Aunque mi vida sin trigo, cebada y centeno es bastante buena y feliz, este es mi grito, como persona sensible al gluten, para los negocios de comidas en donde suelo sufrir más por no poder comer este alimento.
Bueno, no es que no pueda, no debo, según les cuento acá, porque, por si no lo sabías, hay muchas razones para evitar el gluten que no tienen que ver con la enfermedad celíaca.
1. Para las heladerías: dejar de comer helado en cono o de acompañarlo con bastoncitos de galleta ha sido muy duro. Donde vivo, no hay opciones de ninguno de los dos para intolerantes al gluten.
2. Para los lugares donde sirven tablas de quesos y fiambres: ¿con qué más va a disfrutar uno una tabla de quesos y fiambres que con pan? Miren, todo bien con el maíz, pero un quesito brie con tortilla maíz como que no. ¡Inviertan en comprar o hacer panes sin gluten! ¡Muchos lo pagaríamos!
3. Para las pizzerías: en Estados Unidos ya muchas marcas de pizzerías grandes se pusieron las pilas y ofrecen masas sin gluten. ¿Por qué por este lado no ha pasado? Solo algunos lugares de especialidad lo hacen y son realmente pocos. ¡Queremos pizza!
4. Para los perrocalenteros y/o a los productores de pan para perros calientes: porque comer salchicha con salsas y toppings es otra cosa, NO ES un perro caliente.
5. Para los cafés: las reposterías a base de otras harinas que no sean de trigo son viables, muchas de ellas hasta económicas. Se pueden hacer dulces o saladas y, usualmente, las harinas alternativas que se usan apoyan a pequeños emprendimientos locales. No estoy pidiendo strudel sin gluten. Con una galletita o un quequito me conformo.
Odio sentirme “especial” por causa de esta restricción dietética debidamente diagnosticada, pero amaría que la industria se acompasara con un nicho que es cada vez más grande y no solo por moda o por hacerse fit. Mi grito es para ellos.
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