a la brevedad para acordar el marco de nuestra negociación. Aquí nuestra precondición es Nicaragua y nuestro compromiso es con los presos, la justicia y la libertad”, apunta Centeno.

Madres de abril exigen en un plantón justicia por sus familiares asesinados. Carlos Herrera | Niú

Pero la expectativa ha superado a los hechos. Mientras la Alianza Cívica dio a conocer su postura y ha pedido confianza en el proceso, el régimen de Daniel Ortega calla y mantiene desplegado un fuerte contingente policial, a la espera de paliar cualquier muestra de rebeldía de los manifestantes opositores.

Incluso, la vicepresidenta Rosario Murillo mencionó en su alocución diaria del mediodía que “será una semana trascendental”, pues se espera entablar un encuentro con “empresarios”, haciendo énfasis siempre en la crisis económica y no en el agudo escenario político que vive Nicaragua desde el pasado abril.

Los estudiantes también tienen una postura al respecto: “Aquí no es un problema económico lo que sucede en el país, lo que hay es un grave crisis sociopolítica. Como jóvenes buscamos una vía pacífica urgente para que salgamos de esta crisis sociopolítica”, sentencia Rocha.

El jueves 28 de febrero, la Alianza Cívica tendrá otra reunión con los delegados del Gobierno. Una de las exigencias de parte de la población hacia los negociantes es que se revelen los doce puntos que han planteado las partes. Hasta el momento, el régimen aceptó nueve de ellos y tampoco se conoce en qué consisten.

Max, Alejandra y Ángel se muestran convencidos en que están en la ruta correcta, pese a la presión que también cargan. Hace once meses cursaban carreras universitarias y ahora están inmersos en maratónicas reuniones con expertos en temas de negociación. Tampoco consideran que el pasado diálogo fue un error, pero sí admiten haber aprendido unas cuantas lecciones.

“Detrás de nuestras espaldas está un pueblo enardecido que exige justicia y libertad, y el compromiso es grande para los jóvenes”, reafirman.