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“Ford v Ferrari” compiten en una carrera “Contra lo Imposible”

Ford V Ferrari

El amor por la velocidad es el combustible de la nueva película de James Mangold. Después de armar un ‘western’ alrededor de Wolverine en “Logan” (2007), contempla a dos héroes deportivos de la vida real. Carroll Shelby (Matt Damon) y Ken Miles (Christian Bale) encarrilaron a una emblemática empresa norteamericana hacia una victoria simbólica. La capacidad de correr los define, pero no es fácil ejercer esta vocación. Al principio de la película, Shelby debe dejar de participar en carreras por culpa de una condición cardíaca. Miles es una doble amenaza, como piloto y mecánico, pero su temperamento volátil le impide avanzar profesionalmente.

La película nos pone al día con la historia: después de que los ‘baby boomers’ compraran sus carros, la industria automovilística se enfrentó a un bache. Las ventas cayeron, y Ford fue una de las que más sintió el golpe. Lee Iacocca (Jon Bernthal), el vicepresidente, cree que la marca necesita apropiarse del ‘glamour’ de los europeos. Cuando un intento por comprar Ferrari resulta infructuoso, los ejecutivos deciden darle una lección a los continentales. Apuntan a destronar a los italianos en Le Mans. Shelby y Miles son el equipo que puede convertir ese sueño en realidad.

El momento es ideal para Miles. Corre sin pensar en los patrocinadores, y maneja su taller sin darle cuentas al fisco —Caitriona Balfe busca nuevos ángulos en la esposa imposiblemente comprensiva—. Los hombres se aprestan a construir y probar el Ford GT40, un bólido hecho a la medida para triunfar. No será fácil. Antes de siquiera poner un pie en Francia, tendrán que sortear obstáculos como los límites de la física, sus personalidades conflictivas, y la interferencia de los ejecutivos —Leo Beebe (Josh Lucas) es el villano designado—.

La trama permite a la audiencia norteamericana volver a disfrutar de una buena dosis de excepcionalismo, en parámetros políticamente correctos. Que Miles sea británico solo fortalece el argumento de que “solo en América” un alma libre como él puede darle rienda suelta a su talento. La fotografía de Phedon Papamichael es un sueño californiano. Pareciera que el sol acaricia la piel de los actores aún en las escenas nocturnas. El arco narrativo es predecible, pero la experiencia sensorial es irresistible. Hay suficientes sesiones de entrenamiento, retos y competencias como para que los el editor y los ingenieros de sonido se luzcan poniéndonos en el asiento del conductor. En momentos como estos, “Ford v Ferrari” funciona como una experiencia visceral. Es una atracción de feria, en el mejor sentido de la palabra. Tiene que ‘escucharla’ en el sistema de sonido del cine.

Damon y Bale tienen química, hacen gala de una camaradería invocada sin esfuerzo aparente. Sin embargo, la película le pertenece a Tracy Letts, interpretando a Henry Ford II.  Ante la última escaramuza para sacar a Miles del equipo, Shelby trata de persuadir al dueño sobre porqué el inglés mercurial es el único hombre para el trabajo. Después de encerrar en su oficina al Leo Beebe (Josh Lucas), monta al magnate en el prototipo del GT40 para darle una probada de su propio vehículo, llevándolo a correr por las pistas del aeropuerto. En las escenas promocionales, se usa un fragmento de la escena por efecto cómico. En la película, la escena completa es una montaña rusa de emociones. Empezamos con el golpe cómico de ver al abrasivo millonario despojado de su poder, sometido, un humano a merced de la velocidad. El horror y la emoción cruzan su cara. El registro cambia al final. Terminado el paseo, dice con la voz cortada: “Ojalá mi padre hubiera vivido para ver esto. Sentir esto”. Experimentar las fuerzas que su piloto debe domar, ablanda su orgullo. Letts sienta las bases de este momento a lo largo de toda la película, construye la férrea coraza del titán de la industria, solo para abrir una rendija por donde brilla su humanidad por unos cuantos segundos.

Ojalá «Contra lo Imposible” tuviera más momentos de gracia como ese. Esta claramente orientada al público adulto, poco servido por la taquilla comercial, pero se pierde de vista cuando llega a la meta final. Quizás la mejor manera de experimentarla, es viéndola a la edad de Peter (Noah Jupe), el hijo de Miles. Es un niño de unos 12 años, aún demasiado inocente como para creer en los límites de su padre, y los de la realidad.

“Contra lo Imposible”
(Ford v Ferrari)
Dirección: James Mangold
Duración: 2 horas, 32 minutos
Clasificación: (Buena)