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Gracias y adelante, Chenita

despiden a Azucena Castillo

Azucena Castillo | Tomada de Facebook

La primera vez que vi a Azucena Castillo fue en el Curso de Inducción que deben pasar los alumnos de nuevo ingreso en la Universidad Centroamericana (UCA). Mi profesor era el maestro Silvio Sirias y, durante nuestro primer o segundo día como estudiantes de Comunicación Social, nos llevó a un sótano situado en un extremo del campus, una cuevita que para muchos se convertiría en hogar: Radio Universidad. Pasamos por la recepción decorada con pinturas y entramos en la pequeña cabina. Ahí, apretujados, mientras unos cuchicheaban y otros jugueteábamos con el viejo y gracioso teléfono naranja que estaba sobre la mesa de los locutores, entró ella con su inseparable sonrisa y su amigable voz: la directora de la RU, la que nos abrió las puertas de la radio, la mujer que ya tenía nivel de leyenda en la UCA, la Chena.

Me impactó tanto tu actitud, Chena, que en los días siguientes empecé a llegar a la radio, ese espacio físicamente reducido, pero que era un mundo en sí mismo y me conquistó encontrar a los muchachos y muchachas entrando y saliendo tan animados, ver la actividad en cabina, percibir la energía en el ambiente. Y quise ser parte. Fui a tu oficina, conversamos y, a pesar de que era recién llegada, me diste una oportunidad: creamos un segmento para el programa matutino de la RU. Yo acababa de cumplir 17 años, estaba obsesionada con el periodismo y los periódicos y consideraba tener una terrible voz y peor dicción, pero vos me apoyaste y confiaste en mí. Así nació “Génesis en la radio, celebrando la vida”. Y como esta historia deben haber un montón más.

Hoy leo con dolor la noticia de tu salida de Radio Universidad y solo puedo decir que la RU se queda sin alma. Seguro dirás que no, que el alma hemos sido quienes pasamos por esa cabina diminuta o quienes ya trabajaron en un edificio nuevo, amplio y digno de un proyecto y una escuela vital como la RU, sin embargo cuando uno piensa en Radio Universidad, la imagen inmediata es la de la Chena Castillo, esa líder comprometida, entregada y apasionada que no titubeaba en recibir a quienes pensaban distinto, a los diversos, a los alocados, a los soñadores, a los enamorados de la música, del arte, de los deportes, del periodismo, una persona positiva hasta en los peores momentos y dolores, alguien capaz de transmitir esperanza y entereza aún estando rota por dentro.

¿Sabés, Chena? Siempre imaginé que cuando te retiraras de Radio Universidad, quizá ya algo mayor, habría un gran homenaje para vos, con las autoridades universitarias reconociendo tantos años de amor a la camiseta, de lucha incansable por la Universidad y por la Radio, de empeño en llevar en alto la bandera de la libertad; con tu adorado Festival Eco Joven estableciendo un premio con tu nombre, con chavalos y no tan chavalos dando su testimonio acerca de tu relevancia en su desarrollo laboral y personal y claro, con una buena bailada al final, con música de tu Chayanne y tu esposo Luis Miguel. Pero no fue así. Y sin embargo, conociéndote, sé que lo mejor está por venir, sé que volverás a estar ante un micrófono, que volveremos a escuchar tu inconfundible voz al aire y que seguirás abriendo espacios y mentes y lo digo porque estoy clara de una cosa: sin radio, no hay Chena y sin Chena, no hay radio.

¡Gracias por todo y adelante, Chenita!


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